Tras casi tres meses, por fin este lunes, el Licenciado Yuniel Ramos Otaño, volverá a pisar suelo cubano. Yuniel, quien es graduado en enfermería, formó parte de la primera brigada médica cubana que prestó colaboración en Lombardía, Italia, en momentos cuando la COVID-19 hacía estragos entre la población local.

En Cuba dejó amigos, familiares, su esposa, y el más grande de los tesoros: dos hijas pequeñas. Partió a enfrentar un virus para el cual, aun, no existe vacuna. Pero lo hizo consciente de la importancia de su trabajo, y de que sus niñas quedaban bien protegidas, bajo el amparo de su esposa Sairis Fuentes Fuentes, quien se graduó de enfermería en el mismo año que él.

Para conocer un poco más sobre la vida de Yuniel, nos trasladamos hasta su casa, en Cuatro Caminos, municipio de Cotorro. Allí fuimos recibidos por su esposa, quien se encontraba acompañada por sus hijas Mélody Ramos Fuentes, de año y medio, y Melisa Ramos Fuentes, de 10 años. De esa forma conocimos que aún cuando se conocían desde la secundaria, no fue hasta un año después de graduarse como enfermeros, que comenzó su historia de amor, una historia que ya cuenta con 14 años de vida.

LAS TRAVESURAS DE MELISA

Sairis Fuentes Fuentes, esposa de Yuniel Ramos Otaño, acompañada por su hija Mélody Ramos Fuentes Foto: Oscar Alvarez Delgado

Melisa Ramos, quien es una buena conversadora por teléfono, pareció impresionarse ante las cámaras y apenas quiso hablar. Pese a ello, logramos saber que está en cuarto grado, y que, en cuanto a las teleclases, al parecer les juega algo de cabeza, porque “ya eso es repaso”.

Como buena abogada, al preguntarle sobre su hermanita, dice que a veces se porta bien, otras mal, y a veces regular. Suerte para ella que Mélody, con apenas año y medio, no puede defenderse, pues hasta la invasión de juguetes que reina en el cuarto de las niñas resulta ser culpa de la más pequeña, la cual también “duerme muy mal” y además es “la que quema”.

Melisa, quien supimos es “uña y carne con su padre” duda sobre qué va a hacer cuando este regrese a casa, aunque dejó en claro, no piensa dormir en su cuarto, y mucho menos, organizarlo. Así que los juguetes seguirán reinando en esos predios.

CONTIGO EN LA DISTANCIA

Yuniel Ramos Otaño y Sairis Fuentes Fuentes celebrarán el 18 de junio 11 años de matrimonio, solo que en esta oportunidad lo harán desde la distancia que impone la permanencia de Yuniel en el Centro de Aislamiento Epidemiológica en el que permanecerá desde este lunes. Mas, no es esta la única vez que ellos celebran una buena noticia, o comparten una mala, desde la distancia.

Ramos Otaño es de esas personas que están dispuestas a ir donde más falta hagan, de ahí que varias veces se ha enterado en el extranjero, de lo que pasa en su casa. Así sucedió cuando su esposa quedó embarazada de la pequeña Mélody. En ese momento él se encontraba de misión en Guatemala, de donde, al momento de partir hacia Italia, hacía apenas cerca de un mes había llegado.

Sairis comenta que: “yo me pasé dos años sola. El parto de Mélody él no lo pudo vivir, casi hasta el año estuve solita con ellas dos. No llevaba un mes en casa, cuando me dijo que tenía que irse. Tenía el temor lógico de las situación a la que se iba a enfrentar y al mismo tiempo la tranquilidad que ya anteriormente se había enfrentado al évola, y sabía las medidas que debía tomar.”.

Las lágrimas se agolpan en su rostro cuando recuerda las conversaciones que sostiene por teléfono. En esos momento ellos hablan de todo, desde el trabajo en el lugar donde se encuentran, hasta como van las cosas por la casa.

“Cuando él está aquí yo le dejó la cocina. Ahora mismo, comenta sonriente, lo estoy esperando para dejársela. La hora de los aplausos es sagrada, la chiquitica grita siempre en ese momento para que aplaudamos.

Ahora, cuando la distancia se reduce, y solo 14 días les separan del añorado reencuentro, crecen las tensiones para Yuniel, Sairis y sus pequeñas. Saber que a partir de este lunes estará en Cuba y que pese a ello no lo podrá abrazar, es probablemente la prueba más fuerte que tengan que pasar. Una prueba que le llevará a celebrar su aniversario de bodas alejados, pero con la convicción de que el deber se cumplió. Y en el largo camino que han recorrido, un papel fundamental lo tuvo el amor. Ese que les ha obligado a verter lágrimas en cada desencuentro y regalar risas en cada retorno, y que dejó para el momento del adiós el saludo de la pequeña Mélody, quien tras estar callada decidió enviarle un beso a su padre.