De ese lugar del barrio El Fanguito, en el municipio capitalino de Plaza de la Revolución, desatracó una lancha el 12 de septiembre de 1957, con el cuerpo torturado de José Dionisio San Román Toledo, combatiente del Movimiento del Cinco de Septiembre en Cienfuegos. Dicen que eran visibles las torturas y tenía amarrado lingotes pesados para que despareciera cuando fuera lanzado al mar. Junto a él iba, el también mártir Alejandro González Brito. La orilla del río Almendares sirve de testigo y también ese árbol enorme que da sombra al pequeño parque, donde levantan los cimientos de una tarja que recordará a los héroes.
En esta parte del Consejo Popular Carmelo, hay casas un poco mejor construidas, otras apenas se sostienen en pie; paredes de madera, techos de lo que aparezca, como el de María Antonia Cruz, que puede ver el cielo por los agujeros desde su sala. Vive allí desde los seis años y se abrazó en llanto de agradecimiento a Luis Antonio Torres Iríbar, primer secretario del Partido en La Habana y a Mayra Arevhich Marín, ministra de Comunicaciones, organismo responsabilizado con la integración de varias entidades a esa comunidad que revitalizan.

Se trata de un proceso de fusión, para resolver problemas que atañen a la ciudadanía, como la conductora de agua recientemente instalada, el mejoramiento del drenaje de albañales, servicio de gas, o la remozada bodega de 19 y 32 y labores de carpintería y pintura en la Escuela Secundaria Vicente Pérez Carrasco.
Torres Iríbar, al conversar con los vecinos, dijo que da satisfacción trabajar en lo que es de todos, a partir de la unidad que nos enseñaron Fidel y Martí.
Comentó el esfuerzo que realiza el Estado en medio de condiciones muy adversas por el azote de la COVID-19, el recrudecimiento del bloqueo de Estados Unidos y la crisis económica.
En el majestuoso Palacio de Pioneros Futuro de la Revolución, indicó realizar en cada lugar acciones de calidad, perdurables y luchar contra “el maquillaje”, con el que a veces queremos resolver las cosas.

Insistió en promover la participación activa de la comunidad y junto a ellos determinar qué priorizar en las esferas sociales, a la vez que resuelven los casos vulnerables más complejos, que es algo con lo cual todos están de acuerdo.
Por eso en la escuela primaria Amistad Cuba-México habilitaron dos aulas donde realizan un censo en el que identificaron alrededor de 100 casas, las cuales requieren trámites de legalización.
Intervienen Planificación Física, Vivienda y otros organismos, encargados también de determinar cuál es la zona permisible para las edificaciones, a partir de la línea hasta donde llegan las aguas del río, incluidos momentos de inundaciones.

A la comitiva que chequea las labores acometidas en 62 barrios de la ciudad y también encabezada por el Gobernador Reinaldo García Zapata, se unieron jóvenes como Oscar y María Paula, de los primeros años de la carrera de Economía en la Universidad de La Habana, quienes llegaron allí junto a otros muchachos de Contabilidad y del Instituto Superior de Relaciones Internacionales.
Arribaron un día a una actividad cultural y se quedaron para siempre. Ahora ayudan en el estudio de familias vulnerables, como la de Tania Borrego, una mulata delgada con dos niños, que le brindó a la visita un “buchito” de café, entre paredes de madera con agujeros, en calle 19, entre 30 y 32. Ese lugar ahora lo bautizan con el nombre del Callejón de la Alegría. Los constructores reparan cubiertas, fachadas, aceras y levantaron una pequeña plataforma de lo que será un proyecto cultural, custodiado por un altar que erigen a alguna virgen, una de las tantas leyendas arraigadas a El Fanguito.

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En los barrios más humildes está la gente más revolucionaria no lo dude nadie