Es de las iniciativas más plausibles de las que he tenido noticias en los últimos tiempos. Sana y profiláctica al punto de que me gustaría verle puesta en práctica en todas las entidades de la Isla con parque vehicular y choferes profesionales, incluso aquellas donde haya uno solo. Meritorio emprendimiento este, llamado a multiplicarse, no porque lo diga yo, y punto; a su favor habla el supremo propósito que le anima: Conducir un vehículo, en Cuba, no puede ser una práctica suicida.

Oscar Alberto Carvajal Serrano, director general de la Empresa Ómnibus Nacionales. Foto: Oilda Mon

“Trabajamos en función de que el buen servicio y la calidad devengan carta de presentación de la entidad, pero por encima de eso y también de todo lo demás, situamos la seguridad. Además de cómoda y confortable, nos toca ofrecer una travesía sin lamentables contratiempos, obligada a trasladar a los pasajeros sanos y salvos a sus destinos”.

Así lo puntualizó Oscar Alberto Carvajal Serrano, director general de la Empresa Ómnibus Nacionales, quien explicó a Tribuna de La Habana como en todas las Unidades Empresariales de Base del Grupo, los segundos martes de cada mes, organizan el Día de la Seguridad Vial, si bien ajustados a las características propias del lugar, erigidos sobre la base de principios esenciales e inviolables, que contemplan, de haberlos, la evaluación de las causas, consecuencias, responsabilidades de los accidentes de tránsito de la etapa precedente (el mes); análisis del coeficiente de disponibilidad técnica, además de la lectura y debate de uno de los artículos o acápites contemplados dentro Ley 109, Código de Vialidad y Tránsito, y estímulo y reconocimiento a choferes que sobresalgan de manera positiva por su desempeño detrás del timón.

En esta suerte de cruzada por la vida, invariablemente participan directivos de Ómnibus Urbanos de instancias superiores, representantes de las Comisiones de Vialidad, de la Dirección de Tránsito de la Policía Nacional Revolucionaria, y los integrantes de los respectivos colectivos.

Encuentro entre los conductores y los representantes de la Comisión de Seguridad Vial y los agentes reguladores de Tránsito, de la PNR, una de las actividades más esperadas y que rinde mayores dividendos. Foto: Elías Argudín

COLABORAR CON LA COLABORACIÓN

Todas las voces, vinculadas de una u otra manera a la coordinación del Día de la Seguridad Vial en Ómnibus Urbano, coincidieron en señalar a la UEB Transportación de Cooperantes (sita en Avenida Boyeros casi esquina Camagüey), entre los mejores exponentes del proyecto aquí en la capital, tal vez no tanto por sus resultados (aunque de los mejores  todavía insuficientes), pero sí por lo muy en serio que se han tomado las cosas y cuánto le ponen para que el sabor grato asociado a la buena cosecha vaya in crescendo.

Aquí lo que empezó como algo atípico ya no lo es tanto. Antes de comenzar la jornada o a media mañana –según más le convenga- comienza esta suerte de campaña anti accidentes viales: estímulos, debates, análisis, preguntas relacionadas con el Código de Vialidad…

Y la gente responde bien. Se trata de choferes con entre 15 y 20 años de experiencia profesional. Y además de dominar el contenido del documento por un ejercicio de larga data en lo práctico, también lo repasan para la ocasión, en tanto -según me confesaron algunos- nadie está dispuesto a soportar el tono burlón con un “a ti te regalaron la licencia de conducción o la encontraste botada en una esquina”.

Fui testigo: Nada de teatros ni poses, en particular a la hora de dialogar con los representantes de la Comisión de Vialidad y los agentes de Tránsito, en un intercambio donde se aclaran dudas, anotan preocupaciones para su ulterior tramitación, y los conductores le hacen saber a los representantes de los organismos competentes cuáles y porqué tales tramos de carreteras se han vuelto más peligrosos, dónde frecuentan animales sueltos en la vía, en cuál lugar hay un bache riesgoso, sin señalización, e incluso esta o aquella notificación que consideran injusta...

HABLAN ALGUNOS DE LOS PROTAGONISTAS

El día de la seguridad vial es solo el resumen mensual de la gestión diaria en función del propósito de disminuir la accidentalidad. Incluye, entre otras cosas, profundas revisiones técnicas a cada ómnibus, para que aquellos que no cumplan los parámetros establecidos no salgan a circular bajo ningún concepto. Hay otros elementos: recalificaciones y exámenes médicos a los choferes, con determinada periodicidad; GPS, instalados con el fin de monitorear la velocidad en tiempo real, y así evitar los excesos…

Héctor Francisco Callejas González. Foto: Elías Argudín

“Es nuestra manera de contribuir a impedir que las personas se vean precisadas a vivir la terrible experiencia que significa  perder a un ser querido, y a la vez, disminuir los accidentes. También resulta una buena manera de cuidar la integridad de los colaboradores, quienes tanto han dignificado y dignifican a Cuba, con su aporte en otras naciones”, expresó Héctor Francisco Callejas González, técnico de Seguridad Automotor en la base, quien agregó que en lo que va de año han tenido participación en dos percances de tránsito, uno leve, imputable, y otro grave, no imputable, para un índice de 0,5.

Carvajal Serrano interviene para apuntar la mejoría que ello significa en comparación con igual período precedente, pero en su opinión es poco todavía, apenas el inicio: “La cifra  indica un accidente por cada 50 mil kilómetros recorridos, y un ómnibus nuestro cubre esa distancia en dos jornadas.

Para él hay cuatro elementos a tener muy en cuenta si de verdad hay interés de disminuir los accidentes: crear un sistema de cooperación entre los conductores, que implique alertarse unos a otros de los peligros; disminuir velocidad en aquellos lugares donde ya tenemos ubicado el riesgo potencial (bache, ganado suelto, curva pronunciada…); no solo es hacer bien las cosas también es menester estar preparados para las pifias que puedan cometer otros usuarios de la vía: manejar a la defensiva, y tener en cuenta que alertar a los jefes y al propio compañero, cuando este último no debiera conducir por alguna razón que podría llevarlo a provocar un accidente, y poner en peligro la vida propia y de los pasajeros, en modo alguno constituye un acto de delación, representa una tremenda ayuda”.

Pedro Tarafa García, con más de 20 años como conductor en Ómnibus Nacionales, sin tener accidentes, esgrime y hace pública su propia filosofía, con la cual ha podido mantenerse libre de “pecado” durante tanto tiempo:

Pedro Tarafa García. Foto: Elías Argudín

“Manejar una Yutong es casi pilotear un avión que rueda por carretera. Se trata de una mole con grandes parabrisas que rodean a sus 44 pasajeros por los cuatro costados. Por eso cualquier precaución es poca. En cada salida resulta vital hacer un espacio para un viajero extra, el # 45, un último que -sin embargo- deberá ser siempre el primero en montar al vehículo.

Hay otros saberes y experiencias que Tarafa García ha incorporado a su Decálogo como timonel:

“Cuando abandones tu hogar, de camino al trabajo, deja ahí todos los problemas y preocupaciones hasta la vuelta. La familia, la tuya, la de los pasajeros, y de todas las personas que puedas cruzarte en carretera, timón en mano, quiere verte y verlos a ellos regresar sanos y salvos. Y por último, si eres chofer y no enfrentas cada jornada con la firme convicción de que no te asiste el derecho a salir a la calle a sembrar dolor sobre el pavimento, mejor tómate el día”.

Nota: El precio actual de un ómnibus Yutong ronda los 133 mil 200 pesos en Moneda Libremente Convertible. La vida de una persona, en cambio, no tiene precio.

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