Hasta la finca El Pedregal, del productor Eduardo Biol, en el poblado Minas, Guanabacoa, llegaron representantes del sector agropecuario vinculados al proyecto “Impulsar la transición ecológica en La Habana para garantizar la seguridad alimentaria, la sostenibilidad de las formas de vida y la diversidad de los ecosistemas”.
El fin de la visita: ejecutar una de las primeras acciones de esta iniciativa: realizar el diagnóstico de los beneficiarios, finca a finca, para identificar problemas y posibilidades y trazar las estrategias para un adecuado manejo.

Con ojos inquietos y guiados por el profesor Luiz Vázquez, la presidenta de la Asociación Cubana de Producción Animal (ACPA) en La Habana, Aurelia Castellanos; y la vicepresidenta de ACPA en la capital y directora del proyecto, Vivian Leiva González, comprobaron en qué condiciones se encuentra El Pedregal y se dieron algunas pistas para que pueda ir dando pasos hacia una finca sobre bases agroecológicas y de economía circular.
La evaluación evidenció la existencia de diferentes áreas productivas, una de ellas destinada a la ganadería, con acuartonamiento y tierras sembradas de caña y otros tipos de alimento animal. Otros espacios albergan cerdos, cabras, conejos, mientras en una parte se crean las condiciones para el compostaje. A su vez, se hizo un intercambio acerca de los principios de la agroecología.
Esta visita formó parte de un taller que incluyó en su primera jornada un intercambio con los beneficiarios de diferentes unidades productivas acerca de las fincas, su extensión, principales cultivos, así como los problemas más recurrentes y necesidades.

Los primeros pasos
Según explicó la directora del proyecto que recién inicia, este “fue aprobado en agosto y lo primero que hace es formar capacidades”, con el acompañamiento del Instituto de Ciencia Animal en los temas pecuarios, y del doctor Luis Vázquez, para aquellas temáticas relacionadas con la agroecología.
“En ambos casos, se comienza por una fase de diagnóstico, en la que se visitan los beneficiaros finca a finca, para tomar una fotografía de lo que tenemos hoy en cada uno de los escenarios y qué queremos transformar”.
En ese camino en la primera decena de enero, se empezó el proceso de formación con el Instituto de Ciencia Animal en las unidades pecuarias. “Se visitaron cinco unidades, tirando esa fotografía, en la que instituto diagnostica cada una de ellas y a partir de ahí se elabora un plan de acción que se discute con las entidades beneficiadas y comienza la transformación. El recorrido en las fincas, con igual fin, se inició con la visita al Pedregal”, señaló.
¿Qué arrojó entonces la fotografía al sector pecuario? De acuerdo con Leiva, en la parte de la ganadería se observó una sobrecarga de animales por área productiva, gran infestación de marabú, pocas áreas destinadas al forraje para alimentar la masa. “Todas esas unidades son lecheras, su objetivo es la producción de leche y todo los detectado va en detrimento de los rendimientos”.
Por otra parte, dijo, el recorrido arrojó que los residuos orgánicos no vuelven al área productiva, para usarlos de manera que contribuyan a obtener rendimientos superiores. “Entonces, se trata de revertir todo esto y, a través de las capacitaciones, enseñarles a los agricultores cómo podemos transformar la situación”.
En el sector, existen limitaciones materiales, no existen sistemas de riego, las entidades no tienen cercas para delimitar las áreas, evitar robos y en ocasiones, no disponen de los insumos que necesita el animal, entonces, estamos tratando desde el punto de vista agroecológico, proponer soluciones. Por otra parte, el diagnóstico arrojó que a las personas se les hace difícil trabajar en este sector, muy dedicado, pero también muy deprimido, abundó la directora del proyecto.
En ese sentido, el proyecto debe introducir algunos recursos para enfrentar las deficiencias detectadas. Por ejemplo, en el tema de los abonos orgánicos, “el proyecto pretende introducir una esparcidora de abonos orgánicos va a humanizar un poco el trabajo y poder prestar ese servicio a todas las unidades pecuarias; moledoras de forraje y sistemas de riego para cada unidad, donde se va a dedicar una hectárea bajo riego con energía renovable para poder sembrar el forraje que se necesita para la alimentación animal”, dijo la vicepresidenta en la capital de ACPA, que este año celebra su aniversario 50.

Un proyecto para Guanabacoa
Impulsar la transición ecológica en La Habana para garantizar la seguridad alimentaria, la sostenibilidad de las formas de vida y la diversidad de los ecosistemas, que implementada por la ACPA tiene como donante a la Generalitat Valenciana y cuenta con la colaboración de las organizaciones no gubernamentales de España Movimiento por la Paz (MPDL) y Justicia Alimentaria (JA), que operan como contrapartes extranjeras.
Con una duración prevista para 24 meses -hasta agosto de 2026-, se desarrollará en diferentes escenarios productivos del municipio de Guanabacoa, por un monto de más de 340 000 euros.
La iniciativa se enfocará, mediante asesoría, en el acompañamiento y aporte de insumos, en transformar la matriz productiva agropecuaria de ese territorio, transitando hacia un modelo agroecológico circular, renovable y socialmente inclusivo. A su vez, se espera que en las fincas beneficiarias la producción y comercialización láctea y de sus derivados se incremente un 20 por ciento, como resultado del cambio del modelo productivo.
Al finalizar la intervención al menos cuatro unidades productivas incluidas en el proyecto habrán reducido la generación de residuos en un 70 por ciento, a la vez que se aspira promover la inclusión de al menos 150 mujeres jóvenes de Guanabacoa al sector agro ganadero.

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