La felicidad es uno de esos bienes intangibles que contribuyen a mejorar la vida espiritual de los seres humanos. Para la mayoría de las personas, ser felices pasa, en primer lugar, por vivir en una sociedad donde la pobreza y la desigualdad sean cosas del pasado, y donde el desarrollo de la economía esté sustentado sobre una relación armónica entre la naturaleza y la industria, de forma tal que no sea agredido el medio ambiente.
Según la Wikipedia, “desde el 2013, las Naciones Unidas han celebrado el Día Internacional de la Felicidad como reconocimiento del importante papel que desempeña la felicidad en la vida de las personas de todo el mundo”.
La propuesta de tal festividad, explica Wikipedia, surgió “Gracias a una iniciativa del Reino de Bután, que considera la Felicidad más importante que el Producto Interno Bruto. El 28 de junio de 2012 la Asamblea General de las Naciones unidas, en la Resolución 66/281, publicada el 12 de julio, decide proclamar el 20 de marzo Día Internacional de la Felicidad.
Por tal motivo, invitamos a todos los lectores a mirarse por dentro, a sus vecinos, su entorno, y pensar como pueden contribuir a mejorar la calidad de vida de quienes le rodean. Bien puede ser sembrando un árbol, ayudando a un anciano o un impedido físico a cruzar la calle, en el embellecimiento del barrio, contribuyendo a la reconstrucción de la ciudad, o mediante cualquier otra acción que contribuya al bienestar de las personas. A fin de cuentas, hacer el bien a los demás, sin que medie interés económico o de otro tipo, sino simplemente por el hecho en sí de ayudar, contribuye a la felicidad tanto de quien realiza la acción como de quien la recibe.
En este día, regálele a las personas una sonrisa y lo mejor de sí. Pero mucho más importante aún, haga de ese acto, una norma de vida. Así estará (estaremos), contribuyendo a hacer más felices a quienes nos rodean, y por ende, a uno mismo.