Zenalia García Azcuy vive desde hace 65 años en calle Polar, entre Línea y Río, en un punto del Consejo Popular Ceiba-Kohly cercano al puente Colorado, que une a los municipios de Cerro, Playa, Plaza de la Revolución y Marianao.

El pasado 23 de mayo, en horas de la madrugada, un estruendo la despertó: planchas del puente ferroviario, con las de 100 años de construido y convertido en peatonal, se desplomaron hacia el río Almendares.
“Ese puente se usaba mucho, lo atravesaban las personas y también motos. Avisamos al Gobierno, hicimos guardia y pusimos un cartel para advertir del peligro”, dijo.
El 2 de junio, relata Zenalia, con las fuertes lluvias y la basura acumulada que arrastraba el río, la estructura de hierro siguió inclinándose hasta reclinarse sobre el puente que conduce las tuberías de gas y agua.
La estructura y la basura formaron una suerte de dique que, con las primeras aguas, provocaron una inundación en un caserío donde habitan más de un centenar de personas.
Las segundas, provocaron la crecida del Almendares y las inundaciones río abajo, afectando la comunidad El Fanguito.
Con la caída del puente peatonal, señala Nelson Santana Jiménez, intendente del Cerro, se forma una represa que genera inundaciones de consideración en una zona donde existen 118 viviendas y dónde el nivel de agua alcanza una altura de un metro y metro y medio.
Cuentan los vecinos que el agua subió en apenas siete minutos. Las personas, entre ellos una treintena de niñas y niños, fueron evacuados con el apoyo de diferentes organismos, para evitar la pérdida de vidas humanas. “Evacuamos hacia un centro de protección que tenemos y en ese centro de protección, donde recibieron atención médica y alimentación. Con la normalización del tiempo, están retornando cada uno a sus viviendas. No hubo ningún lesionado”, apuntó.

Según el intendente, “aquí se afectan 38, de ellas, una con derrumbe total, y el resto, fundamentalmente, colchones, equipos electrodomésticos y alimentos”.
Todas las manos
Con la presencia de autoridades municipales de los territorios implicados, fuerzas combinadas de Cubiza, Aguas de La Habana, Cuerpo de Bomberos, Empresa de Materias Primas, Unión Nacional Eléctrica, Contingente Blas Roca, Ministerio de Transporte, Organización Superior de Dirección Empresarial trabajan intensamente en la remoción de las estructuras metálicas, que son evacuadas por la Empresa de Recuperación de Materias Primas.

Según explicó Miguel Enrique Céspedes, director de la Empresa de Izaje Cubiza La Habana, primero, retiran la estructura superior del puente, para luego quitar la plataforma de hierro que estaba sobre los rieles, por dónde transitaban las personas.

“Este antiguo puente ferroviario, convertido en peatonal, ya llevaba un tiempo con alguna fractura y a partir de las aguas y la crecida del río, terminó por fracturarse, con lo que quedó interrumpido el paso por esta vía”, señaló Leandro Méndez, director de la Dirección General de Transporte de La Habana.
“Con las labores de extracción, los proyectistas han podido tener una mayor visión de lo que pudieran estar proyectando”, puntualizó.
Ya se analizan las posibles soluciones para un puente que juega un papel importante en la comunidad: le permite a quienes van a la escuela más cercana acceder sin salir a la avenida y acorta los trayectos entre los cuatro municipios. Según explicó Héctor Gómez, director general de la Empresa de Proyecto de Obras, se valoran dos posibles soluciones: una, la reconstrucción, proceso engorroso y costoso; la otra, aprovechar el puente aledaño, que soporta las tuberías de gas y de agua.

Esta última propuesta, utilizaría “esa estructura como soporte, con una estructura metálica, lo más ligero posible que podamos construir, con uso de pernos, evitando soldaduras…conjuntamente con los bomberos para prevenir posibles incendios”, dijo.

La armazón ligera y, tal vez, desmontable, contaría con dos escaleras de acceso, que van a limitar el acceso vehicular, de manera que sea solo peatonal, con alguna rampa para subir alguna carretilla o algo ligero, y barandas para propiciar la seguridad de los peatones.
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