Llena tu bañera con agua tibia. La temperatura debe ser agradable y relajante, pero no demasiado caliente para evitar irritaciones en la piel. Agrega la sal: echa entre 1 y 2 tazas de sal marina en el agua. Aceites esenciales: Si lo deseas, puedes añadir unas gotas de aceites esenciales como lavanda, eucalipto o menta para un aroma relajante. Sumérgete y relájate.

Puedes poner música suave o meditar para aumentar la relajación. Permanece durante 20-30 minutos para aprovechar todos sus beneficios. Los baños de sal pueden ayudar a reducir la inflamación, mejorar la circulación sanguínea, exfoliar la piel y eliminar toxinas. Además, son una forma maravillosa de relajarse después de un día agotador.

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