Foto: Postal de la Presidencia de la República

Allí estaba la correspondencia dirigida a la directora de Tribuna de La Habana, un detalle que siempre llega en los aniversarios históricos –que por suerte para los cubanos- podemos celebrar. Una postal en cuyo interior la poesía de Silvio Rodríguez, sirve de enlace a los sentimientos del remitente. No puede pensar de otra manera: el hombre sobre cuyos hombros se apoya la dirección de este país ofrece desde su ejemplo las razones para continuar en las más duras batallas.

Precisamente bajo la orientación responsable y la entrega sin límites de una mujer, todo el equipo de trabajo de nuestra editora ha podido encontrar el camino de colocarse en la avanzada como uno de los medios de prensa cubanos digitales de mayor alcance a nivel nacional e internacional, en medio de los avatares de años de pandemia y resurgir, en cada jornada, con la convicción de haber logrado escalar un nuevo escaño de la tarea, sin mirar atrás, sino adelante, observando los errores como enseñanzas irrepetibles, encontrando en las fortalezas el qué hacer mejor para defender a la Revolución y llevar su mensaje mucho más a lo profundo de la conciencia de los seres humanos, con un periódico de servicio público.

Es un privilegio corresponder a las exigencias de un colectivo que superó las expectativas del alcance logrado por la prensa cubana en la difícil batalla de enfrentar la guerra que se nos hace desde las peores variantes del enemigo imperialista en su afán de destruirnos y atacar la esencia de los valores que nos sustentan en la construcción de una sociedad más justa para lo cual se aprobó una Constitución revolucionaria que ahora defiende un nuevo Código para la familia, incluyente, más allá de las fronteras físicas, donde quiera que exista un cubano o cubana.

Así es que llega esta postal que nuestra directora quiere compartir con todas las mujeres de nuestra editora y más allá, con una breve firma, en la que tal vez imagino ruborizado el rostro que guía y la mano que la suscribe, pero lo siento feliz, con esa felicidad que solo pueden alcanzar los hombres de bien, cuando tienen sobre sí, el ejemplo de la mujer cubana.

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