El mundo frente al COVID-19 fue el tema de la Mesa Redonda de este jueves, en la que su director Randy Alonso anunció que el número de infestados alcanzó hoy el millón de personas en el mundo, y agregó que el epicentro de la pandemia en estos momentos es Estados Unidos.

Las fallas del sistema de salud pública de esa nación quedaron una vez más en evidencia, al igual que la lenta y poca reacción de su gobierno, y donde lo que importa no es el pueblo sino el poder, junto claro está con las elecciones. Contradictoriamente, la aceptación del presidente Donald Trum ha aumentado, a pesar de los errores cometidos por su administración.

Entre los elementos señalados en el espacio radiotelevisivo está el hecho de que para Trum si hay 200 000 muertos sería un buen trabajo, minimizando de esta forma el impacto que en la población pueda tener esta epidemia.

Mientras esos ocurre en la administración del país, en otros Estados ha habido una respuesta correcta, con los recursos que tienen, para contener la enfermedad. Otro elemento analizado es la existencia de ocho millones de indocumentados que no van a tener derecho a asistencia médica alguna, además de que existen otras 300 000 personas sin techo. Los empleos perdidos, así como la posibilidad de que se tengan que aplazar las elecciones presidenciales fueron temas tratados en la Mesa Redonda.

Igualmente se conoció que en hasta un 25 por ciento de los contagiados con el coronavirus en el mundo pueden ser portadores asintomáticos, y se enfatizó en el caso de Europa, donde la situación sigue siendo compleja, aun cuando en Italia se tiene una esperanza, al disminuir las cantidad de muertes con respecto a la semana anterior.

Sobre lo que ocurre en Europa, el politólogo Ignacio Ramonet comentó, vía telefónica, que lo más impactante es lo ocurrido en dos potencias económicas de ese continente, como son Italia y Francia, cuyos sistemas de salud se han visto desbordados por la pandemia.

Apenas un mes después del inicio en esos territorios, no cabe duda que este coronavirus tiene una capacidad de contagio que ha sorprendido a los sistemas sanitarios, agregó Ramonet, quien señaló las diferencias que existen en los sistemas sanitarios de esas dos naciones con respecto al de Alemania, que ha sido capaz de responder con mayor eficiencia.

En otro momento de su análises de la situación actual, Ramonet recuerdó que la crisis económicas del 2008 tuvo en España e Italia un impacto drástico en los servicios de salud, donde miles de camas fueron reducidas, todo ello pese a las protestas que ello generó.

Esto ha traido como consecuencia que no cuenten con mascarillas, alcohol, ni suficientes camas para atender a sus pacientes, al contrario de Alemania, que no aplicó esas políticas de reducción, lo cual demuestra la crisis del sistema económico y político existentes en esas naciones. 

Se reiteró que en Cuba, al cierre de la jornada de ayer, se reportaron 21 nuevos casos, con lo cual la cifra se elevó a 233 confirmados. De los casos detectados la víspera, 20 fueron cubanos y uno procedente de China.

En el caso de la región de las Américas resalta la situación de Ecuador, donde los servicios de emergencia en Guayaquil no dan abasto, los familiares llegan a los hospitales a reclamar los cuerpos de sus fallecidos, y desde hace varios días la cifra de contagiados y muertos en esa ciudad superan el trabajo que pueden hacer los servicios médicos y funerarios.

La situación médica de América Latina es considerada de precaria, sobre ello el intelectual Atilio Morón comentó, desde Buenos Aires, que  “existe una tremenda crisis en el continente, acrecentada por la pandemia, la cual ha sido la gota que derramó el vaso”.

El cierre de las aerolíneas, el sistema hotelero, los cruceros, así como comercios y las tiendas, traen consigo una recesión de la economía, que golpea con fuerza a una economía ya tambaleante, situación  que desembocará en una crisis económica mundial, siendo el neoliberalismo el principal herido por esta realidad.

En medio de toda la tragedia existente en el mundo, Estados unidos amenaza con un cerco naval cerca de Venezuela para "controlar" el narcotráfico en esa zona, en una especie de preparación para un posible ataque a la nación bolivariana, excusa utilizada hace treinta años para la invasión que la nación norteña lanzó sobre Panamá.