Solo el beso de una madre es capaz de espantar el llanto. Impredecible caricia que desborda los ojos de soles y primaveras. Ella guarda en sus manos el rostro cubierto de quien llega en su ayuda, con el amor del hijo esperado. Detrás de la máscara es perceptible la ternura de quien agradece y evoca en este tierno gesto, a quien le trajo al mundo en el corazón de una Isla donde el derecho a la vida no es una quimera, en un planeta hambriento de esperanzas.
Resulta difícil permanecer impasible ante este imagen-regalo de agradecimiento y amor de una abuela lombarda a un médico cubano. Un símbolo para definir la solidaridad como principal aliado de estos ángeles de batas blancas capaces de hacer ver los contornos de la victoria contra la pandemia que aun deja su luctuosa huella por el mundo. Nadie puede negarlo.
Muy bonito y tierno,pero señores así mismo corre el riesgo de infectarse.
Gracias Alejandro por su aguda observación. Es un médico que dentro de la zona roja ha recibido esta manifestación de cariño de su paciente en Lombardía. No se quebró ningún protocolo biomédico establecido, solo el amor expresó su forma de agradecimiento.