La antigua Unión Soviética colocó en órbita el primer satélite artificial de la historia, Sputnik 1, el 4 de octubre de 1957. Este hecho cambió el desarrollo tecnológico del planeta y marcó el inicio de la carrera espacial entre ese país y Estados Unidos.

El Sputnik 1 fue el primer intento no fallido de poner en órbita un satélite artificial alrededor de la Tierra. Se lanzó desde el Cosmódromo de Baikonur en Kazajistán, la mayor y más antigua instalación de lanzamiento espacial.

Consistía en una esfera de aluminio de 58 cm de diámetro con una masa de alrededor de 83 kg, con cuatro antenas largas y finas, entre 2.4 y 2.9 metros de longitud. Dentro de una cápsula estaban los instrumentos, la fuente de energía eléctrica y los transmisores de radio. Fue lanzado con el vehículo de lanzamiento R-7, el cual fue observado de noche desde la Tierra.

El análisis de las señales de radio se utilizó para obtener información acerca de la concentración de electrones en la ionosfera. Los transmisores funcionaron durante tres semanas hasta que fallaron las baterías. Más tarde, la órbita del satélite inactivo se observó ópticamente hasta caer el 3 de enero de 1958. Este fue el comienzo del programa Sputnik llevado a cabo por la antigua Unión Soviética que continuó con el lanzamiento de otros satélites.

Por su parte, Estados Unidos había iniciado un proyecto anterior al Sputnik denominado Vanguard, pero no tuvo éxito. Poco tiempo después, comenzaron el Programa Júpiter del Ejército de los Estados Unidos (US Army) y lanzaron el Explorer 1 el 31 de enero de 1958. A partir de ese momento se desarrolló la carrera espacial en la que ambas naciones intentaban superarse en la exploración del espacio.

La era espacial había comenzado en 1946. Desde esa fecha los científicos empleaban los cohetes capturados para investigar la parte superior de la atmósfera y así obtener mediciones de la presión, densidad y temperatura hasta una altitud de 200 km.

En la actualidad los satélites artificiales han alcanzado un enorme desarrollo y su uso se extendió a diferentes ramas como la meteorología, las telecomunicaciones lo que incluye radio, televisión, telefonía, internet; fines militares y diversas investigaciones científicas.

La Red de Vigilancia Espacial ha rastreado los objetos espaciales desde 1957 y se han registrado más de 26 mil objetos que orbitan sobre la Tierra y mantiene su rastreo sobre unos ocho mil objetos fabricados por el hombre. Estos pueden pesar desde unos kilogramos hasta varias toneladas.

Se dice que cerca de 600 satélites están en funcionamiento, el resto son chatarra espacial que constituyen una amenaza para las naves espaciales y satélites; incluso la Tierra ha sido impactada por estos objetos, una consecuencia negativa de la llamada carrera espacial. 

Foto: Wikipedia

Los enormes gastos y la burocracia necesarios para organizar una exploración espacial con éxito llevaron a la creación de agencias espaciales nacionales. Estados Unidos y la Unión Soviética desarrollaron programas dedicados únicamente a los requisitos científicos e industriales de estos desafíos.

Algunos expertos han afirmado que el alto costo económico de la carrera espacial, junto con la carrera armamentística, extremadamente cara, terminó por agravar la crisis económica del sistema soviético de finales de los 70 y los 80, y fue uno de los factores que condujeron al colapso de la Unión Soviética.

El final de la carrera espacial está sujeto a debate. Esta continuó después del alunizaje en 1969. Aunque luego hubo otros cinco alunizajes tripulados, los científicos estadounidenses buscaron otros objetivos. Los estadounidenses afirmaron que por ser los primeros en poner un hombre sobre la luna, habían ganado esta "carrera" no oficial.

Mientras tanto, los científicos soviéticos siguieron adelante con sus proyectos, y al parecer no admitieron una derrota. Pero la guerra fría fue disminuyendo y además, otras naciones desarrollaron sus propios programas.

Algunos historiadores piensan que su fin se sitúa más claramente en la misión conjunta Apolo-Soyuz el 17 de julio de 1975. La nave soviética Soyuz 19 se acopló con la nave estadounidense Apolo, permitiendo a los astronautas de ambas naciones pasar a la nave de los otros y participar en experimentos combinados. Se dice que esta misión espacial tuvo más significación política que científica. Aunque persistieron las empresas espaciales de ambos países, estas fueron en gran parte en distintas direcciones, y la noción de la "carrera" entre ellos desapareció tras el Apolo-Soyuz.

Referencias: Enciclopedia cubana Ecured, Historia y Biografías