Una guagua vacía en un parqueo de El Cano a las 5:30 a.m. no nos dice mucho, pero estamos aquí porque sabemos que pronto su suerte va a cambiar.

Todavía oscuro, Delfín Luis Ramos Cruz enciende los motores y la Yutong sale por toda la calle 81 a buscar a la profe Maira. Van recogiendo estudiantes por varios lugares de La Habana: Punta Brava, La Novia del Mediodia, Valle Grande, El Chico y Wajay, casi antes de llegar a la escuela.

Se montan Rachel, María Karen, Ale, al mismo tiempo que va amaneciendo. Suben Ricardo, María Claudia, Lía y las risas se incrementan. La luz entra por la ventana y se empieza a sentir cálido.

Delfín pone música a petición de los pasajeros, se oye de todo pero más reguetón porque él sabe que les gusta. Dice la profe que hoy no bailan por penosos. Ya cuando llegan Yohan, Leroy y Luis Felipe el ambiente está creado, todo el mundo feliz a las clases. Rachel y Karen cotillean por allá atrás, Ricardo le guardó el asiento de al lado a Lía y Ale dice que Yohan es su socio. Ahora la guagua no está vacía y dice mucho.

Foto: Tomada del perfil de facebook de Eduardo Rodríguez Dávila

Delfín Luis comenzó de mecánico pero, como su padre que también transportaba estudiantes, su vocación era detrás del timón. “Yo todo con mi guagua. Mi carro si se rompe lo arreglo, porque esos niños tienen que venir a estudiar”.

La última parada es Fontanar, en la escuela Solidaridad con Panamá, una institución que recibe a niños con necesidades educativas especiales y para "sus niños" siempre está su chófer Luis, que ha acumulado metodología en los 30 años que lleva manejando ómnibus escolares y sabe y disfruta trabajar con ellos.

Luis y Maira reciben a cada uno de los estudiantes. El trato es íntimo. Se bajan del bus, asisten a los que lo requieren para subir, se comunican con los padres cuando llegan a una parada y no están (para saber qué pasó que no van a a la escuela ese día) ya que estos, a su vez, confían en ellos.

“Porque yo los cuido —dice Luis—, los padres ya me tienen como un segundo papá. He visto a muchos de ellos que ya son adultos ¡Y se acuerdan de mí!”

Llegan al destino y el carro vuelve a estar vacío, en el parqueo de la escuela. Así arriban 6 guaguas más cada mañana escolar. En la tarde hacen el retorno.

(Comparto este texto preparado por el equipo del Proyecto “Desafío”, acerca de una grabación reciente del trayecto de recogida de los niños de la escuela Solidaridad con Panamá, de Siboney hasta Fontanar)

Foto: Tomada del perfil de facebook de Eduardo Rodríguez Dávila
Foto: Tomada del perfil de facebook de Eduardo Rodríguez Dávila
Foto: Tomada del perfil de facebook de Eduardo Rodríguez Dávila

(Tomado del perfil de facebook de Eduardo Rodríguez Dávila, Ministro de Transporte)

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