En el constante movimiento de la transportación habanera, donde cada día van y vienen miles de historias de transportistas y sus pasajeros, emerge un relato que restaura la confianza en la decencia humana, en esos valores del cubano que muchos dicen que “están perdidos”. Esta vez lo protagonizan el chofer Janier Fernández Delgado y el conductor Yosvany Guerra Rodríguez, de la gazelle 637 de la Ruta 11 (Diezmero-La Ceguera), quienes convirtieron lo que hubiera podido ser una anécdota triste en un testimonio de honestidad.

La historia la conocimos gracias a la publicación de la usuaria Lucy González en el grupo de Facebook “Transportación Habana TH":

“Hola a todos, paso por aquí para agradecer al chofer y al conductor de la gacela de la Ruta 11, carro 637, con chapa 226929.

Se me cayó mi monedero en el carro y yo vuelta loca cuando llegué a casa y no lo encontré, y en medio de la desesperación, llega el compañero conductor con mi carnet de identidad y junto con el chofer me hace entrega de mi monedero. No tengo palabras para agradecer.

Su nombre (el del chofer) es Janier Fernández Delgado, el nombre del conductor no me lo dieron. Gracias a ellos por su buen gesto, un hecho que demuestra que aún quedan personas honestas en nuestra Cuba. Bendiciones para ellos”.

Con motivo de esta publicación, un equipo de Desafío visitó la piquera de la Ruta 11, en La Ceguera, Marianao, para conocer de primera mano la historia de estos hombres.

El hecho ocurrió, según cuenta Janier, el sábado pasado durante uno de los recorridos. Lucy González, una de las pasajeras, había descendido del vehículo en las inmediaciones del hospital Miguel Enríquez, ajena al monedero olvidado en su asiento que contenía su carnet de identidad, tarjetas bancarias y el único efectivo que disponía. Otro pasajero cambió de asiento conscientemente para cubrir el monedero y apropiarse de él, lo que retrasó su descubrimiento.

Fue al final del recorrido, en Diezmero, San Miguel del Padrón, donde Yosvany Guerra avistó el objeto y le pidió al pasajero que lo devolviera. El individuo se negó, pero afortunadamente en las cercanías había una oficial del ministerio del Interior que le exigió mostrar el monedero, lo que permitió revelar a quién pertenecía. Inmediatamente, siguieron el protocolo establecido por la Agencia de Taxis: presentar ante la dirección de la Agencia cualquier objeto olvidado o perdido por los pasajeros.

El consejo de dirección realizó la pesquisa de los documentos identitarios de Lucy y reveló su dirección exacta. Janier y Yosvany emprendieron (en la propia gazelle) el camino hacia la vivienda de la afectada. "Fue lo que hicimos, se lo llevamos... a su casa", narra con sencillez el chofer.

El reencuentro con su monedero transformó la desesperación de Lucy en alivio y gratitud que inmediatamente compartió con la comunidad virtual. Para estos trabajadores, sin embargo, el gesto no constituyó nada extraordinario, sino la aplicación de un principio ético que consideran inherente a su oficio: "Eso es normal de nosotros, que todo lo que se queda en el carro se devuelve. Eso es una cosa que nosotros tenemos por seguro y todos los que trabajamos aquí tenemos ese tratamiento ante estas situaciones. Por supuesto que tenemos necesidades, como cualquier otro cubano, pero eso no erosiona nuestro compromiso moral”.

La historia, amplificada por la gratitud espontánea de Lucy en las redes sociales, trasciende la anécdota para convertirse en metáfora: en un contexto donde lo fácil sería mirar hacia otro lado, dos trabajadores del transporte eligen recorrer el camino que conduce a la integridad. Janier Fernández Delgado y Yosvany Guerra Rodríguez no solo devolvieron un monedero perdido; reafirmaron que los valores más esenciales siguen de pie, contra viento y marea.

Foto: Naturaleza Secreta

Tomado del perfil en Facebook de Eduardo Rodríguez Dávila, ministro de Transporte)

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