Tú me recuerdas las calles de La Habana Vieja / La Catedral sumergida en su baño de tejas / Tú me recuerdas las cosas, no sé, las ventanas / Donde los cantores nocturnos cantaban/ Amor a La Habana, amor a La Habana / Esto no es una elegía, ni es un romance, ni un verso / Más bien una acción de gracias

(Silvio Rodríguez)

Llena de historia, leyendas, callejuelas, edificios que desafían al tiempo; muchos ya renovados cual si hubieran vuelto a nacer; otros, con las marcas y cicatrices que han ido dejando diferentes épocas, pero bella siempre nuestra Habana.

Castillo de la Fuerza y el Templete, dos íconos de La Habana Foto: Raquel Sierra

Recorrerla es dar un viaje por la historia. En cada recoveco, en cada vuelta de esquina nos encontramos con su manera singular y autóctona, que la hace única.

Hotel Plaza, de estilo colonial. Foto: Oilda Mon

También la caracterizan grandes edificios, modernidad, casi al igual que la parte antigua, no obstante, siempre elegante y soberbia en su 501 aniversario que cumplirá en pocos días.

Miramos a lo lejos, casi desde cualquier punto de la ciudad, y nos cubre un azul igual, pero a la vez diferente al de otros mares, uno original, y único, apasionado y viril, el cual rompe en espuma sus olas contra ese muro de los ensueños y de los idilios.

Hotel Iberostar Grand Packard. Foto: Oilda Mon

Desde ese asiento, llamado Malecón –cama y sofá a la vez-, hemos reído, escuchado música, cantado, compartido y amado profundamente, nos hemos abrazado con pasión y besado llenos de ternura.  

Foto: Marcia Ríos

La Habana es ya una anciana, pero bella y majestuosa, también con ímpetu renovado, y tan coqueta, que su rubor nos corre por las venas, y hace nuestra sangre más roja.

El Iberostar Parque Central. Foto: Oilda Mon

Protejamos, cuidándonos y cuidándola, a esta ciudad tan nuestra que nos duele en el pecho.

Por el momento, no nos podemos abrazar y besar en nuestro muro añorado, pero sí, sonreír con la mirada que es una caricia arrebatadora, cuando se ama desde el alma.

Foto: Alejandro Basulto

Habana hermosa, bella dama, “si no existieras, yo te inventaría”, como expresó el poeta Fayad Jamís.

Ver además: La Habana, esa ciudad que nos resguarda