En el callejón de Andrade, en Los Pocitos, Marianao, Virginia Creach trabaja la tierra. Con sus manos cultiva hortalizas, sazones, plátanos, aguacates y frutas. “Durante la pandemia no he tenido que ir al mercado, lo mío lo produzco yo”, dice.
Campesina de cuna, llegó a esos predios cercanos al río Quibú a finales de los 80 y los pobló de árboles, incluido el bambú que usa lo mismo para una cerca que en los bordes de los canteros de sus hortalizas.
Las tres operaciones de sus manos no son impedimento tampoco para, una vez terminadas las labores en el campo y en la casa, tomar las tijeras si alguien necesita un pelado, porque de eso también la vida la llevó a aprender. Virginia es como una esponja cuando de saberes se trata.
Saber y compartir

La agricultora de la finca La mambisa –bautizada así por su hijo menor al verla cada día de faena–, de la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Cuba Socialista, elabora sus propias conservas de mango, maracuyá y guayaba; sus sazones, con 11 especias de su patio, “excepto el comino, que no lo tengo, pero lo sembraré”; y su pasta de tomate.
Esa rutina productiva la compartió recientemente en el primer taller Entrecruzamiento entre mujeres, una de las acciones del eje de equidad de género del proyecto Sistemas integrados y articulados de ganadería agroecológica en el municipio de Marianao, en la agricultura urbana, suburbana y familiar, explicó Aurelia Castellanos, presidenta de la Asociación Cubana de Producción Animal en La Habana, que ejecuta esta iniciativa.
Según Castellanos, “tiene como objetivo integrar y articular procesos de la agricultura urbana y que llegue al final del camino; a la comercialización”. Centrado en las personas, el eje de capacitación propicia “cómo integrar con eficiencia diferentes productos, tanto animales como cultivos, con el fin de aprovechar mejor los espacios –a partir del dominio de los procesos agroecológicos– y los recursos disponibles”.
Todo se entrelaza “con la protección del medioambiente, el suelo y el agua, pero, sobre todo, las personas”. El proyecto, que cuenta con financiamiento de la Generalitat Valenciana y el concurso de dos organizaciones no gubernamentales: Movimiento por la Plaza el Desarme y la Libertad y Veterinarios sin fronteras y Justicia alimentaria, se desarrolla en la mayoría de los escenarios productivos de Marianao: las CCS Amistad con los Pueblos, Cuba socialista y Nguyen Van Troi; la Unidad Básica de Producción Cooperativa (UBPC) Dos Ríos y la Unidad Empresarial de Base Oeste, de la Empresa Agropecuaria Metropolitana, señaló Castellanos.
Los aprendizajes, que llevan adelante especialistas de instituciones aliadas como el Centro Félix Varela, abordan temáticas imprescindibles: sistemas integrados de ganadería agroecológica, a cargo del profesor Luis Vázquez; procesos administrativos, técnicas de dirección y planificación, dirigido a las juntas de las cooperativas; inocuidad, en las dos minindustrias del territorio.
Apuesta por la equidad
Según explica Aurelia, el diagnóstico realizado para la elaboración del proyecto arrojó la desventaja de la población femenina en el plano ocupacional. “Quisimos entonces incorporar más en estos procesos productivos y de toma de decisiones a las mujeres, por lo que el 41 % de las acciones las benefician a ellas”.
De ahí que, en el Entrecruzamiento, se extenderá a otros espacios productivos de la ciudad de productoras exitosas, además de “intercambiar con otras que tienen menos experiencia para ver cómo lo hacen y puedan apropiarse de nuevos saberes”.
Por eso, Sonia Gaínza, de 72 años, más conocida como Reina, explicó la experiencia de su familia en la producción de condimentos secos, para lo cual recibió recursos aportados por el proyecto. “No se descarta a nadie, ni por sexo ni edad; el caso de Sonia evidencia cómo desde la casa se puede participar en actividades que no solo la mantienen activa, sino que le reportan ingresos”.
La finca Margarita, de Lucrecia Ramírez y su hija Dianelis González, de ganado mayor, será beneficiada con tarimas para la cría de chivas y se promueve la siembra de árboles que fomenten una ganadería agroecológica.

El proyecto interactúa con acciones del gobierno local y con otro proyecto local que también les aporta conocimientos y recursos para respaldar las iniciativas productivas y sociales.
Énfasis especial se hace en la producción integrada de cultivos y animales –tanto cabras como abejas y codornices, por interés de las personas beneficiarias– y en la comercialización para que sea, en parte, local, y beneficie a la comunidad mediante tarimas de venta y mercados de la tierra.
Castellanos recuerda que hace unos diez años se hizo por primera vez en Cuba un proyecto de sistemas integrados de ganadería agroecológica en la UBPC marianense La Victoria, referencia en el país. “Hoy queremos multiplicar sus favorables resultados, es como volver a la semilla”.
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