El Hotel Nacional de Cuba celebra este 30 de diciembre sus 90 años. Y desde 1930, el Nacional ha sido, es y será, su gente. Muchos ya no están; otros, regresan, tal vez bastón en mano, de vez en vez, mientras a otros, la edad y la salud les permiten trabajar en esta, su segunda casa.
A lo largo de nueve décadas muchos han sido quienes recibieron a los huéspedes en la entrada, los atendieron en la carpeta, cargaron sus maletas, hicieron sus habitaciones, les sirvieron en los restaurantes y garantizaron, desde el anonimato, los sistemas tecnológicos de respaldo a los servicios.
2020 ha sido un año difícil, pero no se han rendido. Todo lo contrario, continuaron un programa de mejoras para la reapertura, durante esta jornada.
Confesiones de grandes
“El hotel es mi segunda casa, empecé muy joven –y sigo joven-, y toda mi vida laboral la he hecho aquí. Me he educado en un sentido de pertenencia, por lo que el hotel para mí ha sido muy importante. Gracias al Nacional he cumplido metas y sueños que quería realizar y el sentido de servir a un cliente y a la Revolución, al país, me ha llevado a que este centro ha sido mi paradigma”, confiesa Juan José Acosta Ladrón de Guevara.

Ha sido maletero durante 28 años y para algunos, quizás, pudiera parecer algo menor. No lo ve así: “este trabajo es la cara del hotel, lo primero con que se encuentra el cliente y el que lo despide. Y es una satisfacción ver cuando se van satisfechos con el trato que le hemos dado y, al despedirse, nos diga: voy a volver al Hotel Nacional”, agrega.
Ileana Peñalver Yadó es camarera de área y lleva en la instalación insignia de la hotelería cubana 22 años. Para ella, lo más importante es “trabajar y hacerlo con calidad. Ser un hotel de cinco estrellas lleva exigencia y calidad en los servicios”.

En los servicios técnicos labora Ílida Rondón Antunes. “Comencé aquí con 24 años, en áreas nobles y me mantuve allí por diez años. Después opté por una plaza en servicios técnicos como secretaria planificadora y estoy ahí desde 2005. Esa área y sus trabajadores son uno de los eslabones fundamentales del hotel, pues lo mantienen funcionando”.

La alegría la acompaña por estos días del cumpleaños 90 y de reapertura. “Tanto años aquí, esta es mi segunda casa, mi juventud y mi vida”, dijo Ílida.
En 2020, el Nacional vivió una situación compleja, parte de su colectivo ha tenido que quedarse en casa o asumir, temporalmente, otras tareas, hasta que regrese la normalidad. “En estos meses pasados permaneció un colectivo muy limitado, pero muy trabajador, que se quedó cumpliendo las tareas que la COVID-19 impuso. Y me reincorporé al trabajo y estamos listos para la reapertura”, destacó Jesús Rafael Torres García, especialista de gestión económica, en el departamento económico del hotel, con 16 años en el Nacional.

Tras ser reconocido junto a otros integrantes del colectivo con la medalla Elpidio Sosa, que otorga la Central de Trabajadores de Cuba a propuesta del Sindicato Nacional de Hotelería y Turismo, declaró: “me siento muy honrado, agradecido y a la vez comprometido, y esto es un punto de partida para comenzar una nueva etapa”.
Y si algunos acumulan décadas aquí, el relevo ya está garantizado. “Los jóvenes han estado de forma permanente en todas las labores de restauración del hotel, con vistas a su reinauguración, este día 30: en la pintura de habitaciones, recogida de escombros, reparación de la galería y los jardines”, dijo Ariel Gilar Díaz.

“Para nosotros es un orgullo pertenecer al hotel emblema de la hotelería cubana, Monumento Nacional y Memoria del mundo, hemos aprendido con esas generaciones que han estado durante mucho tiempo junto a nosotros y estamos en condiciones de seguir luchando y que el Nacional siga siendo el hotel más emblemático”,
A juicio de Ariel, esta etapa ha sido bastante difícil en todos los ámbitos, esperamos que los próximos meses se controle la pandemia y las perspectivas de que la situación mejore, y poner en práctica todos los proyectos que tenemos como juventud y hotel.
Por ello, han aprovechado estos meses para elevar sus conocimientos y profesionalidad. “Junto a otros ocho jóvenes, me capacité en servicios gastronómicos, enfrascados en la preparación profesional que necesita el hotel y nosotros como profesionales que somos”.
Pero ya olvidaron a Tony Martínez. Por favor