El Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo se celebra cada año el 10 de noviembre desde el 2002, y tiene como propósito esencial concienciar sobre la necesidad de incrementar la calidad de vida de los ciudadanos y responder a necesidades y retos de la sociedad en su conjunto.

Bajo la égida de la Organización de Naciones Unidas esta fecha constituye un importante acontecimiento al contribuir a fomentar la ciencia y tecnología con el fin de alcanzar avances económicos, generar capacidades sociales, aportar al desarrollo sustentable, a la Educación, la Salud, y a la solución de urgentes problemáticas y desafíos mundiales.

De igual manera el proceso científico y tecnológico que potencia beneficios orientados al desarrollo, también transforma procesos de carácter global, pero su uso inadecuado puede generar riesgos de ciencia, tecnología e innovación, al estar algunos de sus importantes avances vinculados con  las neurotecnología, la inteligencia artificial, la robótica e ingeniería genética, cuestiones generalmente desconocidas por las personas alejadas de esa áreas del conocimiento.

Entre los peligros se ubican los riesgos éticos y de seguridad debido a que en manos inapropiadas el conocimiento científico podría utilizarse en contra de la supervivencia humana o quebrantar la privacidad y reducir el impacto social.  Por ejemplo; en la ingeniería genética está la posibilidad de manipular códigos genéticos para crear seres humanos superiores, y con determinadas tecnologías vulnerar  derechos humanos, y emplear algunas de sus aplicaciones científicas para incentivos de guerras, aspectos estos que muestran también, apremiantes peligros con efectos  secundarios o subproductos no deseados que pueden amenazar procesos naturales y sociales, a decir de investigadores y estudiosos del tema los cuales consideran la también denominada cuarta revolución industrial como la afluencia de tecnologías biológicas, físicas y digitales que suponen un cambio radical con sus beneficios y riesgos asociados.

Los riesgos son dilemas éticos y complejidades que los expertos científicos que apostan a los significativos  beneficios para la sociedad en las diversas áreas del conocimiento no pueden obviar, de ahí lo imprescindible de evitar entonces la degeneración de los procesos encaminados a favorecer  la calidad de vida.

Se advierte además, la importancia de procurar contar con las opiniones de la población porque determinan una perspectiva de comunidad para determinar hacia dónde va la sociedad, y de esa forma atender sus preocupaciones que pueden representar prioridades o disminución del interés científico, según los temas a evaluar por los públicos.

Cuba desde hace décadas viene impulsando su desarrollo científico-técnico, y a pesar del asedio y criminal bloqueo de Washington no cesa en su empeño de seguir desarrollando y ampliando los resultados en ese frente tan necesario para la supervivencia de su pueblo. Y gracias a la encomiable labor de sus científicos ha podido producir tratamientos, vacunas, y medicamentos esenciales para la Salud de la población, el combate a la Covid-19 con vacunas propias lo cual representó uno de los más heroicos y nobles empeños alcanzados.

La ONU a través de su Resolución 43 promueve mayor concientización de la comunidad científica para utilizar la ciencia y la tecnología como un instrumento para lograr la paz, la seguridad, la cooperación internacional, el desarrollo social, económico, la promoción de los derechos humanos y la protección del medio ambiente. El conocimiento científico está concebido para estimular el bienestar, el progreso, la construcción social y la resolución pacífica de los conflictos, aspectos promulgados por las Naciones Unidas con la anuencia de la comunidad internacional.

Merecido honor para todos los hombres y mujeres, científicos de buena voluntad del planeta enfrascados en lograr un mundo mejor, de prosperidad y buen vivir para sus pueblos, con paz y respeto a su autodeterminación. 

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