Las acciones de enfrentamiento a la epidemia y la intervención sanitaria, no pueden, bajo ningún concepto, quitarle la mirada integral otras prioridades, entre ellas, la higiene ambiental y la actividad comercial, que tienen incidencia directa en la población.

Un recorrido de prensa por los municipios de Playa y Cerro arrojó similitudes y diferencias.

Entre las primeras, durante el horario diurno, algunas repiten hasta el aburrimiento: falta de distanciamiento en las colas, quejas de la población sobre irregularidades en el funcionamiento de quienes responden por su organización y problemas de abastecimiento.

En las segundas, las diferencias desmarcan al Cerro en horas de la noche, donde además de personas en la vía y juegos de mesa, se encontró hasta una fiesta. Ya en el día, los implicados tuvieron que acudir a responder por su actuar irresponsable.

Las cosas de Playa

Playita de 16. Foto: Raquel Sierra

A la playita de 16, en diferentes horarios, acuden personas a bañarse y bucear, lo que contradice lo ratificado recientemente por las autoridades. Al respecto, algunos indican que si existen o no excepciones para entrenamientos deportivos, lo que podría abrir una brecha, ahora que el verano arrecia.

En recorrido por el centro comercial Palco, que opera en moneda libremente convertible (MLC), con tres colas diferentes para mercado, aseo y ferretería, se repite la proximidad de las personas, que se acentúa a la hora de entrar.

Según Lienys Cué Carrillo, estudiante de la CUJAE quien desde hace dos semanas apoya la lucha contra coleros (LCC), mediante la aplicación cola.cu controlan la identidad de las personas, fecha y productos, para prevenir que repitan sus compras en cualquier otra tienda del municipio. "Normalmente, para el mercado se dan 200 turnos, la mayoría de los días está tranquilo, pero hoy hubo que llamar a la policía porque no se organizaban y había tumulto", dijo la joven.

En total cinco personas integran el grupo LCC, que trabajan allí, indistintamente, en dúos o en composición completa, en dependencia de los productos que estén a la venta, señala Yosvany Ibáñez, trabajador del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER). "Hoy está suave, mañana se complicará porque deben sacar bicicletas eléctricas, estaremos todos", agregó.

Las primeras personas que compran cada día en el Bodegón de 5ta. y 98 son de la comunidad: vulnerables que acuden según programación establecida por los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) y el consejo popular, explica Clarisbel Cedeño, presidenta del CDR 8, de la circunscripción y zona 53, integrante de la dirección del consejo y del grupo LCC.

Bodegón de 5ta y 98, Playa. Foto: Raquel Sierra

Aunque el sistema está establecido hace tiempo, quienes aguardan se quejan de la larga espera y la demora en el despacho. La cola está próxima a un contenedor para desechos, que evidencia cómo las cajas de cartón, un material reciclable, se contaminan con otros desechos, cuando deberían ser entregadas a la Empresa de Recuperación de Materias Primas.

En Playa, contenedores con cajas de cartón que deberían reciclarse. Foto: Raquel Sierra

Aunque cualquier sistema puede tener brechas, Mónica Curbelo Viñas, del sector de la Educación, en el grupo LCC desde la paralización del curso escolar, puede mostrar en su celular cuántas personas de la comunidad y la cola han accedido. Sin embargo, es cierto que el mecanismo debería ser más ágil, sobre todo cuando a la venta es escaso el surtido.

No pocos, en la cola, demasiado juntos, cuando en la ciudad circulan cuatro muy virulentas cepas del SARS- CoV-2, expresaron que acudieron al Bodegón después de terminarse el pollo en el Cupet de 112. "Llegó ayer un camión, no lo vendieron y al momento se acabó", dijeron.

En busca de una explicación, en esa gasolinera el equipo de prensa comprobó las facturas, que mostraban la limitada cantidad recibida, no el tal camión. "Nos estaban entrando productos tres veces a la semana, pero esta, no", explicó Ricardo Leyva Oliva, jefe de la unidad comercial. Tal vez mayor transparencia de cara a la población de la mercancía que reciben, despejaría las dudas y los posibles desvíos.

En este Cupet, además de la congestión para la compra de combustible, debido fundamentalmente a la alta demanda y a la rotura de una de las garitas para el despacho, llama la atención otra arista: la cantidad de "tarecos" que se acumulan en la parte posterior, un perfecto hotel para los mosquitos, sobre todo en la temporada lluviosa, además de las cajas de cartón botadas al contenedor.

En la parte posterior del Cupet de 5ta y 112 se acumulan numerosos desechos, que podrían favorecer la propagación de mosquitos. Foto: Raquel Sierra

Como es habitual en estos recorridos sorpresivos, se visitó una unidad del Sistema de Atención a La Familia (SAF). El de 11 y 86, hoy en reparación, todavía recuerda todo lo que no debe ser, por ejemplo, mesetas rotas y falta de higiene en los tachos.

Algunas quejas sobre la calidad, cantidad, los precios y la variedad, expresaron comensales como Francisco Bosh, Fulgencio Angelino y Pedro Caballero, quienes quisieran también poder contar con mensajeros. "Un día está bien y otro, no", "la higiene y el trato son buenos, ellos hacen lo que pueden", "la cantidad depende si tienen o no reuma en el codo", comentaron.

Desde hace pocos meses en la administración del SAF, Noel García Linares, explicó que, recientemente, recibieron algunos condimentos para mejorar el sabor, comenzó el arreglo de techos, sustitución de mesetas y pintura, que incluirá también una nueva cafetería para alimentos ligeros.

Personas vulnerables acuden al Sistema de Atención a la Familia de 11 y 86. Foto: Raquel Sierra

Aunque es conocida la compleja situación de los alimentos, llama la atención el criterio de la cuidadora de un anciano postrado: traen salchichas muy picantes, no recomendables para personas de edades avanzadas.

La falta de distanciamiento, contenedores repletos de cajas, opiniones sobre la necesidad de productos de aseo y aceite, entre otros, demoras en las colas, caracterizaron los lugares inspeccionados.

De parte y parte

Las personas atendidas en el consultorio médico No. 16, del policlínico Abel Santamaría, han acudido muy dispuestas a la intervención sanitaria en el centro Demoda, que puso una de sus instalaciones en función de este proceso.

Médicos, enfermeras, estudiantes, un profesor rehabilitador y dos brigadistas sanitarias atienden a quienes llegan cada día a recibir sus dosis del candidato vacunal cubano Abdala, en total normalidad.

Vacunatorio del consultorio 16, del policlínico Abel Santamaría. Urge recoger los escombros próximos al vacunatorio. Foto: Raquel Sierra

Sin embargo, a menos de 50 metros, se amontonan los escombros pues, a falta de contenedores, la basura se bota directo en las dos esquinas. No es el único sitio, en la intersección de Velarde e Infanta, a los desechos se suman los restos de una chapea reciente.

Mientras, en el policlínico Cerro existe una única entrada para la consulta de infecciones respiratorias y las de cuerpo de guardia, una frente a la otra.

Policlínico Cerro. Foto: Raquel Sierra

En la farmacia principal del Cerro, en la calle 20 de mayo, las limitaciones con las dependientas lleva a quienes están a doblar turnos, y al público a permanecer en la cola, bajo el sol. "Reforzamos la venta con otros integrantes de la unidad, pero cada cual tiene que cumplir también con su contenido de trabajo", apunta la administradora, Yunaisy Padrón Escalona.

Farmacia principal del Cerro. Foto: Raquel Sierra

Por su parte, Yenisley Ramírez Flores, jefa de servicios farmacéuticos del territorio, afirma que existen dificultades con el personal, situación que informan a los organismos superiores para su solución.

En el Cerro, la llegada de productos de primerísima necesidad como aseo y aceite al punto de venta de Ayestarán y Tulipán y la tienda Maravillas, e irregularidades en el actuar de los grupos LCC, provocaron indisciplinas y aglomeraciones.

Panamericana de Ayestarán y Tulipán. Foto: Raquel Sierra

En el primero, las opiniones de la población versaron acerca de ventas a trabajadores y grupos LCC de tiendas cercanas y, con ello, el rápido agotamiento de los productos: "siempre pasa lo mismo y uno está aquí desde las 5 de la mañana".

Integrantes del grupo LCC en el interior de la tienda, mochilas en el piso en el exterior; administrativos reacios a la filmación, alegando órdenes superiores, productos tachados por agotados y vueltos a sacar...por un lado. Por el otro, el atinado comentario de una estudiante de la Universidad del Deporte, del grupo LCC: la población no siempre se comporta con disciplina, "nunca se queda bien".

Otra arista del asunto es la información acerca de las cantidades de productos disponibles. De ser transparente, permitiría conocer las posibilidades que tienen las personas para comprar o no, y en ese último caso, dejar la cola. Según la jefe de grupo LCC, Judith Ángeles Spencer, por la mañana se les informa sobre la existencia de productos nuevos que salen a la venta, no así lo remanente del día anterior. Y comenta: "no entienden que en algún momento la mercancía se acaba".

Quienes esperaban en Ayestarán, expresaron que no dar turnos al escanear, posibilita se introduzcan carnés de quienes no estaban en la cola. A su vez, desde la dirección de fiscalización se indica que han instruido escanear y no recoger el documento de identidad.

En el Maravillas, una tienda que abrió cerca del mediodía, el público estaba evidentemente molesto, irritado y para nada respetando las distancias seguras, se quejaba de desorganización y malos manejos.

Aglomeración en la tienda ¿Maravillas?. Foto: Raquel Sierra

En ese contexto, más que la falta de distanciamiento se evidenciaba una peligrosa proximidad, ante la alta demanda y la escasa disponibilidad. Por ejemplo, según factura, surtieron apenas 42 pomos de perfume, lo que generó mucha insatisfacción. En casos como ese y otros parecidos, tal vez valdría preguntarse: ¿es esa la mejor manera de distribuir esos pocos frascos?

Banco de Calzada del Cerro. Foto: Raquel Sierra

En el Cerro, por ejemplo, en la tienda en MLC La iluminación, establecieron un mecanismo de anotación para las neveras, el electrodoméstico de mayor demanda, una iniciativa que ha eliminado los molotes. Tal vez este territorio tenga la llave para buscar otras soluciones que favorezcan el orden, la disciplina y la reducción de la transmisión en sus espacios y en la provincia.

Cuando la ciudad, con gran esfuerzo, está logrando una frágil disminución de los casos, la falta de organización en la red comercial, las indisciplinas y el comportamiento temerario en colas y fiestas pueden revertir lo que tanto desvelo ha costado.

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