El biofísico y neurocientífico británico, Francis Harry Compton Crick, célebre por su participación en los estudios sobre el ADN, que le valieron el Premio Nobel de Medicina en 1962, nació en Northampton, Reino Unido, el 8 de junio de 1916.

Desde pequeño mostró interés por la ciencia. Sus padres, Harry y Elizabeth Crick, eran religiosos sin embargo, él prefirió la investigación científica por encima de cualquier creencia religiosa.

En su infancia estudió en la escuela “Northampton Grammar” y a los 14 años recibió una beca para estudiar Matemática, Física y Química en la “Mill Hill School” de Londres. Luego ingresó en la “University College London” donde estudió Física y se licenció en ciencias en 1937.

Posteriormente realizó el doctorado en un proyecto para medir la viscosidad del agua a altas temperaturas, en el laboratorio del físico Edward Niville. Al iniciarse la Segunda Guerra Mundial cayó una bomba en el techo del laboratorio y rompió su aparato experimental, por lo que no continuó sus investigaciones físicas.

Participó en la guerra desde 1939 y por encargo de la Marina Real Británica trabajó en unas minas submarinas magnéticas. Al culminar la guerra decidió dedicarse a la biología y la química.

Los conocimientos de física lo ayudaron en su carrera como biólogo, la cual comenzó en 1947. Realizó diversos trabajos junto a importantes científicos hasta que en 1951 comenzó, junto al bioquímico norteamericano James Watson, la investigación de la estructura del ácido desoxirribonucleico (ADN), ya considerado por los biólogos como el inicio de la comprensión de la genética.

El ADN es una macromolécula que forma parte de todas las células. Esta contiene la información genética que se usa en el desarrollo y funcionamiento de los organismos vivos y es la responsable de la transmisión hereditaria.

Después de los estudios proponen la estructura de doble hélice de la molécula de ADN, publicados el 25 de abril de 1953 en la revista “Nature”. Este descubrimiento dio al mundo la llave para entender todos los secretos de la vida: toda la vida en la tierra existe únicamente gracias a este omnipresente ADN, desde la bacteria más pequeña hasta el hombre. Este hallazgo le valió el premio Nobel de Medicina en 1962 junto a James D. Watson y al británico de origen neozelandés Maurice Wilkins, cuyos trabajos sirvieron de base.para la investigación.

Crick y Watson continuaron sus estudios sobre el ADN hasta 1966 y en 1973 Crick entró en el Instituto de Estudios Biológicos de la Universidad de San Diego, California, para realizar investigaciones en neurociencias, donde fue presidente. En este período dedicó todo su esfuerzo en estudiar el funcionamiento del cerebro. En 1976 comenzó como profesor en dicha universidad.

Por sus aportes a la ciencia recibió en 1972 la medalla Royal y en 1975 la medalla Copley, mayor reconocimiento científico que otorga la Real Sociedad de Londres. Además, escribió varias obras científicas como “La Búsqueda científica del alma: una revolucionaria hipótesis para el siglo XXI” publicada en 1994.
Desde 1995 presentó problemas de salud que le impidieron continuar en la presidencia del Instituto de Estudios Biológicos. Años más tarde murió por padecer cáncer de colon, en el Hospital de la Universidad de San Diego, el 28 de julio del 2004.