A las cinco de la mañana, ya Rosa María Loaces Gutiérrez, delegada del consejo popular 4, Ampliación de Almendares, arriba a la tienda de su barrio, sita 84 entre 7ma. y 9na., en Playa. Lo hace diariamente y

siempre con la misma disposición de ayudar a que todo marche sin contratiempos.

Las señaléticas en el piso mucho ayudan a mantener la distancia establecida. Foto: Carlos Pérez

“Hay mucha estabilidad en el horario. Mira, recientemente ante una demora de tres minutos pasadas las 9, fuimos ante el público y pedimos disculpas. Eso es respetar al cliente”, considera la delegada.

Carlos Alburquerque, presidente del movimiento del Fórum de Ciencia y Técnica en el territorio, también da su apoyo en esta y otra unidad de la localidad. “Aseguramos que las personas cumplan lo establecido, mantengan la distancia, y cuando algún producto se está agotando de los anaqueles lo alertamos para que si hay en existencia se coloque lo más pronto posible, en aras de impedir demoras innecesarias; también el día que hay pollo se habilita una tercera caja”.

Quizás por esto Félix Revilla, quien vive distante pero tiene auto, se dirige hasta el lugar “donde encuentro buen servicio y organización”. Algo similar opina Yanaisa Quintero, convencida de que no pocas veces la indisciplina del público es lo que empaña el buen hacer.

Playa cuenta hoy con un grupo integrado por 140 organizadores de colas; un número importante son cuadros del Gobierno, además de representantes de las organizaciones de masas y delegados de los consejos populares.

A juicio del intendente del Consejo de Administración Municipal, Raúl Macías Sánchez, se trata de una fuerza necesaria, máxime por ser una localidad con más de cien unidades pertenecientes a todas las cadenas, como Tiendas Caribe, Cimex, Palco…."Esto nos caracteriza como uno de los territorios de la ciudad con mayor concentración de tiendas; de hecho, en varios de nuestros 8 consejos populares, hay ubicadas entre 3 y 4", indicó.

Las señaléticas en el piso mucho ayudan a mantener la distancia establecida. Foto: Carlos Pérez

La misión fundamental de los organizadores es entregar el ticket y reclamar la distancia entre clientes; también si hay pollo o determinado producto de alta demanda, informar al público que la cantidad en existencia da para tantas personas y con ello contribuir a evitar aglomeraciones.

Para los directivos de las unidades este acompañamiento resulta muy positivo. “El pueblo necesita adquirir sus alimentos y artículos de primera necesidad, pero con orden y disciplina”, reconoce Ariel Hernández, jefe de piso de 7ma. y 84, quien explicar cómo han reajustado aspectos a favor de que fluya el paso de las personas por la instalación, donde también ha sido esencial el apoyo de la PNR y del Ministerio del Interior.

La gerente Idania Monzón Calderín dice sentirse muy apoyada por todo este equipo que ya se ha hecho familiar en el Complejo Las Terrazas, de 7ma. y 32. El bodegón, que forma parte del complejo, es realmente pequeño, y no se deja hacer valer lo indicado a favor de resguardar a su público. “Hay una estrecha comunicación y se trabaja para que llegue con claridad la información de los productos a la venta; también ante cualquier eventualidad conversamos entre todos y adoptamos  las decisiones precisas, sobre qué se va a vender, cuántas personas van a entrar, la cantidad de turnos que serán dados en el día…”.

Desde que comenzó la batalla contra la COVID-19, a Denise Bustamante Vélez, asesora del Gobierno municipal, puede vérsele cada día en la céntrica tienda Almendares, sita en 41 y 42. El recién estrenado gerente Reinier Corrales Reyes, agradece la función de quienes como ella ayudan a a la buena marcha de las jornadas.

“Escaneo los carné de identidad y a quien veo muy seguido se lo hago saber. Hay coleros, revendedores, y les advierto que no pueden pasar mucho por mi escaneo. Aquí muchas personas suelen ser bastante indisciplinadas y comprendo que estamos pasando por un momento crítico pero debemos hacer lo establecido”, sostiene Denise.

Según el criterio del cliente Orlando Delgado, “lo que más afecta en las tiendas es el desorden generado por aquellos que llegan, marcan para varios y un poco más atrás vuelven a hacerlo; entonces si eras el 4 pasas a ser el 104”, dice visiblemente molesto, tras considerar que “si hay un personal para organizar la cola, este debe estar más atento a esa realidad que tanto afecta a quien viene a hacer las compras para su casa”.

De acuerdo con su esposa Tania Mederos sería muy provechoso hacer señalizaciones en el piso, pues facilita guardar la debida distancia. “Aquí en 41 y 42 hay marcas en el exterior, pero no dentro”, comenta.

La cola es organizada en las afueras de la tienda Almendares, en 41 y 42 Foto: Carlos Pérez

Mientras no existan esas señaléticas, bien valdría una acción más enérgica por parte del personal de apoyo que labora dentro de la unidad. El día de la visita de este equipo de prensa se vieron clientes muy cercas unos de otros en las filas.

Igualmente, y pese a que por todas las cajas registradoras pueden pasarse los productos, como ha estipulado la dirección de la tienda para viabilizar la comercialización, solo en las dos correspondientes al expendio de los cárnicos se concentraba el público. Mientras tanto, las ubicadas justo a la salida de la instalación permanecían vacías por varios minutos.   

Estos son detalles en los que los ordenadores de colas pueden y deben hacerse sentir más.