El Grupo de Trabajo Estatal Bahía de La Habana (GTE-BH) realizó el taller Susurro del puerto dirigido a fortalecer el vínculo entre la labor periodística y las acciones que día a día desarrollan para recuperar proteger y proyectar el futuro de es ecosistema tan vital y cercano a quienes habitan en la ciudad.
El encuentro, organizado por el GTE-BH, de la Agencia de Medio Ambiente (AMA), incluyó una conferencia acerca del Sistema de Vigilancia Integral de la ciencia de la Bahía de La Habana, en la que Jesús Manuel Beltrán, director de gestión marino-costera del Centro de Investigación y Manejo Ambiental del Transporte (Cimab), expuso las características, fines y resultados generales del Programa de Saneamiento Ambiental de la Bahía de La Habana.
Según explicó, el objetivo del programa es ejecutar el Sistema de Vigilancia Ambiental Integral en la cuenca de la bahía que garantice velar por el cumplimiento de las recomendaciones establecidas en el proyecto del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF, por sus siglas en inglés) para el mejoramiento del estado ambiental de la bahía y su cuenca tributaria.

Beltrán se refirió a los diferentes indicadores para monitorear la calidad del agua, entre estos, los hidroquímicos: oxígeno disuelto (OD), transparencia, temperatura, salinidad, y presencia de diferentes químicos; y sólidos suspendidos totales (SST) en agua en los tres niveles de profundidad, entre otros.
También detalló los parámetros bacteriológicos, biológicos, la composición geoquímica de los sedimentos, los tóxicos orgánicos e inorgánicos.
El investigador señaló que uno de los indicadores ambientales más importantes, que permite identificar si hay mejoría o no, es el oxígeno disuelto, que ha aumentado en toda la columna de agua de la bahía, con excepción de la ensenada de Atarés.
En el caso de la transparencia, dijo, otro de los indicadores que siempre debe tenerse en cuenta al analizar un cuerpo de agua, toda vez que la entrada de la luz solar, vital para que los productores primarios puedan desarrollarse, no ha mejorado, porque la película de sustancias oleosas, grasas y aceites minerales y vegetales, se mantienen igual. Otros indicadores son los hidrocarburos y la contaminación fecal (aguas negras).

Según abundó, dada la situación económica del país, se ha reducido la contaminación de las industrias, no así la contaminación urbana, por las conexiones ilegales del sector residencial que vierten a los drenajes pluviales y, de ahí, a los ríos, y la indisciplina social,
En su intervención destacó que comparado con etapas anteriores, la bahía muestra indicios de mejoras. Sin embargo, destacó que “desde el punto de vista cualitativo, los niveles de contaminación bacteriológica y fecal que hay en la bahía sobrepasan los valores permitidos por la Norma Cubana NC-22, que es la que regula las aguas recreacionales o de contacto directo e indirecto, en este caso, los valores que hay en toda la bahía sobrepasan los límites permisibles para el contacto indirecto (salpicaduras)”.
En el encuentro con la prensa se acordó retomar los intercambios periódicos que existieron tiempo atrás entre periodistas y el GTE-BH para continuar dialogando y aprendiendo sobre la bahía y las acciones, proyectos e iniciativas en curso y a futuro dirigidas a rescatar la rada habanera.
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