Daysi Borroto Barreras, es Capitana de buque. Todos esperaban verla en la celebración del Primero de Mayo en La Habana que tuvo lugar en la Colina Lenin del municipio de Regla, donde reside. Lleva con orgullo sus charreteras y una sonrisa que desafía tormentas; aunque en sus ojos el brillo de la primera vez que vio el mar, permanece intacto. “Desde chiquita siempre me gustaron los barcos. De hecho cuando terminé la secundaria básica ingresé a los Camilitos; pero nunca terminé esos estudios. Era muy difícil y decidí matricular en la Escuela Aracelio Iglesías, en la especialidad de Transporte marítimo, por cuatro años.

Me otorgaron la Academia Naval y no pude ingresar en esos momentos; pero me encontré con un compañero que laboraba en la Empresa de Obras Marítimas y comencé una labor en tierra.

“Para ocupar la plaza debía tener un cargo de oficial en la cual estaba: capitán u oficial. Yo tenía un niño en aquellos momentos. Ahora tengo tres. Pude entrar, posteriormente en la Academia Naval y concluí en el 2004, como oficial de puente. Estuve en los llamados buques asfalteros, muy poco tiempo porque tenía un capitán que no gustaba de navegar con mujeres.

Foto: Raúl San Miguel

“Me dolió era un capitán muy recto, pero me obligó a esforzarme más. Entonces me bajó y permanecí en tierra, hasta el 2012 que logré que el capitán Barrientos, de las grúas japonesas, me llamara como su oficial.

Por supuesto, no lo pensé dos veces y nos fuimos al Proyecto de Mariel (dragado de la bahía) hasta el 2015.
“Una mujer a bordo, siempre es una limitación para el resto de los tripulantes. Debían andar en short, no en camisetas; evitar las malas palabras porque estaban advertidos de que tendrían una oficial a bordo.

Después cuando vieron mi forma de ser, mi carácter, dijeron no queremos ningún capitán, te queremos a ti.

“Todos me disputan y preguntan cuándo iré a comandarlos a sus buques. Estoy a la espera de una cooperación en la República Bolivariana de Venezuela, a bordo de un buque de dragado de alta tecnología.
“Gracias a mis hijos es que puedo cumplir esa tarea.

Siempre los puse primero y por eso no acepté navegar en una compañía extranjera u otro tipo de embarcación que me alejara mucho de ellos. No tenía cómo dejarlos. Ahora se cuidan entre ellos. El mayor se graduó aquí de marinero, de cocinero y ahora es chef. Mi hermano se hizo gruero, aquí, ahora está en otra compañía, pero igual traje a toda mi familia para esta empresa.

“Yo diría a las mujeres que se esfuercen. Cuando se tiene hijos cuesta más trabajo, más si tienes un esposo que no acepta lejanía, porque no le gusta tu vida a bordo y piensa la posibilidad de hacer germinar la desconfianza. En el respeto está la clave. Llevo en esta empresa 26 años. Me cuidan como a una niña. Desde el personal de tierra hasta el de mar. No hay ninguno que no vaya a mi casa cuando lo necesito.

Yo atendí una especialidad que no les gusta ejercer a muchos: Código de gestión. Lo domino fácil porque fue en lo que comencé a trabajar. Llevar papeles…

Con los ojos cerrados puedo hacer esa labor. Yo creo que sin Marlen, la electricista, el Quality Star, no tendría vida.

ESTE BUQUE ES MÍO…

Marlen Sayas Hidalgo, sonríe y todo en derredor se llena de su presencia. Estuvo designada por la dirección de la Empresa de Obras Marítimas, para recibir el reconocimiento que tuvo lugar en la Colina Lenin, frente al Primer Secretario del Partido y Presidente de la República Miguel Díaz-Canel Bermúdez.

“¿Te imaginas…? ¡Tremenda emoción y responsabilidad! Estudié en el Instituto Politécnico Hermanos Gómez, en la especialidad de Sistema Eléctrico Industria. Me ubicaron en esta empresa, donde jamás pensé estar tanto tiempo. Comencé por los talleres, en el área de mantenimiento, quince años, aproximadamente.

Entonces por necesidad de la empresa, en una de las cuatro entidades: La naviera, me solicitaron porque no tenía eléctricos navales. Pasé los cursos imprescindibles y terminé en una draga chiquita, del tipo estacio-
naria, en la Isla de la Juventud, durante un año. Volví a este lugar hasta que me enviaron a una draguita en Cienfuegos, donde estuve un poco tiempo.

Foto: Raúl San Miguel

“Esta draga, la Quality Star, se quedó sin eléctrico, durante su labor en el Proyecto Mariel. El director me pidió venir a este buque. Yo la había visto; pero no la conocía. Le dije: ¿Usted está seguro? Alegué mi desconocimiento de la embarcación, pero insistió. Tuve que aprender los planos, con la ayuda de la tripulación quienes apoyaron mucho.

“Muchos de los marineros de este buque me conocían de mi trabajo. Se alegraron. ¡Yo no!, pero continué. Pensé que haría un papelazo. Pero confiaron. Me estaban esperando… Llevo casi 29 años de labor. Este es un barco escuela, enseña mucho, debes saber de hidráulico, electricidad, electrónica, de todo.

“La empresa debe rescatar la formación de jóvenes en esta especialidad que resulta tan necesaria. Recuerdo mis prácticas en la Pesquera, de la empresa Prodal, también en la subestación ubicada en Capdevila, Boyeros. Un dragado a nivel mundial es caro y requiere de mucha especialidad.

“Cuando el director de la Empresa de Obras Marítimas, Miguel Enrique Céspedes Coterón, me llamó para
que le acompañara en el acto por el Primero de Mayo en La Habana, supe que estaba en un momento histórico.

Mi familia me apoya, también mis compañeros de trabajo con los cuales nos veremos en la Plaza de la Revolución.”

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