Sin vida interna no hay sindicato. Tampoco lo habrá sin membresía. Verdades de Perogrullo, que resultaron criterios muy recurrentes en la II Conferencia Provincial del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Construcción (SNTC), en la cual, justamente, el funcionamiento y la integración fueron los aspectos más debatidos.
Hay problemas con la realización de los activos sindicales y su calidad, demora en la solución a las inquietudes y preocupaciones que de tales encuentros deriva, e incluso, también morosidad a la hora de dar respuestas que satisfagan, cuando no es posible una salida; a veces no se actualizan los murales, el empleo de la propaganda es poco o nulo, cojea el pago consciente y oportuno de la cotización, y ha quedado en el olvido la historia del centro y la propia organización.
Ante tales realidades, Misael Rodríguez Llanes, secretario general del SNTC, no demoró la más obvia de las interrogantes: ¿Qué cosa significa funcionar?
A reglón seguido puntualizó: “Es tener cubierta la plantilla del ejecutivo, con todos sus miembros capacitados; trabajar por y con el convenio colectivo, mantener presencia activa en los Consejos de Dirección, llegarle a cada miembro del colectivo, representar sus intereses, y sumarlos a la batalla eficiencia-producción, además de dar cumplimiento a las tareas sindicales”.
Rodríguez Llanes aclaró que por esencia, el papel del movimiento obrero en el Socialismo es fundamental, y agregó que, si en la capital, por su peso y alcance, el accionar sindical no se hace sentir, el país no podrá alcanzar los resultados que se exigen y esperan del sector, a nivel de país.

En respuesta a una preocupación relacionada con los precios, calidad y variedad de los alimentos que se expenden en cafeterías y comedores, de los centros laborales del ramo, Alfredo Vázquez Pérez, secretario general del Comité Provincial de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) en La Habana, explicó que el país no está en condiciones de asumir esa carga, y la soluciones tendrán que nacer de los propios colectivos, llamados a fomentar parcelas y fincas de autoconsumos, a gestionar con el apoyo de los propios integrantes de sus integrantes.
En la actualidad, en La Habana, 23 mil 490 constructores están sindicalizados (21 mil 667, estatales, dos mil 80, y 274 jubilados), lo cual representa un decrecimiento significativo en comparación con las cifras del año precedente.
Las principales causas del decrecimiento apuntan falta de agilidad para incorporar a los recién incorporados a los colectivos, resistencia para sindicalizar a los jóvenes en adiestramientos y contratados por tiempo determinado, y la no realización de los procesos en el sector particular, donde se concentra la más baja afiliación.
El buen funcionamiento, determina el cumplimiento del resto de los compromisos y prestigia a la organización de cara a la administración y los trabajadores. En ese punto coincidieron quienes, resaltados como ejemplos positivos del quehacer sindical hablaron a nombre de la Empresa de Tecnologías Industriales para la Construcción (TICONS), los contingentes Raúl y Blas Roca Calderío, Cooperativa Estatal Autochapt.

Sobre la base de sus experiencias, hablaron de lo beneficioso que puede resultar el encadenamiento productivo entre las entidades estatales y las cooperativas, de cómo una finca agropecuaria gestionada por esfuerzo propio puede cubrir ampliamente los requerimientos alimenticios de todos los integrantes del colectivo y erigirse referente nacional, y salieron a relucir múltiples variantes de estímulo a quienes más aportan, que van desde un diploma hasta la reparación de la vivienda, a partir de las propias ganancias de las entidades.
Javier Martínez Díaz, miembro del buró provincial del Partido, ponderó las enormes potencialidades que existen en el encadenamiento productivo hacia cualquier dirección que se realice, sobre todo –explicó- en un sector como la construcción que incide en todo los demás sectores y se erige locomotora de arrastre del desarrollo económico y el bienestar.
“Ahora mismo varias brigadas de constructores apoyan en la recogida de desechos sólidos, aquí en la capital”, acotó a modo de ejemplo.
Martínez Díaz advirtió que la Revolución atraviesa por uno de los peores momentos de su existencia, y en medio de lo que ello presupone, la batalla además de económica-productiva, también tiene que ser política e ideológica, y en uno y otro caso, toca al sindicato erigirse protagonista, multiplicando su accionar en el seno de los trabajadores.
En la cita, donde también fue propuesto cambiar el nombre actual de la organización por el de Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Construcción y la Hidráulica, fue aprobada la propuesta de los nueve integrantes del Buró Provincial del (hasta ahora) SNTC, quienes en su primera reunión ratificaron a Ana Ibis Pacheco Isacc como su secretaria general.
Asimismo quedaron elegidos los 22 delegados que representaran a la capital en la cita final, a nivel de país, prevista para finales de octubre, en La Habana, con la asistencia de unos 150 delegados y alrededor de una veintena de invitados.

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