Foto: Prensa Latina

Densas nubes de polvo del Sahara cubrirán, en el transcurso de la actual semana, el territorio cubano, el mar Caribe occidental y el sudeste de Estados Unidos y México, con impactos negativos en la salud de los seres humanos y el medio ambiente. Los expertos estiman que en esta ocasión los valores de las concentraciones de polvo estarán muy por encima de los niveles normales, solo comparables con registros de hace seis décadas.

Especialistas cubanos aseguran que dichas nubes son generadas por las tormentas de arena y polvo del desierto del Sahara y el Sahel, las cuales pueden alcanzar alturas de tres a siete kilómetros. Una vez emergidas del continente africano, avanzan en dirección oeste bajo el flujo de los vientos alisios, propagándose por el océano Atlántico hasta llegar a nuestra región.

El portal Infomed destaca que el polvo del Sahara puede inflamar las vías respiratorias. Por tanto el uso del nasobuco o mascarilla contribuye a la protección de las personas. Cada año, su presencia ha convertido al Caribe en un verdadero corredor del asma y otras enfermedades respiratorias, sobre todo, en las personas mayores de 65 años y en niños hasta cuatro años, además de favorecer la aparición de alergias y problemas de la piel.

Esta condición atmosférica presenta partículas nocivas a la salud humana, minerales como hierro, calcio, fósforo y mercurio, además de virus, bacterias y hongos. Afecta las poblaciones de arrecifes coralinos, al propiciar que puedan ser atacados por un hongo endémico de África y contribuyen a la proliferación de los denominados eventos de marea roja, asociados a grandes floraciones de algas. Además, repercute en la aparición de plagas en el arroz, frijoles, frutales, caña de azúcar y otros cultivos.  

Por lo general, las nubes de polvo provenientes del desierto en el norte africano comienzan a llegar a la Mayor de las Antillas entre marzo y abril, pero se incrementan en los meses de junio y julio. Según el Instituto de Meteorología de Cuba, es una situación normal de la segunda quincena de junio y sobre todo julio y la primera quincena de agosto, por eso es que históricamente hay pocos ciclones tropicales en el Atlántico en este período.

Con información de la ACN y Cubadebate