“Entregados al trabajo,
no hay manera de que la pena nos venza”
José Martí
A través de la línea telefónica resulta perceptible el agotamiento de quien llega al hogar después de una intensa guardia de trabajo en el Hospital Docente Clínico Quirúrgico Doctor Miguel Enríquez (Antigua Benéfica), ubicado en el municipio habanero de Diez de Octubre y que atiende una población de 650 000, equivalente a la densidad de habitantes de una provincia cubana.
El también jefe de las unidades quirúrgica y de cirugía laparoscópica y reconocido innovador, accedió a compartir algunas de las razones que le llevaron a buscar alternativas de protección frente a la COVID-19.
-Tenemos información de que usted con un grupo de médicos está realizando protectores antivirales e incluso concibió una caja protectora para colocar en los pacientes que se someten a anestesia general y lograr una mayor asepsia ante el posible de contagio con la COVID-19, en una sala quirúrgica. ¿Puede darnos detalles?
-Desde que se inició la etapa de lucha contra el coronavirus, comenzamos a producir caretas protectoras con el objetivo de proteger al personal del salón de operaciones y otras áreas de riesgo del hospital. Se han producido más de 30, todas con recursos propios. En cuanto a la caja protectora de acrílico, con un sistema de aspiración continua para mayor seguridad, debo agradecer la ayuda de dos trabajadores por cuenta propia: Pablo Enrique Gil y José Obregón Pupo; así como del doctor Didier Fernández Rivas, anestesiólogo. Es un recurso que concebí con el objetivo de utilizarlo en el ambiente de los salones de operaciones.

“Estas cajas protectoras cuestan en el mercado internacional entre 90 y 250 dólares estadounidenses. Estuve motivado por la necesidad que estimula el ingenio y la creatividad; pero, sobre todo, el compromiso de proteger a nuestro personal de la salud que labora en las unidades quirúrgicas, eso hizo posible la materialización de esta idea.
“Hemos presentado varios trabajos en el fórum de innovación y racionalización desde los niveles de base, municipal y provincial. El año pasado obtuvimos un premio relevante por un trabajo sobre la colecistectomía (extraer una vesícula biliar enferma) sin clips; o sea instrumentos reutilizables para procedimientos abiertos y endoscópicos, gracias al uso de un bajanudos laparoscópico que fabricamos y ahorra al país entre 50 y 100 dólares estadounidenses, que es el costo de cada unidad adquirida en el mercado exterior.
“Igualmente nos premiaron un trabajo sobre un simulador para la realización de la traqueotomía percutánea y un dispositivo de teflón para su realización. En nuestro hospital se han realizado más de 250 operaciones por mínimo acceso y se han realizado 22 operaciones de urgencia, incluyendo –por ejemplo- apendicectomías, folículo hemorrágico roto y embarazo ectópico no complicado y operados por esta vía. Es la búsqueda constante de soluciones instrumentales porque somos un país bloqueado y siempre hemos tenido dificultades para adquirir las piezas de repuesto e instrumentales de uso médico”.
-¿Cómo es posible alternar su profesión de médico, cirujano, profesor auxiliar y Licenciado en derecho, en función de la salud?
-Primero te hablaré de mi profesión como médico. Me gradué en 1989 y ¡ya son 30 años! Egresado del segundo contingente de Ciencias Médicas Doctor Carlos J. Finlay, en el Hospital Clínico Quirúrgico 10 de Octubre. Puedes imaginarte toda una vida ejerciendo la Medicina y, sobre todo, siempre dejan huellas profundas -en tu condición de ser humano-, las etapas de colaboración médica internacionalista.
“Todo el personal de salud que sale al exterior debe cumplir un período de preparación y estudios. Así fue cuando realicé una misión, por ejemplo, en Zambia (desde 1990 hasta 1992). Fue una experiencia inolvidable. El contraste de una nación rica en recursos materiales con la gran pobreza de la población, las condiciones del hospital…, pero sobre todo conocer la nobleza y humildad del pueblo zambiano resultó algo que nos impactó.
“Aún recuerdo algunas frases en el dialecto bemba y jamás olvidaré las cesáreas que hice solamente con la ayuda de un compañero: el Doctor Julio Santoyo, bajo la iluminación de una bombilla de 60 watts. Afortunadamente siempre todo salió bien, los enfermeros y médicos locales hacían elogios -no exclusivamente para nosotros-, sino también a Cuba, porque hay algo que se “pierde” cuando sales a una colaboración de trabajo médico en nombre de nuestro país, es que pierdes tu nombre y a partir de ese instante eres Cuba y te recordarán como eso siempre.
“A mi regreso comencé la especialidad en Medicina General Integral y, una vez concluida, hice la residencia en Cirugía General integral. Fueron 4 años intensos, que al terminar, me posibilitó asumir la responsabilidad de coordinador de trasplantes, labor que realicé hasta el año 2003, en que inicié los estudios de maestría en urgencias médicas y para obtener mi plaza como profesor auxiliar del departamento de Cirugía, en la facultad del hospital donde laboro”.
-¿Por qué y para qué crear una Cátedra de derecho médico?
-La idea me rondaba desde que, en 2005, matriculé en la facultad de Derecho de la Universidad de La Habana. Todavía recuerdo la cara de la secretaria que realizaba los trámites de rigor para el ingreso y pedía el certificado de 12 grado u otro título universitario. Le llevé el de Cirujano y su expresión fue algo de asombro.
“Debo confesar que fueron años duros y de sacrificios, pues -aunque estudiaba con el ingeniero naval Eduardo Albertu Fernández, un compañero de características excepcionales para el aprendizaje, extremadamente organizado y bien preparado; no pocos sustos recibimos antes de vencer el examen estatal en Derecho penal.
“La Cátedra de Derecho Médico la fundamos el 28 de enero, en homenaje al Héroe Nacional, José Martí, con el objetivo de divulgar esta disciplina entre médicos y abogados. Contó con el apoyo del Dr. Jorge González Pérez, miembro fundador de la Sociedad Cubana de Medicina Legal y la Dra. Martha Prieto Valdés, vicepresidenta de la Sociedad Cubana de Derecho Constitucional y profesora titular de la Universidad de La Habana. Ambos son los presidentes de honor de nuestra Cátedra.
“Derecho y medicina son inseparables el uno del otro, su vínculo diario es invisible para muchos, y cada día hay nuevos retos para estas especialidades. Puedo argumentar con un precepto martiano: Es la medicina como el Derecho, profesión de lucha, se necesita un alma bien templada para desempeñar con éxito ese sacerdocio, el contacto con las diarias miserias morales y materiales, el combate con la sociedad y con la naturaleza, hacen mal a las almas pequeñas, mientras que es revelación de cosas altas en almas altas y hermosas.
-¿Entonces entre su vocación por la Medicina, y el Derecho, desde el punto de vista del ejercicio profesional práctico, no hay conflictos?
-Reitero que no existen conflictos, más bien no hay medicina sin derecho y no hay derecho sin la medicina. Son complementarios desde que se hace un consentimiento informado al paciente, elemento que es la cara visible del derecho médico hasta el tema de la responsabilidad médica, tan estudiado en nuestros días. Por supuesto, ocurren muchas otras cuestiones que son renovadas, por la práctica diaria y la adquisición de nuevas tecnologías”.
-¿Alguna influencia familiar en sus dos profesiones?
-Mi padre era un simple estibador, hijo de españoles, militante de la Joven Cuba, organización fundada en 1934, por Antonio Guiteras Holmes y, posteriormente, militante del Partido Comunista de Cuba. Es mi ejemplo y el que también siempre estaba generando ideas; quizás es de ahí que adquirí el gen de innovador o creador que tengo.
-¿Su motivación para enfrentar y vencer el agotamiento de jornadas intensas de labor sin dejar de crear?
-Mi esposa Martha López Leal es la que me empuja y motiva cuando aún cansado de la guardia médica, me convence en la necesidad de hacer algo o escribir algo. Sin ella nada hubiese sido posible, es realmente un motor impulsor y siempre cuando hay un resultado de mi labor, esta ella presente, por su dedicación y sacrificio.
-De la disciplina social frente al COVID-19 y las críticas mediáticas del enemigo de la Revolución y el pueblo cubanos, ¿Cuáles son sus consideraciones?
-Bueno en cuanto al momento que vivimos le diré que esta pandemia nos ha servido de mucho sobre todo a pensar en la efectividad de las medidas que ha tomado el Estado para contener y vencerla. Algunos, han criticado algunas de estas medidas; pero los resultados hablan por sí solos: somos una de las pocas naciones del mundo donde el aplanamiento de la curva de contagios, fue más evidente.
“El aplauso de las 9 de la noche, es la mejor respuesta a quienes pretenden imponer el silencio mediático de los resultados de nuestro país. Es, por demás, el mayor regalo de los cubanos a los médicos y trabajadores de la salud y es también la responsabilidad individual la que permitirá mantener las cifras de contagios de Covid-19, en el nivel más bajo posible”.
Además de ser un excelente cirujano e innovador es muy emprendedor ,para él no existen obstáculos a la hora de cumplir con la tarea ,,es un ser humano especial ,muy sencillo y jaranero ,ejerce esa hermosa profesión con mucho amor y cariño ...ante hombres como él hay que quitarse el sombrero .
De Bode, mi saludo, respeto y admiración!!!! Tuve el honor de trabajar con Usted hace muchos años, desde entonces supe que su carrera apenas comenzaba y que llegaría a ser un exitoso médico ( aunque no imagine que abogado también). Muchas, pero muchas Felicidades y se que sus pasos seguirán por caminos de éxitos y triunfos!!!
Muchas gracias al periodista Raul San Miguel..por dedicarle tiempo a los profesionales de la Salud..y en particular a esa merecida entrevista al Doctor Adan Bode Sado..Muchas gracias!!!!!
Tengo la dicha de conocer a este gran médico cirujano y es excelente ser humano con grandes conocimientos que con mucho amor pone en práctica donde se necesita.
Es un gran hombre , buen compañero ,sabio profesor y sobre todo un buen cirujano , es un orgullo que esté sirviéndole a la comunidad , te queremos mucho Dr Adam Bode .