La actual pandemia se ha convertido en el centro de nuestras vidas. Sin embargo, antes de esta crisis de salud, nos enfrentábamos a importantes desafíos, a veces evadidos,y que lógicamente ahora han tenido que ser relegados, como el cambio climático, la contaminación y la pérdida de biodiversidad, los cuales están presentes y conectados con la situación que vivimos hoy, mucho más de lo que se puede imaginar.
Los principales problemas medioambientales relacionados con la salud humana son la contaminación del aire, el agua y los suelos; el ruido, las emisiones químicas, la contaminación alimentaria y las consecuencias del cambio climático, entre otros. Pues todos respiramos el aire que nos rodea, consumimos agua, ingerimos todo tipo de sustancias junto con los alimentos o sufrimos el ruido y el humo de las ciudades.
Muchos creen que el medio ambiente son sólo los elementos que encontramos de forma natural en la naturaleza, pero también lo son los elementos artificiales que se crean a partir de los primeros. Por eso, debemos distinguir entre Medio ambiente natural, que incluye el clima, geografía, las fauna, flora y todo aquello que encontramos de forma natural; y medio ambiente cultural, que son aquellos objetos fabricados por el hombre o sus actividades socioeconómicas.
Es el conjunto de todos aquellos elementos químicos, físicos y biológicos con los cuales los seres vivos interactúan; incluye los elementos naturales y culturales que se interrelacionan entre ellos y que son modificados por la acción de los seres humanos De él se obtiene el agua, la comida, el combustible y cualquier materia prima que utilicemos para construir y mejorar nuestra vida, pero esta manera de vivir, también lo condiciona y lo adapta.
Es tal su importancia que asegurar su continuidad es asegurar la nuestra, mientras más daño le hagamos, más daño nos hacemos a nosotros mismos y a todos los ecosistemas de nuestro alrededor.Lamentablemente, la actividad humana ha provocado la extinción de especies, la contaminación del agua y el desplazamiento de poblaciones animales y humanas por la destrucción de su hábitat.
Contaminación del medio ambiente y sus consecuencias
La contaminación del medio ambiente es todo aquello que daña el aire, el suelo, el agua, la flora y la fauna. Una parte de esa contaminación es natural, pero la mayor parte es consecuencia de las actividades humanas, ya sea con los plásticos en el mar, los residuos en la montaña o la emisión de CO2 a la atmósfera.
Otro importante problema es el consumo irresponsable de recursos naturales que no son renovables y la sobrepoblación mundial, lo que provoca la destrucción de hábitats,que se ocupen cada vez más espacios, y problemas económicos, sociales, políticos y medioambientales.
De igual manera, la pérdida de biodiversidad tiene consecuencias muy graves. La extinción de especies conlleva a serios impactos en los ecosistemas, que pueden perder sus funciones, pues aquellas constituyen eslabones de las cadenas alimenticias, lo cual puede desencadenar la extinción de otras tantas, lo que incluye al ser humano.
A su vez, los desequilibrios generados en las cadenas tróficas (nutritivas) pueden provocar desde la aparición de plagas, hasta la destrucción de áreas vegetales muy extensas, con sus respectivas consecuencias.
La extinción de especies amenaza nuestra supervivencia pues peligra nuestra alimentación, salud y bienestar, ya que muchas sustancias farmacológicas tienen un origen natural, tanto animal como vegetal.
El suelo, el agua y el aire también dependen de la biodiversidad del planeta. La vegetación juega un papel fundamental en su mantenimiento. Utiliza el CO2, entre otras cosas, para producir su alimento. Con su eliminación, la cantidad de CO2 atmosférico aumentaría, contribuyendo al cambio climático y al aumento de las temperaturas.
Por otro lado, los suelos que se encuentran bajo los bosques facilitan que el agua se filtre a los acuíferos, proporcionando una fuentepara el consumo humano. Asimismo, los bosques evitan que el suelo pierda humedad, pero si desaparecen, el suelo se erosionará perdiendo su fertilidad, convirtiéndose en una zona árida.
Consecuencias para la salud humana. Relación con la Covid-19
Resulta muy difícil identificar todas las relaciones causa-efecto entre los factores ambientales y las enfermedades. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las cuatro enfermedades en las que más influyen las malas condiciones ambientales son la diarrea, las infecciones de las vías respiratorias inferiores, diversas formas de traumatismos involuntarios, y la malaria.
Por otro lado, la crisis global sanitaria de COVID-19, también ha influido en el medio ambiente debido a la reclusión y la minimización de las actividades comerciales y el transporte, lo que ha conllevado a una disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero. Además, se cree que este hecho redunde positivamente en la salud de las personas que normalmente están sometidas a altos niveles de contaminación.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) plantea: “…la salud de las personas y la salud de nuestro planeta están íntimamente conectadas. La actividad humana ha alterado prácticamente todos los rincones de nuestro planeta, desde la tierra hasta el océano. Y a medida que continuamos invadiendo implacablemente la naturaleza y degradando los ecosistemas, ponemos en peligro la salud humana. De hecho, 75% de todas las enfermedades infecciosas emergentes son zoonóticas, es decir, se transmiten de los animales (ya sean domésticos o silvestres) a los humanos”.
El PNUMA trabaja con sus aliados para aumentar el conocimiento científico sobre los vínculos entre la estabilidad de los ecosistemas, el medio ambiente y la salud humana, incluidas las enfermedades zoonóticas. Alrededor del 60% de todas las enfermedades infecciosas en los humanos y el 75% de las enfermedades infecciosas emergentes son zoonóticas, es decir que son transmitidas por los animales.
Las zoonosis que surgieron o reaparecieron más recientemente son el ébola, la gripe aviar, el síndrome respiratorio del Oriente Medio (MERS), el virus Nipah, la fiebre del Valle del Rift, el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS), el virus del Nilo Occidental, el virus del Zika y, ahora, el coronavirus que causa el COVID-19. Todos están vinculados a la actividad humana.
El brote de ébola en África occidental derivó de la pérdida de bosques que condujo a contactos más cercanos entre la vida silvestre y los asentamientos humanos; la gripe aviar estuvo vinculada a la avicultura intensiva; y el virus Nipah se relacionó con la intensificación de la cría de cerdos y la producción de frutas en Malasia.
Los científicos y especialistas del PNUMA han estado reuniendo los últimos datos científicos sobre el coronavirus. Aunque el origen preciso del brote y su vía de transmisión aún no se han confirmado, exponen algunos puntos que vale la pena conocer.
La interacción de los humanos o el ganado con la vida silvestre los expone al riesgo de propagación de patógenos potenciales. Para muchas zoonosis, el ganado sirve como un puente epidemiológico entre la vida silvestre y las infecciones humanas.
Los impulsores de la aparición de enfermedades zoonóticas son los cambios en el medio ambiente, comúnmente como resultado de actividades humanas que provocan alteraciones en el uso del suelo, en el clima, en los animales o huéspedes humanos y en los patógenos, que siempre evolucionan para explotar nuevos huéspedes.
Por ejemplo, se dice que los virus asociados con los murciélagos surgieron debido a la pérdida de sus hábitats a causa de la deforestación y la expansión agrícola. Los murciélagos juegan un papel importante en los ecosistemas al ser polinizadores nocturnos y depredadores de insectos.
Es imposible predecir cuándo será y de dónde vendrá el próximo brote. La evidencia creciente sugiere que los brotes o enfermedades epidémicas pueden volverse más frecuentes a medida que el clima continúa cambiando.
Así lo expresó Inger Andersen, directora ejecutiva del PNUMA: "Nunca antes habían existido tantas oportunidades para que los patógenos pasen de los animales silvestres y domésticos a las personas. Nuestra continua erosión de las áreas silvestres nos ha puesto incómodamente cerca de las especies portadoras, es decir, animales y plantas que albergan enfermedades que pueden pasarse a los humanos".
La integridad de los ecosistemas sustenta la salud y el desarrollo humanos. Los cambios ambientales inducidos por el hombre modifican la estructura de la población de vida silvestre y reducen la biodiversidad, lo que resulta en nuevas condiciones ambientales que favorecen a los huéspedes, vectores o patógenos particulares.
La integridad de los ecosistemas puede ayudar a regular las enfermedades al promover la diversidad de especies, y así será más difícil que un patógeno se extienda, amplifique o domine.
Referencias
Seis datos sobre la conexión entre la naturaleza y el coronavirus