Con la presencia del Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Presidente de la República de Cuba, se colocó una ofrenda floral en memoria de las víctimas de la explosión del vapor francés La Coubre.
Después de la colocación de la ofrenda, el Presidente cubano, acompañado por el Primer Ministro Manuel Marrero Cruz y el Secretario de Organización del Comité Central Roberto Morales Ojeda, miembros del Buró Político, presenció una vista oral en la que varios testigos ofrecieron su testimonio ante un tribunal. Durante esta audiencia, se presentaron pruebas irrefutables de la participación directa del gobierno de Estados Unidos en el criminal sabotaje.

En el acto también estuvieron los miembros del Comité Central, Liván Izquierdo Alonso, primer secretario del Comité provincial del Partido, y Yanet Hernández Pérez, Gobernadora de La Habana.

Aquel 4 de marzo de 1960 quedó grabado en la memoria del pueblo cubano. Los estruendos de las explosiones que sacudieron el puerto de La Habana aún resuenan en los oídos de quienes fueron testigos de aquella tragedia. El buque, que transportaba armamento y municiones pera la defensa del país, sufrió una explosión devastadora durante la descarga. Este hecho provocó el colapso de las bodegas, causó daños significativos en la parte trasera del barco y resultó en un alto número de víctimas fatales y heridos.
Posteriormente, un segundo estallido ocurrió mientras trabajadores portuarios, policías, bomberos, soldados y vecinos se unían para auxiliar a los afectados, dejando un trágico saldo de casi 100 muertos y más de 200 heridos. Hoy, 65 años después, Cuba volvió a clamar justicia.
En un solemne Juicio Antimperialista, el Tribunal Supremo de La Habana condenó al gobierno de Estados Unidos como responsable del acto terrorista. La representación de la vista oral, con varios testigos, mostró pruebas irrefutables de la participación directa del gobierno estadounidense en el sabotaje.
Tras un exhaustivo análisis de las pruebas, el Tribunal, presidido por la Jueza Profesional Patricia del Carmen Romero Madrigal e integrado por Lorena Francisca Velázquez Borges, Gisselle Ponciano Mederos, Camila López Fumero y Daniel Corrales Ponce, determinó que las explosiones no fueron un accidente, sino un sabotaje premeditado orquestado por los servicios de inteligencia estadounidenses.
El peritaje técnico, presentado por Pedro Etcheverry Vázquez, Director del Centro de Investigaciones Históricas de la Seguridad del Estado, demostró la imposibilidad de que las detonaciones ocurrieran de manera fortuita. Incluso, pruebas realizadas por las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) confirmaron que se trató de un ataque planificado fuera de Cuba.

Este “crimen de lesa humanidad”, como lo calificó el fallo, no solo segó la vida de 101 inocentes, sino que también dejó decenas de viudas y huérfanos. En el juicio comparecieron Silvio Ruiz Sáez, Osvaldo Canseco Fernández, Alberto Felipe Codina Carril, Leandro Martínez Gorüet y Rosario Velasco Gómez, familiares de algunas de las víctimas, quienes narraron el impacto devastador que tuvo este ataque terrorista en sus vidas.
Cuba mantiene hoy la voluntad de resistir las agresiones externas y los intentos de subvertir su proceso revolucionario, alzando la consigna “Patria o Muerte”, lema que ha acompañado al pueblo cubano desde que nuestro Comandante en Jefe, Fidel Castro, lo pronunciara en el acto de despedida del duelo a las víctimas del sabotaje al vapor La Coubre.




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