Los miércoles a casi nadie le gustan. Dicen que es un día “atravesado” en la semana. Pero esta jornada es diferente. Las calles de la capital volvieron a vestirse de rojo, azul, blanco, carmelita; los colores de los uniformes de los más de 300 000 alumnos de La Habana que regresaron a las aulas.

Junto a ellos, otros 30 000 retornaron también a las universidades, donde acaban de pulir su formación para enfrentar la vida y aportar.

Foto: Ricardo Gómez

Los primeros días del año fueron de sosiego, merecido momento de descanso y festejos, para retomar fuerzas luego de meses muy duros. Los tiempos nos han acostumbrado a los cubanos a saltar escollos, sobreponernos, hacer de cada jornada una contienda y mirar siempre al porvenir con optimismo.

Foto: Ricardo Gómez

Este miércoles las avenidas y calles tomaron su ritmo habitual; obreros, médicos, técnicos, maestros; apresuraron el paso. Los de mayor edad salieron con sus jabitas a hacer mandados. Las paradas vuelven a repletarse de gente, algunos carros estatales paran, ayudan al traslado ante la complicada realidad del transporte público. Cierto es, muy cierto, no lo hacen todos los que pueden… y los inspectores “azules” cooperando, para aliviar la situación.

Foto: Ricardo Gómez

Es como si el año empezara este 4 de enero. Las maquinarias encienden motores en las fábricas, regresan los constructores a las obras, a los barrios; soplan aires frescos y recibimos las gratas noticias de las reservas energéticas actuales del país, quizás el mayor de los inconvenientes que hubo que sortear en los últimos meses.

Este ha sido el mejor miércoles y toca a cada niño, mujer y hombre de La Habana, a todos los cubanos, que día a día, la voluntad, cohesión, reciprocidad, aporte y deseos de buscar el bienestar común, hagan de cada jornada un momento de fortuna.

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