Ante la actual situación epidemiológica, los ancianos son el sector más afectado de la población debido a que muchos padecen otras dolencias que los hacen más vulnerables al virus.
Sin embargo, podemos cuidarlos si cumplimos con las medidas que están orientadas, si no permanecemos en las calles, si utlizamos correctamente los nasobucos...
Desafortunadamente, hay quienes actúan como si esta enfermedad no les pudiera afectar en nada y la indolencia está a flor de piel. Pero no quiero ser negativa, pues también he tenido la oportunidad de ver como estudiantes se preocupan por los ancianos, pidiéndoles que no salgan de casa, ofreciéndose para ayudarlos y velar por el estado emocional propio de su avanzada edad.
El 40 por ciento de la población comprendida entre los 20 y 40 años pasan la enfermedad de manera asintomática, incluso pueden ser portadores de la misma y propagarla misma sin saberlo a las personas más cercanas a ellos.
Las cifras, además, nos dicen que solo después de los 40 años se aprecian en un por ciento importante de la población comprendida en esta edad las manifestaciones de los diferentes síntomas que acompañan a este virus, cuyo desenlace en ocasiones es fatal.
Por un segundo, reflexionemos, y no le entreguemos años a la muerte. Salvemos nuestra familia.
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