Dicen que en épocas difíciles, marcadas por tragedias naturales o humanas, muchas personas dan lo mejor de sí.

Y así lo corroboré la víspera cuando fui al encuentro de Alexis Morán Afonso, titular de un taller de mecánica en el municipio de Plaza de la Revolución, quien ha brindado servicios gratuitos a más de 2 000 ambulancias del Sistema Integrado de Urgencias Médicas (SIUM) de La Habana y de otras provincias desde la primavera del 2020.

Los orígenes de ese gesto solidario se remontan al año 2016 cuando decidió iniciar su emprendimiento en una nave inutilizada de la Microbrigada Social enclavada en Marino y San Pedro, al fondo del organopónico de la Dirección General de la Policía Nacional Revolucionaria, con la facilitación del Consejo de la Administración Municipal.

Foto: Eduardo Douglas Pedroso

“Mucha gente creyó que no era posible porque no teníamos experiencia ni infraestructura, pero con la asesoría de los que sí sabían rehabilitamos equipos desahuciados y comenzamos a prestar servicios de cristalería, soldadura, y electricidad”, rememora.

“Además de los particulares, al poco tiempo teníamos como clientes al parque de transporte del Palacio de la Revolución, los ministerios de la Agricultura y de Comunicaciones, el Banco Nacional de Cuba, y otras instituciones que confiaron en nosotros y además nos prestigian con su fidelidad”.

“El 30 de noviembre del 2019 celebramos mi cumpleaños abriendo una ponchera en la parte delantera del taller, sin imaginarnos que a los pocos días se reportarían los primeros casos confirmados con Covid 19 en China, y tres meses después ya teníamos al “bicho” metido aquí en el país”.

“Yo soy de Yaguajay, Sancti Spiritus, y me crié en una familia muy patriota, mis padres son militantes del Partido, mi hermana es miembro del Contingente Internacional de Médicos Especializados Henry Reeve, y ese amor por mi país y por la Revolución lo llevo desde la cuna. Por eso a medida que la situación epidemiológica se iba complicando les dije a mis trabajadores: tenemos que hacer algo para aportar a esta batalla contra la epidemia”.

Foto: Eduardo Douglas Pedroso

“Así surgió la idea de brindar el servicio gratuito de ponches a todas las ambulancias que lo necesitaran. No tienen que hacer cola, las atendemos de inmediato. Pusimos un cartel muy rústico en la reja de entrada de la ponchera y al momento se corrió la voz. Las primeras en acudir fueron las de la base Centro, radicada en Plaza de la Revolución, que pasaba por un momento crítico: 31 gomas ponchadas”.

“Después llegaron las de Playa, La Habana del Este, Santiago de Las Vegas. Todas estaban sometidas a un trabajo muy intenso, el sistema no estaba preparado para una emergencia de ese tipo. La mayoría de los materiales que se necesitaban para coger los ponches son importados, por lo que seguimos prestando esta ayuda gracias en gran medida a la solidaridad de los médicos que prestan misión en Venezuela y otros países y nos la hacen llegar.

“Desde el inicio tuvimos el apoyo del ministro de Transporte, Eduardo Rodríguez Dávila, y otros miembros de su consejo de dirección; ellos nos proporcionaron ese cartel “de fábrica” que usted ve ahí, y pasan continuamente por aquí ofreciéndonos ayuda”.

Foto: Eduardo Douglas Pedroso

“¿Anécdotas ¿ Tenemos unas cuantas: un día, cuando íbamos a cerrar llega una ambulancia con las gomas delanteras y de reserva ponchadas. Se dirigían a Santiago de Cuba transportando a una niña discapacitada. De inmediato habilitamos el taller y solucionamos el problema. El padre vino a pagarme, a pesar del cartel anunciando la gratuidad, pero yo lo rechacé de inmediato, tuve que hacerlo varias veces porque él insistía. Nos hicimos amigos y me llama frecuentemente”.

Foto: Eduardo Douglas Pedroso

“En el pico pandémico del verano del 2020, un equipo del SIUM llegó con las gomas en estado crítico y tres llamadas de pacientes en espera. Les dimos unas que teníamos guardadas para que pudieran atender rápido las llamadas; es posible que hayamos salvado más de una vida así. Esa es la solidaridad del cubano”.

“Nuestra contribución social también incluye la soldadura de sillones, camillas de impedidos físicos, y el mobiliario de los círculos infantiles del Consejo Popular Plaza de la Revolución, donde estamos ubicados. Desde el principio tuvimos la atención de su presidenta, Idelma Ricardo, quien nos hizo un reconocimiento durante la asamblea piloto del proceso de rendición de cuentas, el pasado mes de noviembre".

A punto de concluir nuestro encuentro se incorpora y me muestra orgullosos las fotos de sus hijos. “Lo más importante es el apoyo de mi familia: mis hijos mi esposa, y su tía, la periodista de Prensa Latina Amalia Reverón, ahora encamada, que me estimuló desde el principio”.

Tras contener a duras penas la emoción, nos acompaña de regreso a la ponchera donde contribuye desinteresadamente a esa batalla por la salud de sus compatriotas, y por el bien de su país.
Ese que, al igual que Buena Fe, nunca dejará de amar como a sí mismo.

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