En un universo donde medir en millonésimas de milímetro es la norma, la nanociencia y la nanotecnología han dejado de ser conceptos de ciencia ficción para convertirse en los motores de una revolución tecnológica global. Esta disciplina, que opera a una escala donde el grosor de un cabello humano equivale a decenas de miles de nanómetros, está redefiniendo el futuro de la medicina, la energía, la agricultura y la computación.

En respuesta a este avance mundial, se estableció una Estrategia Nacional de Nanociencias y Nanotecnologías desde 2018, acompañada de un Programa Nacional.

Fruto de una visión que comenzó a gestarse años atrás, se inauguró posteriormente el Centro de Estudios Avanzados (CEA), una institución estratégica que tiene como misión el desarrollo de investigaciones científicas para su empleo en la economía nacional, con aplicaciones en energía renovable, medio ambiente, agricultura, biomedicina, recursos hidráulicos y construcción.

El CEA se concibe como una plataforma abierta y multidisciplinaria, única en el país, que pone tecnología de punta al servicio de la comunidad científica nacional. Su impacto trasciende los laboratorios, como quedó demostrado en su participación en una reciente Feria para la Innovación, donde exhibió el fruto de su quehacer.

La investigadora Eneida Roca López represento a la institución en la Feria por la Innovacion de La Habana Foto: Sheryl Marquez Vega Foto: Sheryl Márquez Vega

La investigadora Eneida Roca López destaca los logros concretos alcanzados por la institución. Entre ellos, figura el desarrollo y la autorización de un nano-sistema de extracción magnética de ácidos nucleicos, un avance crucial que garantizó la soberanía tecnológica durante la pandemia. Este sistema, de alta eficiencia y comparable con los estándares internacionales, se implementó con éxito en los laboratorios de biología molecular del país para la realización de diagnósticos por PCR.

Más allá del campo de la salud, el centro ha extendido la aplicación de la nanotecnología a otras áreas. Uno de estos desarrollos es un nano-sistema de diagnóstico microbiológico rápido de micoplasmas, que reduce el tiempo para obtener resultados de 28 días a solo cinco, posicionándose como una alternativa muy competitiva.

Bioestimulnte nanoestructurado para el aumento de la eficiencia del crecimiento de las raices y la protección antibacteriana de varios cultivos Foto: Cortesía CEA Foto: Sheryl Márquez Vega

En el sector agrícola, presentaron el sistema nanoestructurado Agro 1.1, un nanofertilizante de hierro de alta precisión. Según explicó Roca López, este producto está diseñado para fortalecer el enraizamiento y las propiedades de las plantas. Gracias a su tecnología nanoactiva, permite una mayor elongación de las raíces, mejora la protección antibacteriana, incrementa la tolerancia a la sequía y la salinidad, y, en última instancia, eleva el rendimiento por hectárea al optimizar la eficiencia metabólica de las raíces y ofrecer una resistencia avanzada adaptable a múltiples variedades agrícolas.

La visión del CEA trasciende el laboratorio. Consolidar estas tecnologías permite actualizar procedimientos obsoletos, añadir valor a los productos comerciales y ser competitivos internacionalmente. Para ello, se ha trabajado en la creación de un marco regulatorio y en la formación continua de especialistas, un paso esencial para integrarse en el mercado tecnológico global.

Entre sus proyectos más prometedores se encuentran además el desarrollo de nanopartículas fluorescentes para aplicaciones biológicas y soluciones nanotecnológicas para el monitoreo de la calidad del agua, desarrollados en colaboración con otras prestigiosas instituciones científicas nacionales.

El CEA se erige así como un faro de soberanía científica, demostrando que, incluso en el vasto e intangible mundo de lo nano, se pueden construir soluciones concretas para los desafíos de una nación, llevando la innovación desde el laboratorio hasta los campos de cultivo y los centros de salud.

Sheryl Marquez Vega

Fotos: Sheryl Marquez Vega