Cuando Armando Rondón Martínez y Abigail Pérez Llanes, integrantes de los secretariados del Sindicato Nacional de la Construcción (SNTC) y el Comité Provincial de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), respectivamente, depositaron, en manos de Roberto Pérez Rodríguez y Caridad Núñez, en ese orden, director general del Contingente Raúl Roa y la secretaria general de su Buró Sindical, el certificado que avala a la entidad como Colectivo Vanguardia Nacional del sector, por trigésimo segunda ocasión, ininterrumpidamente, ratificaban que la también llamada Empresa de Movimiento de Tierra No. 1, no es solo una mera cuestión de nombre o veteranía, sino que, a fuerza de realizaciones, con toda justicia ha pasado a distinguir al mejor entre todos los de su tipo en el país.

Lo dijo Rodón Martínez, al resumir la ceremonia de reconocimiento y entrega del pergamino acreditativo: ni la COVID-19 ni el bloqueo constituyeron valladares para los hombres del Raúl Roa, quienes tomaron todas las precauciones y, con la manga al codo y el nasobuco bien ajustado, protagonizaron en 2020 un año en grande, tal cual nos tienen acostumbrados.
Y a los números que prueban sobrecumplimiento de metas y preocupación por la eficiencia, se suman realizaciones llamadas a dejar en claro que aquellos empeños no van en detrimento de la calidad, resaltan en el rescate o construcción de instalaciones socioeconómicas que el pueblo agradece, como el Centro Nacional para la Producción de Animales de Laboratorio (CENPALAB), LABIOFAM, Antillana de Acero, Zoológico Nacional, Jardín Botánico, decenas de nuevas viviendas, y todas las obras más trascendentales de la provincia, en tanto el movimiento de tierra siempre constituye uno de los primeros pasos.
Así será también en el año en curso y los otros que le sucedan, porque al decir de Caridad Núñez, a nombre de sus compañeros, es la mejor manera de ser fiel y rendir tributo al líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, fundador de la entidad, en particular, y del concepto de los contingentes como fuerza de vanguardia llamada a revolucionar las construcciones en el país; además de a Armando Mestre, mártir insignia del sector, caído tras el desembarco del yate Granma, y a Raúl Roa, quien desde la trinchera de la diplomacia revolucionara ganara el apelativo de Canciller de la Dignidad, y cuyo nombre hoy honra a quien, sin dudas es, un contingente de la dignidad.

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