La noche del pasado miércoles 25 de septiembre, a las 7:00 p.m., el municipio habanero de Diez de Octubre se vistió de gala para celebrar el acto provincial por el aniversario 65 de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR).
La música, la alegría y el compromiso se mezclaron en un ambiente cargado de emociones, donde se entregó el Premio del Barrio, diversos reconocimientos y, especialmente, un homenaje a los 15 mejores jefes de Sectores de la capital, reconocidos por su destacada labor en la prevención del delito y el esclarecimiento de hechos delictivos.
Yo estaba allí, aprovechando la ocasión para que mi nieto de seis años disfrutara de la presentación de "La Colmenita de la Policía”, agrupación que también se sumó a la celebración. Pero lo que nunca imaginé fue que viviríamos un momento tan emocionante como el que protagonizó mi nieto cuando, de pronto, gritó con voz clara y emocionada, por encima de la multitud:
—¡Abuela, ese es el jefe de Sector de nosotros!
Y sí, efectivamente, allí estaba él: el Subteniente Osvani Torres Muriam, con 26 años de servicio en la Policía Nacional Revolucionaria y una década al frente del Sector 835 del Consejo Popular Armada ubicado en el municipio de Boyeros, vestido como los otros catorce oficiales condecorados, podría parecer uno más entre ellos, pero para mi nieto —y para muchos en la comunidad— es mucho más que eso: es el rostro cercano de la seguridad y el compromiso.
—¡Siii, es mi jefe de Sector!, grité también yo, llena de orgullo, mientras muchas personas se volteaban a vernos, sonriendo.
Al concluir el acto, me acerqué a felicitarlo.
—Bueno, ahora a descansar, ¿no?, le dije con complicidad.
—¡Qué va! Ahora mismo voy para el sector, respondió con naturalidad. Luego se agachó y miró a mi nieto:
—Campeón, ¿te acuerdas del día que te puse la pañoleta?
Y entonces lo comprendí todo. Mi nieto lo reconoció porque ese recuerdo quedó sellado en su memoria, en una foto, en una vivencia compartida.
No le gustan las entrevistas —se declara tímido—, pero logramos conversar unos minutos. Lo conozco desde los días más difíciles de la pandemia, cuando estrechó vínculos con la comunidad, se preocupó por los más vulnerables, y acompañaba al delegado del barrio a entregar el módulo de alimentos a una anciana vecina que no podía salir de casa.
Su presencia en el barrio no es ocasional. Es constante, firme. No sé a qué hora descansa —si es que descansa—, porque es común verlo recorrer las calles a cualquier hora.
Osvani no solo garantiza seguridad: transforma vidas. Jóvenes en situaciones difíciles han encontrado en él una guía. Uno de ellos, con problemas familiares, logró terminar sus estudios técnicos en el Politécnico "Osvaldo Herrera", gracias a sus consejos.
El Subteniente Osvani Torres Muriam es más que un jefe de Sector. Es amigo, confidente, protector. Un ser humano que con su trabajo diario salvaguarda los intereses del pueblo trabajador.
Hoy volví a verlo y le pregunté cómo había reaccionado su familia al enterarse del reconocimiento.
—Cada condecoración se la dedico a mi familia, que es mi motor impulsor, me dijo.
Pero esta vez, su mirada se tornó más seria:
—Este reconocimiento se lo dedico al Capitán Leonel Mesa Rodríguez, mi compañero asesinado vilmente mientras cumplía con su deber. Un jefe de Sector como yo.
Este homenaje no pudo ser más oportuno. En su sector se han sembrado iniciativas que son ejemplo para todo el país. En agosto de 2023, junto a la Dirección Provincial de los CDR y el núcleo zonal del Partido Comunista de Cuba, se fundó el Destacamento Juvenil “Defendiendo Cuba”. Y el 9 de octubre de 2020, el Coordinador Nacional de los CDR y Héroe de la República de Cuba, Gerardo Hernández Nordelo, fundó allí mismo la Conga “28 de Septiembre”, la Conga de los CDR.
Proyectos como estos no nacen solos: requieren constancia, liderazgo y entrega. Requieren de héroes de azul con el corazón bien rojo.
El Subteniente Osvani Torres Muriam es una de esas personas que marcan huella, no solo por su uniforme, sino por su humanidad. En su barrio, es conocido y querido. En los ojos de mi nieto, es un modelo. Y en el corazón de su comunidad, es un símbolo de lo que debe ser un verdadero revolucionario.
Porque los verdaderos héroes no hacen ruido. Trabajan, ayudan, previenen y construyen patria todos los días.
Sin descanso. Sin esperar nada. Con la dignidad de los que siempre están.
Otras informaciones:
La Academia de Policía Mártires de Tarará XXI años de honor sacrificio y dedicación a la Patria