Oscar David Sahorí Alfonso es un transportista habanero de 66 años que fue capaz de convertir a la terminal de ómnibus que dirigía en una de las mejores de La Habana y de Cuba. ¿Cómo lo logró en condiciones tan difíciles? Para responder esta pregunta no basta con esta publicación de carácter más personal. Habrá que regresar a él más de una vez.

No siempre fue director de la terminal de Guanabo, a la que se consagró. En realidad, su vocación profesional era la mecánica, trabajo que empezó a desempeñar en 1980. Pudo visitar Hungría, como adiestramiento de esta labor, aunque sabía que su misión estaba aquí en Cuba.

En 1985 comienza a trabajar en la Empresa de Ómnibus Urbano. Lo hace indistintamente en 6 bases, siempre a cargo de los asuntos técnicos. En 1991, por problemas generales y en momentos muy duros para el país, se le solicita que dirija una de las bases en La Habana, la terminal de Guanabo. Nunca hubiera esperado Oscar David que permanecería dirigiendo la misma base por 33 años, labor que concluyó justo el mes pasado. Él valora como pilares de su trabajo en la terminal, el liderazgo ante el colectivo, la disciplina y el cumplimiento de la normativa vigente.

Nuestro entrevistado recuerda que lo marcó mucho la primera inspección del Inspector General del Transporte en esa época, el compañero Pedro García Peláez. Sahorí solo llevaba unos pocos meses a cargo de la terminal de Guanabo, y en el análisis salió valorado como deficiente. Cuatro años después se repite la misma inspección y la calificación fue de sobresaliente. Su base logró en pocos años dos sobresalientes, algo que no era común. Su interacción con García Peláez y su desarrollo como profesional en la Empresa de Ómnibus Urbano, conspiraron para que Sahorí tuviera principios de trabajo claves como la honestidad y la legalidad.

Foto: Tomada del perfil de Facebook de Eduardo Rodríguez Dávila

Oscar David ha alternado su trabajo con otras funciones como ser chofer de guagua. Cubría uno de los tres turnos de trabajo diario como chofer de ruta urbana, mientras no le coincidiera con su labor en el taller. Ahí pudo comprender cómo es la interacción directa con la población cuando se detiene en las paradas. Vivió las guaguas repletas de personas, en temporadas de playa, así como el vandalismo dentro del articulado con ventanillas y puertas.

Oscar David reflexiona sobre la importancia de lo que vivió: “Creo que es importante, para cualquier directivo de esta parte del transporte de pasajeros, que conozcan las interioridades de los puestos de trabajo, como los de choferes, quienes interactúan permanentemente con la población y de ellos muchas veces depende la valoración general que de hace sobre el servicio. Hay que resaltar la labor de los choferes”.

Oscar David cree importante que los jóvenes se capaciten, que aprendan; afirma: “el que no tiene vocación por lo que hace nunca va a logar su objetivo”.

Valora la relevancia de empatizar con quienes caminan por las aceras y esperan en las paradas, que a fin de cuentas es el pueblo, donde también están nuestros familiares, quienes trabajan y se sacrifican tanto como los transportistas.

(Tomado del perfil en Facebook de Eduardo Rodríguez Dávila, ministro de Transporte)

Ver además: 

Rostros del transporte (I): Bleynis