El Acuario Nacional de Cuba cuenta con un programa de manejo de mamíferos que está sustentado en bases científicas y en las normas internacionales, aseguró la Máster en Ciencias María de los Ángeles Serrano Jerez, directora de la institución.

Incluso tenemos muy en cuenta las indicaciones de la Asociación Mundial de Zoológicos y Acuarios, afirmó en declaraciones a periodistas del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, al referirse a la gestión con tales animales y sus resultados como una relación con sus cuidadores.

Añadió que son muy queridos por sus entrenadores y se lleva un control de la historia clínica de cada uno de ellos desde el mismo día en que llegan al centro, sobre cualquier manipulación y hasta el cambio de dieta.

Mencionó el caso del lobo marino Jocker, que falleció a los 24 años de edad, considerado un anciano al sobrepasar el promedio de 20 a 30, y al que desde los primeros síntomas de enfermedad se le dio un seguimiento muy fuerte por los veterinarios y entrenadores.

Explicó que a todos los mamíferos marinos se les hace una necropsia cuando mueren, para saber la causa de estas especies que viven en manada y en su proceso de adaptación ocultan los síntomas de enfermedades.

Cuando se dan cuenta que hay uno con señales de debilidad, lo abandonan y hasta lo pueden atacar como parte de la depredación natural, lo cual registra la literatura científica, precisó la especialista.

Sin embargo, aclaró que en su colectivo lo alimentaron hasta casi minutos antes de fallecer, con el volumen de comida que él aceptaba, recibió tratamiento por una neumonía diagnosticada y en la necropsia se detectó una cardiopatía.

“Jocker había nacido el 5 de junio de 1998 y llegó al Acuario Nacional en marzo de 2003, pero por naturaleza perdió masa corporal, su comportamiento no era igual, estaba ciego, y no lo desatendimos en ningún momento porque formaba parte de los ejemplares del acuario”, detalló en su información sobre el suceso.

Consideró que era peor aislarlo en un estado de salud crítico, porque donde estaba tenía las condiciones necesarias: niveles de agua, sombra, se sentía en su medio; sacarlo de ahí era agudizar su padecimiento, advirtió.

“Fuimos muy cuidadosos y nunca lo forzamos a comer porque resultaba peor, la alimentación forzada a estos animales puede provocarles un infarto”.

Argumentó que “todas las instituciones con tenencia de animales en situaciones controladas dedican su vida a ellos, son horas, días de atención cuando se enferman”.

“Un animal con tratamiento cada cuatro horas requiere de una persona pendiente a él para darle el medicamento, al igual que durante el parto, porque hay que asistir a esa madre”.

La misión de un acuario es mostrarle al público aquello que no puede ver y en Cuba tiene muchos valores por su biodiversidad gracias a la riqueza de sus ecosistemas, preservados en la institución con más de 25 años dedicados al cuidado y la investigación de la flora y fauna marina.

(Tomado de ACN)

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