Mi sobrino Pavel Hurtado apenas tiene seis años, pero es tan remolón como los perezosos. Todos los días cuesta mucho trabajo levantarlo por las mañanas para ir a la escuela. Sin embargo, hoy no hubo que llamarle. Estaba despierto desde bien temprano y solo esperaba la mejor señal, a fin de alistarse y partir a la escuela para recibir su pañoleta “azul” como desde hace días suele decirle a todo el que le dé la menor oportunidad.

Y ya a esta hora, él y otro  muchos pequeñines, de la primaria Juan Ronda, ubicada en el reparto Aldabó, del municipio Boyeros, ya lucen el atributo, que se les entregó en acto solemne, que fiñes y padres disfrutaron como cumpleaños familiar, y que marcara el inicio de la Jornada Ideológica Camilo-Che.

En toda la capital, a su vez, con las ceremonias similares protagonizadas en todos los planteles de enseñanza primera, nuestros hijos y nietos sumaron más azul a los colores que distinguen sus uniformes y hacen de cada una de sus instituciones docentes, un inmenso y vivo pabellón patrio, animado al calor del palpitar de la inocencia.

Y fueron ellos, los chamaquiles, los principales protagonistas del convite. Y algunos echaron al aire sus voces infantiles, en canciones y poemas, desbordados de pura emoción en el intento de ser como el Che en la imprescindible batalla por el comunismo; también para hacerle llegar flores a Camilo, sin necesidad de  trasladarse a mares y ríos.

Una gran fiesta, toda emoción. ¿Pudiera haber algo más emocionante a esa edad que mamá o abuela coloquen en sus cuellos las añiles pañoletas?

Nadie como ellos ni con más entusiasmo asumirán el compromiso que en lo adelante les aguarda, desde su a partir de ahora condición de Pioneros Moncadistas.  Se acaban de iniciar en una organización que les abre las puertas para, desde su estatura de intranquilos locos chiquitos, empezar a desandar por los reconfortantes caminos hechos a la medida de los soldados de las mejores causas.

“Pioneros por el comunismo, seremos como el Che”. Brújula más que consigna. Y entre quienes recibían sonrientes, la añorada pañoleta, la Isla entera dio un clamor hermoso de auténtica liberta, en sus más jóvenes y esperanzadores exponentes.

Foto: Elías Argudín Sánchez

Otras informaciones:

Jornada de la Cultura Cubana: un homenaje a la identidad y la diversidad de la nación