Desde este mediodía en La Habana la lluvia, acompañada de vientos de leves a moderados aún, se hace sentir, por lo cual quienes andan en la calle o en el trabajo se apresuran en resolver los asuntos pendientes para regresar a casa antes de que el ya huracán Ida diga: aquí estoy.
Por ello mientras en unidades del comercio minorista, incluidas panaderías, las colas no son tan largas como en días normales, en no pocas paradas de ómnibus la presencia de pasajeros es bien notable, más aun tras anunciarse de manera oficial la suspensión del servicio de ómnibus urbanos al decretarse la fase de Alerta ciclónica para la capital.
Sus Consejos de Defensa Provincial y municipales están bien activos en aras de minimizar impactos negativos del fenómeno, y aunque en tal sentido hay una cultura de décadas se insiste en salvaguardar los recursos humanos y materiales, sin olvidar los protocolos contra la COVID-19, cuando la situación epidemiológica sigue siendo crítica.

Desde que el Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil decretara el jueves la fase informativa para La Habana y otras provincias del occidente, se intensificó la recogida de escombros y desechos sólidos y la poda de árboles, se revisaron alcantarillas ante posibles obstrucciones y se alertó a familias residentes en viviendas con peligro de derrumbe a resguardarse en casas de vecinos o parientes.
Además de esas acciones, Luis Antonio Torres Iríbar, presidente del Consejo de Defensa Provincial, orientó proteger los circuitos de energía eléctrica que aseguren la vitalidad de hospitales, la producción de oxígeno y otras misiones prioritarias; y garantizar la producción de alimentos y la preservación de los recursos existentes en las bodegas.
Pero en la zona conocida por El Pontón, en las inmediaciones del combinado deportivo José María Pérez y Capote, en Centro Habana, muchos de sus vecinos están preocupados de que como consecuencia del azote del huracán Ida se inunden sus calles y, por ende, se afecten viviendas y pertenencias familiares.
Personas como Mariana Pérez Reyes, María Elena Veloz y Henry Versalles Figueras, residentes desde hace décadas allí, contaron a la Agencia Cubana de Noticias que estaban esperanzados de que ese histórico problema se solucionaría con las recientes obras de Acueducto y Alcantarillado, realizadas en Manglar y otras avenidas adyacentes.
Pero no ha sido así pues cuando llueve en lugares del propio Centro Habana y de Plaza de la Revolución el escurrimiento de esa agua se concentra en El Pontón, más aun ahora en que los terrenos del combinado deportivo están cubiertos de hierba y se obstaculiza el drenaje.
(Tomado de ACN)
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