Con un trabajo productivo en el surco y un conversatorio acerca del legado de Adolfo Rodríguez Nodals, ingeniero agrónomo y Doctor en Ciencias e impulsor en la Isla de la agricultura urbana, suburbana y familiar, el sector de la agricultura lo recordó a siete años de su partida física.

Organizado por el Grupo Nacional de la Agricultura Urbana, Suburbana y Familiar (AUSUF) en el organopónico IMRE II, en 5ta y 44, en el municipio Playa, sus colegas de esta instancia y otras entidades del sector y productores, le rindieron homenaje de la mejor manera posible para recordarlo: compartiendo con los trabajadores de la unidad productiva, junto a quienes cosecharon habichuela, para que fuera puesta al alcance de la población en el punto de venta.

"Estamos haciendo un trabajo voluntario y productivo en este organopónico fundacional para recordar al líder indiscutible del movimiento de la agricultura urbana, suburbana y familiar en nuestro país, el doctor Adolfo Rodríguez Nodals, Adolfito como cariñosamente le llamamos y hablar de su legado. Con esta acción es como debemos  recordar todos a nuestro querido Adolfito que tanto luchó, tanto se sacrificó, tanto trabajó para el desarrollo de este movimiento en nuestro país", declaró Elizabeth Peña Turruellas, directora de la agricultura urbana, suburbana y familiar.

Foto: Raquel Sierra

A siete años de su desaparición física, agregó, él está presente en nuestro trabajo cotidiano en el programa de la agricultura urbana. "Siempre lo recordamos, pero hoy es una fecha  muy emotiva y estamos haciendo algo que da respuesta a ese legado que nos ha dejado Adolfito: mantener vivo el movimiento de la agricultura urbana, suburbana y familiar y seguir desarrollándolo, por todo lo que él significó para este movimiento y por todo el trabajo que desarrolló".

Como lo estamos haciendo en La Habana, se ha indicado al resto de los territorios, cada uno de los municipios y provincias del país, que rindieran honor a ese legado, agregó.

Legado

Su legado, enseñanzas y lecciones técnicas y de vida recordaron quienes compartieron con Rodríguez Nodals la construcción de un sistema que llenó de hortalizas y vegetales espacios hasta ese momento improductivos, algunos llenos de escombros y chatarra.

Raúl Mejías, del grupo nacional, recordó que la agricultura urbana tomó fuerza como programa en la década del 90, sobre todo del 1990 al 1995, cuando Cuba enfrentó "un periodo bastante similar al que estamos viviendo hoy". A su vez, calificó a Rodríguez Nodals como un científico práctico, que llevaba el pensamiento a la acción.

"Cuando un día quizá no se hable de agricultura urbana, Adolfo va a estar presente, porque uno no camina un patio en Cuba donde no vea una mata de mango, una mata de guayaba, una planta de café, una flor fina tropical ...o donde no se hable de los peces", dijo y consideró que a Cuba hoy le haría falta dar un vuelco total al programa de la agricultura urbana si hay algo que acorto paso pudiera dar un resultado eminente en muchos de los aspectos. 

Acerca de la necesidad de incrementar también la producción de proteína animal para combinar con hortalizas y  vegetales, sentenció: "necesitamos más velocidad, necesitamos más fuerza".

Foto: Raquel Sierra

De acuerdo con Francisco Martínez Rodriguez, el movimiento se desarrolló a partir de una estrategia de unir 12 instituciones de Cuba, productivas, científicas y las universidades, en una integración total, a partir de la aplicación de los resultados de esas instituciones para hacer avanzar el movimiento "y en eso Adolfito fue cardinal" y "por eso el movimiento fue tan fuerte".

Martínez destacó cómo en cada recorrido por el país del grupo nacional Rodríguez Nodals quería ver cosas nuevas en el campo y consideró el logro más grande haber mantenido el programa de la agricultura urbana durante más de treinta años.

Sergio Abreu equiparó a Rodríguez Nodals con el historiador Eusebio Leal, pero en el ámbito de la agricultura y destacó su capacidad de comunicarse con un lenguaje técnico con científicos y con otro, más comprensible, para los productores.

Marta Velázquez Espinosa, de la Organizacion Superior de Dirección Económica Agrícola, quien compartió con Adolfo misiones para impulsar el desarrollo endógeno en Venezuela y también fue su alumna de maestría en agricultura urbana, recordó su carisma y como para él no existían imposibles.

Según Leanne Ortiz Guilian, de la Dirección de la AUSUF en el Ministerio de la Agricultura, el científico, quien combinó su labor al frente del grupo nacional con la dirección del Instituto de Investigaciones Fundamentales en Agricultura Tropical Alejandro Humboldt (Inifat), logró introducir resultados tanto de la investigación como de los propios campesinos y contribuyó a incrementar la diversidad de cultivos, tanto de las hortalizas como de los frutales y del alimento animal,  así como impulsar las fincas agroecologicas y la producción de semillas propias.

Por su parte, Renier Pérez, del  Inifat se refirió a la labor por fortalecer los vínculos con las universidades y a la promoción del consumo de hortalizas y vegetales poco conocidos, pero importantes por sus aportes de nutrientes y vitaminas al organismo.

Al recordar a Rodríguez Nodals, sus colegas llamaron a rescatar la capacitación de quienes están en el surco, a no perder la esencia de producir alimentos en los prganoponicos ante la posibilidad de vender productos externos, producir en cada pedacito de tierra, entre otras prioridades.

Foto: Raquel Sierra

Sin detenerse

Según dijo Peña Turruellas, el movimiento de la agricultura urbana no se ha detenido, sino que  se ha seguido desarrollando. Hace siete años, recordó, el programa tenía nueve metros cuadrados en habitante, con el reto de llegar a los 10 metros, equivalente a 10 000 hectáreas en producción de hortalizas y condimentos frescos. "A partir de la indicación de la máxima dirección del país, hemos crecido en cerca de 10 000 hectáreas y se concluyó 2023 con 18 000 hectáreas dedicadas a esos cultivos".

La directora nacional del programa se refirió a las dificultades por las que atraviesa la AUSUF, entre ellas, el déficit de materia orgánica, dada la caída de fuentes y volúmenes de cachaza y estiércol; la obsolescencia y desgaste de los sistemas de riego, la escasez de semillas y las carencias para el adecuado manejo agroecológico, entre otros, que provocan una contracción en los rendimientos. No obstante, destacó, ante las limitaciones los productores recurren a la innovación y emplean diferentes alternativas y plantas para prevenir las plagas, a la vez que se incrementa el número de hectáreas para compensar la baja en los rendimientos.

Peña Turruellas sostuvo que aún en tan complejas circunstancias existen reservas y potencialidades que, unido a una mejor capacitación, atención a la base productiva y gestión, podrían traducirse en resultados superiores en medio de condiciones tan complejas como las que vivió Cuba cuando este programa se extendió a todo el país.

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