El timbre de la puerta y las llamadas telefónicas en la casa de Jorge Danger Cano, presidente municipal de la Asociación de Limitados Físico-Motores (ACLIFIM), en el habanero territorio de Playa, no cesan.

De acuerdo con Jorge Danger Cano, presidente de la ACLIFIM en Playa, los Gobiernos locales deben ser más protagónicos en cuanto a orientar a las entidades para evitar confusiones. Foto: Lissette Martín

“Todos los días, y a cualquier hora, vienen personas enviadas por médicos, funcionarios de la ONAT (Oficina Nacional de Atención Tributaria), del banco, de las farmacias…; también por los organizadores de colas en las tiendas, para que le tramitemos el carnet de asociado”, dice, y aclara:

“La mayoría son de la tercera edad, hacia quienes debemos nuestro mayor respeto y apoyo, pero de acuerdo con el clasificador por el que nos regimos, no es posible sumarlos”.

Auxiliado del documento que contempla los requisitos de admisión a esa gran familia -en La Habana supera los 11 680 asociados-, Danger Cano recuerda que se toman en consideración aspectos como la dificultad o imposibilidad del solicitante para realizar sus actividades cotidianas y/o sociales, ya sean laborales o de esparcimiento, entre otras.

De acuerdo con su criterio, se demanda mayor divulgación sobre las marcas en la locomoción, evidentes y permanentes, que definen ese tipo de discapacidad.

Pueden ser innatas o adquiridas; es el caso de las personas con limitaciones en sus cuatro miembros, o también en los inferiores o en los superior; los hemipléjicos, monopléjicos y amputados simples o bilaterales de miembros superiores o inferiores.

Igual las personas con mal de Parkinson cuando está manifestado, el Lupus Eritematoso si dejó una marca motora, ataxia degenerativa, así como personas con más de 60 años, pero que su limitación NO proceda de causas relacionadas con el desgaste propio de la edad, por citar algunos ejemplos.

Históricamente el tema de quién puede pertenecer a la ACLIFIM ha generado dudas. Pero tal realidad se ha visto multiplicada, de manera exponencial, tras la llegada al país de la COVID-19.

Muchos piensan que el carnet es una protección, una vía para asegurar la prioridad de acceso a las tiendas u otras gestiones”, advierte la presidenta provincial de la asociación, Elízabeth Valdivia Pérez, quien abundó en un aspecto del cual se deriva hoy la mayoría de las dudas sobre el proceso de selección: la marcada diferencia entre alguien que porta una discapacidad y aquel que ha transitado hacia el envejecimiento.

De acuerdo con la directiva, enfermera de profesión y conocedora del tema, la tercera edad es una etapa natural de la vida, cuando mostramos cambios degenerativos y patologías asociadas. No constituye, por sí misma, una discapacidad.

“Explicarlo y hacerlo entender a quienes nos reclaman el derecho al carnet, ha sido para la ACLIFIM en todos los municipios una ardua gestión, no exenta de incomprensiones”.

A juicio de Valdivia, también urge que el personal de Salud gane en claridad, para impedir desacuerdos y confusiones.

“Cada día son más las personas que nos presentan un certificado médico donde se relacionan sus padecimientos y al final se lee: para remitir a la ACLIFIM.

“Eso es un error”, aseveró, tras puntualizar que es a la organización, basada en un clasificador, a quien le corresponde determinar la entrada a ella, sustentados en su propósito de favorecer la inclusión, a partir de propiciar la participación en la sociedad con iguales derechos y oportunidades en todos los aspectos de la vida y al máximo de las capacidades y deseos.

¿Cuáles son los pasos a seguir para asociarse?

-Primero dirigirse al coordinador de base que nos representa en cada consejo popular. A él le toca presentar sus casos ante la comisión municipal que se reúne trimestralmente y analiza las solicitudes, siempre de acuerdo con los estatutos que nos rigen.

“No es el médico quien tiene la facultad de poner en un certificado que es para remitir a la ACLIFIM. Corresponde a nuestra organización decidir, basado en un clasificador, quién la integra o no”, advierte la presidenta de la asociación en La Habana Elizabeth Valdivia. Foto: Cortesía de la ACLIFIM

“Resulta obligatorio acompañar la solicitud con un certificado médico, carnet de identidad y dos fotografías; luego corresponde la actuación de la comisión provincial, que da la conclusión final. En no pocas ocasiones llegan a nosotros solicitudes con el visto bueno de los territorios, pero tras analizarlas con más detenimiento no son aceptadas".

Valdivia aseguró que quien no concuerde con el dictamen de su territorio, tiene derecho de pedir una nueva revisión. En ese particular juega su rol la comisión provincial, integrada por la presidenta, la organizadora y otro directivo, además de tres presidentes municipales.

¿Qué tiempo demora la entrega del carnet?

-Puede abarcar hasta tres meses, por tratarse de un proceso que incluye la introducción en base de datos de cada alta, y todos los años no son pocas en la ciudad; actualmente superan las 460 personas aprobadas y faltan por completar cinco municipios.

“Ante la no existencia de carnet, nosotros entregamos un documento que tiene la foto del asociado, nuestra firma y cuño de la asociación, y una marca de agua, lo cual avala a esa persona como miembro”.

Impedir que sigan generándose quejas e inconformidades que han hecho disparar las alertas sobre quién puede y quién no acceder a la ACLIFIM, supone desde la asociación no descansar en la divulgación. También que sean más certeros los resortes desde los consejos de la administración en los territorios.

Para aclarar cualquier inquietud y dar atención a la población es posible dirigirse a la sede de la ACLIFIM en La Habana, sita en calle Ermita #212, entre San Pedro Y Lombillo, municipio de Plaza de La Revolución, o llamar al 7881-0911.

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