A medida que nos dirigimos hacia un futuro más justo, la representación de las mujeres en ciencia e ingeniería se mantiene como un tema esencial. A pesar de los avances significativos logrados en las últimas décadas, las mujeres siguen estando subrepresentadas en estos campos, enfrentándose a retos que van desde estereotipos de género hasta obstáculos estructurales en el ámbito laboral.

Las estadísticas globales revelan que solo una de cada cinco profesionales en Inteligencia Artificial es del género femenino (ONU). En América Latina, menos del 40% de los graduados en carreras de ciencia, tecnologías, ingeniería y matemáticas son mujeres (Cepal). En Cuba, aunque el 60% de los graduados universitarios son ellas y representan el 53 % de los autores de patentes (frente a un 17% a nivel global), solo ocupan el 36% de los puestos principales en investigación.

Las cubanas enfrentan barreras como la sobrecarga doméstica y la falta de acceso a liderazgo, pese a las políticas de igualdad de género. Aun así, hay historias de mujeres inspiradoras que han dejado huella en sus campos.

Yaimí Trujillo Casañola es una ingeniera informática cuya trayectoria no solo destaca su pasión por la tecnología, sino también su dedicación a la educación y formación de futuras generaciones de ingenieras.

Yaimí Trujillo Casañola siempre ha tenido claro que sería una mujer de ciencias Foto: Cortesía de la entrevistada
  • ¿Qué fue lo que te motivó a estudiar tu carrera?

“Desde que estaba en la secundaria en Matanzas, teníamos un pequeño laboratorio de computación con un equipo Crin 218 y un teclado. Allí, junto con el profesor, comenzamos a explorar y aprender. Aunque las posibilidades eran limitadas, empecé a hacer pequeñas cosas con esa computadora, y fue en ese momento que decidí que quería estudiar informática.

Mi familia es del campo. Vengo de un pueblo llamado Río Piedra, en las afueras del municipio de Colón. En mi familia, especialmente por parte de mi abuelo, se esperaba que yo estudiara medicina. Como la mayor de la familia, había una fuerte presión para que siguiera esa carrera.

Sin embargo, yo estaba decidida a estudiar informática. Al principio, enfrenté algunas resistencias, pero después de conversar con todos, logré que entendieran mi decisión.

En la CUJAE, mi primer desafío fue adaptarme al laboratorio. Soy zurda, y aunque no siempre se note, los zurdos enfrentamos limitaciones físicas. Al llegar a la universidad, me encontré con mi primer mouse, que estaba configurado para diestros así que aprendí a usarlo con la derecha. Hoy, no soy capaz de usarlo con la izquierda.

Otro reto fue que la carrera era nacional, con estudiantes de todo el país. Sin embargo, éramos muy pocas mujeres y solo unas pocas nos graduamos.

Después de culminar mis estudios, en el 2004, comencé a trabajar en la UCI. En esos primeros años, se implementó una idea de nuestro Comandante: hacer dos escalafones separados, uno para chicas y otro para chicos, con el objetivo de lograr un equilibrio entre ambos. Ahora se nota una gran diferencia, tanto en la cantidad de estudiantes como en el claustro, con menos chicas ingresando en comparación con los varones.”

  • ¿Por qué crees que hay esta diferencia en la presencia de chicas en las ingenierías?  

“Todavía existe una mentalidad de que las ingenierías no son carreras para mujeres. Por ejemplo, en la CUJAE, la ingeniería química siempre tuvo más chicas, pero en otras como la eléctrica o las telecomunicaciones, la disparidad era evidente. Creo que esa mentalidad persiste. Por eso, en los eventos que organizamos, intento que las chicas tengan contacto directo con la tecnología.  

En algunos encuentros que hemos tenido con niñas llevamos computadoras para que las desarmen y las armen en competencias. Creo que esa interacción práctica puede motivarlas a interesarse por la tecnología.  

Incluso en los videojuegos, hay más chicos compitiendo, aunque ahora tenemos un equipo de chicas en las Olimpiadas de Videojuegos. Sin embargo, sigue habiendo una mentalidad de que ciertos juegos son "para niñas" y otros "para niños". He visto madres que limitan a sus hijas a juegos de muñecas o de maquillaje, mientras que a los niños les dan juegos de carreras o acción, aún falta trabajar en romper esos estereotipos. ¿Por qué no puede haber una chica ingeniera mecánica? Es algo que debemos cambiar desde la infancia”.

  • ¿Qué te llevó a especializarte en esto en la parte de la calidad y la gestión de software?

“Soy una persona muy rigurosa y me gusta hacer las cosas bien. Eso me llevó a enamorarme de las tareas de prueba de software.  

A veces, se ve al probador como alguien que "destruye" el software al encontrar defectos, pero en realidad, nuestro rol es construir calidad junto con los desarrolladores. Nos enfocamos en dedicar el tiempo y la visión necesaria para lograr soluciones completas y bien pensadas. Para que no se nos vea como destructivos, debemos estar involucrados desde el inicio del proyecto, no solo al final.  

En este campo, hay más mujeres. Actualmente, entreno a profesionales que quieren certificarse internacionalmente como probadores, y en mis cursos, la mayoría son mujeres. Por ejemplo, en el entrenamiento más reciente, somos 11 personas, y 9 son mujeres. Sin embargo, en otros roles, como el de desarrollador, veo más hombres”.

La Feria de Negocios del Parque Científico Tecnológico de la Habana fue el espacio para compartir experiencias en materia de innovación y emprendimiento para la transformación digital Foto: Sheryl Márquez Vega
  • Actualmente te desempeñas como representante de la PYME Pyxel Solutions ¿Cómo llegas a vincularte con la empresa?

“Mi vínculo con la empresa comenzó cuando un amigo necesitaba que los software desarrollados por Pyxel estuvieran certificados. A partir de ahí, empecé a interactuar con la empresa y a identificar la necesidad de las PYMES de aliarse con las universidades y el entorno empresarial. Con más de 20 años de experiencia en el ámbito universitario, el director de Pyxel vio en mí una oportunidad para fortalecer esos lazos.  

Entré como su representante dentro del Parque Científico Tecnológico, enfocándome en crear alianzas entre la universidad y las empresas del sector, ya sea que estén incubadas en el parque o no.

Los directivos de la empresa decidieron incubarla en el parque, aprovechando sus múltiples beneficios. El mismo cuenta con un campus tecnológico, profesionales altamente capacitados y un equipo que nos ha ayudado a enfrentar retos, modelar necesidades y buscar soluciones para cada proyecto.

Además, tiene una formación servicial desde sus directivos, lo que facilita la búsqueda conjunta de soluciones. Esto es fundamental para su existencia: brindar respuestas a las necesidades de las empresas, superar limitaciones en exportación y comercialización nacional, y reinvertir en soluciones propias.  

Actualmente, trabajamos en un proyecto para desarrollar nuestro sistema de gestión empresarial (RP) sobre tecnología avanzada, vinculando a otras empresas que necesitan estos servicios. Es crucial que más empresas conozcan las oportunidades del parque, como mostramos en la reciente Feria de Negocios, donde invitamos a clientes a explorar sus bondades y conectarse no solo con nosotros, sino con otras empresas.  

  • Desde tu experiencia como mujer en el ámbito de las PYMES, ¿cómo ves la representación femenina en este campo?  

“Sí hay mujeres, colegas con las que he intercambiado ideas, pero somos minoría. En un reciente encuentro sobre exportaciones de software, yo era la única mujer.

Las mujeres enfrentamos retos y barreras mentales, muchas veces inconscientes, que incluso nosotras mismas perpetuamos. A veces, me doy cuenta de que ciertas respuestas o actitudes que tengo son porque soy mujer, y no surgirían si fuera hombre. Esto se debe a la formación que recibimos, y solo al reflexionar nos damos cuenta de esas limitaciones”.

  • ¿Cómo ves el futuro de las mujeres en la tecnología ahora mismo?

“Creo que las mujeres en Cuba pueden lograr lo que se propongan. Con el nuevo Código de las Familias y los cambios sociales, estamos más preparadas para enfrentar cualquier reto. Sin embargo, aún persisten estructuras patriarcales. Muchas mujeres trabajamos fuera de casa y luego asumimos responsabilidades domésticas que, a menudo, los hombres no comparten. A veces, al salir del trabajo, me digo: "Ahora me cambio de rol", pasando de ser representante de Pyxel a ama de casa, encargada de limpiar y cocinar. Este es un desafío que aún debemos superar, ya que el cuidado de la familia sigue recayendo principalmente en las mujeres.  

A pesar de esto, hemos avanzado mucho. Hoy, las mujeres somos un pilar económico clave en las familias, equiparándonos a los hombres en lo laboral y financiero. Estamos presentes en el parlamento, la asamblea y otros espacios de toma de decisiones, y somos mayoría en sectores como la educación y la salud. Aun así, queda mucho por hacer para compartir responsabilidades con los hombres y lograr una verdadera equidad”.

Desde la UCI han desarrollado iniciativas como los juegos deportivos donde la presencia femenina no se amedrenta. Foto: Cortesía de la entrevistada
  • Desde tu experiencia, ¿cómo ha sido el trabajo con jóvenes, especialmente con las muchachas, para motivarlas en el camino de la ciencia y la tecnología?  

“Como decana de la facultad de tecnologías interactivas, organizamos actividades como programación competitiva y hackatones de videojuegos, donde la participación masculina era mayoritaria. Sin embargo, logramos tener un equipo completo de mujeres.  

También visitamos escuelas primarias y secundarias en La Lisa para interactuar con jóvenes. Muchas no consideraban estudiar ingeniería porque no entendían qué implicaba. Les mostramos que ser ingeniera es trabajar con ciencia, tecnología y práctica, y que es una carrera noble con muchas oportunidades. Aunque algunas ingenierías, como la química, se ven más cercanas a las mujeres, otras, como la eléctrica o mecánica, aún tienen estereotipos que debemos romper.  

En los videojuegos, por ejemplo, la representación femenina es limitada. Cuando aparecen mujeres, suelen estar sexualizadas o relegadas a roles tradicionales. ¿Por qué no hay más pilotos o futbolistas mujeres en los videojuegos? Debemos desarrollar ingenieros que piensen en incluir a las mujeres de manera equitativa en estos espacios”.  

La formación vocacional desde los primeros niveles ha sido una prioridad en sus esfuerzos por lograr un interés de los más pequeños hacia las ciencias Foto: Cortesía de la entrevistada
  • ¿Qué mensaje le darías a las niñas, adolescentes y jóvenes que dudan si valen para una carrera en el mundo de las TIC’s?  

“Mi mensaje es que sueñen en grande. Imaginen lo que desean y visualícense lográndolo. Si se sienten cómodas con esa visión, tracen un camino para alcanzarla. A veces, el camino no es claro, pero podemos buscar ayuda y orientación. No siempre hay una ruta definida; a veces, como quien viene del campo, toca abrir camino con un machete. Si es necesario, busquen a quienes les enseñen a usarlo y a avanzar.  

Cuando dejamos de intentar, perdemos. Por ejemplo, en mi experiencia, obtener una certificación del modelo de capacidad de madurez integral de Estados Unidos fue un gran reto. Fallamos varias veces, pero cuando surgió la oportunidad, lo logramos y lo hicimos bien. No siempre se triunfa a la primera; a veces hay que caerse muchas veces antes de alcanzar el éxito.  

Con las certificaciones de personas, tampoco salió bien al primer intento. Tuvimos que buscar variantes, aprender de quienes sabían más y adaptarnos. Por eso, insisto: sueñen, intenten y no teman caer. Estoy segura de que muchas chicas serán ingenieras en el futuro y estarán en la informática. No se trata de una guerra de sexos, sino de lograr mayor presencia y oportunidades para todas”.

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