Aliuska Corría Anache y Aliena Comella Alfonso, laboran en el servicentro Capital de Cupet, han logrado establecer un sello distintivo donde realizan turnos de servicio en medio de los rigurosos controles para el despacho de combustible a vehículos que garantizan la vitalidad de pacientes requeridos de un traslado urgente; pipas para el acarreo de agua, equipos de bomberos y de organismos que deben garantizar las urgencias de organismos e instituciones vinculados al funcionamiento de la administración del gobierno capitalino.

En la edición de la pasada semana publicamos un comentario referente al equipo de trabajo de este cupet y recibimos –por la vía electrónica de nuestra página en la Internet (tribuna.cu) las opiniones de choferes que ratifican la capacidad de estas jóvenes para hacer frente a situaciones de tensión y regalar, al salir de allí, una sonrisa.

“¿No sé cómo pueden despachar, sin emplear una respuesta agresiva a quienes incluso llegan de mal hu
mor?” asegura Daniel –conductor de ambulancia, vinculada a hemodiálisis- y sostiene que “pocos conocen el significado de un buen trato que incluye el respeto de estas mujeres que laboran en un medio donde la exigencia es de primer orden”.

“En este caso, después que recibes el servicio, en este lugar, llegas a entender a estas compañeras que, su-
pongo, no dejan de tener sobre ellas el peso de la administración de una casa, el cuidado de la familia, los hijos, el esposo… Son valores que no deben extinguirse”, enfatiza Wilmer, bombero.

Aliena, sonríe ante la pregunta. Reflexiona un poco y responde: “No hacemos nada extraordinario. Es im-
portante que nuestros clientes mantengan un comportamiento adecuado. A pesar de que nadie está exento
de un mal día y puede recibir una frase inadecuada. Considero que sobre nosotras recae una alta responsabi
lidad.

Es lo que obliga a desarrollar una especie de vínculo para entender las condiciones apremiantes de un
momento, casi siempre lleno de urgencias, pero sin fallar en los controles que establecemos como parte de
este colectivo de trabajo.

“Es cierto que algunos llegan y después que ven el trato que nos ofrecen usted nota el cambio. Nos
hablan con respeto e incluso llegan a establecer la misma conducta con el resto de los conductores que arri
ban a este servicentro. Por supuesto, cada turno es de una tensión diferente. Cuando llegas a la casa debes
continuar otras tareas relacionadas con los niños como en mi caso tengo a mi pequeño Bryan Jesús, quien
siempre me pregunta cómo me fue y por supuesto me apoya en algunas de las tareas hogareñas. Hace lo que
puede”.

Aliuska, lleva ocho años de labor en servicentros. Es un trabajo de mucho control. Incluso, un turno puede
dejarte exhausta; sin embargo, debes entender que –de algún modo- contribuimos a reducir las tensiones de
chóferes que salen a realizar una urgencia médica o de bomberos, por citar algunos ejemplos, y observas, en sus rostros, las huellas que deja la falta de sueño porque también llevan una carga de trabajo intensa, pero relacionada con la determinación de asegurar la vida de personas.

“Es por eso que llegamos a conocer los resortes psicológicos que llevan a una respuesta adecuada, no agre-
siva; exigente, pero sin extremos.

Lo aprendí de mis compañeros. Es como una gran familia. Incluso porque, en ocasiones, la dirección soli-
cita nuestro trabajo en cualquiera de los Cupet de la capital.

“Claro llegas a la casa molida, como decimos los cubanos, pero entera en cuanto a la determinación de contribuir al sustento y la educación de la familia. Es lo que explico a mis hijos Jesús y Thiago. No puedes fallarles en ningún sentido y esto incluye el apoyo y consideración de mi esposo. Es la esencia del por qué defendemos la imagen de nuestra empresa y, por supuesto, la nuestra como trabajadoras”.

Otras informaciones:

La Habana: Renuevan bancos de baterías en gabinetes telefónicos