Un sencillo homenaje, un acto humilde, simbólico, franco, una modesta revisitación a una de las aventuras más intrépidas, justas y desinteresadas de la historia tuvo lugar en un pequeño lugar enclavado en La Dionisia, en el municipio Plaza de la Revolución, donde se abrazó la gloria de hombres y mujeres que no solo entre canas viven ya, a ello suman arrugas, miradas en ocaso y andar pausado.
La Dionisia, barrio llano e histórico, abusado y ultrajado por la dictadura de los años cincuenta, encontró apoyo y resguardo por el Fidel abogado en tiempos de la neocolonia.
Desde aquí, un grupo de excombatientes de la Operación Carlota, se congregaron para no permitir que la historia por ya mil veces contada quede acaso dada por muerta. Pedro Ross Leal, nos narró que mientras era dirigente del Comité Central del Partido Comunista de Cuba se involucró en la planificación de la llegada a Angola de los primeros combatientes. Y mientras hablaba sus compañeros de lucha asentían con la cabeza en claros gestos de nostalgia y mostrando la valentía en sus rostros.
Llamar a la reflexión desde la nostalgia y desde nuestra historia, la comprensión de por qué ayudamos a un pueblo que necesitaba apoyo ante injusticias y abusos imperiales. La comprensión hacia los recuerdos hace posible medir con exactitud la dimensión espiritual de nuestros héroes sin aprisionarlos en altares de cristal entumecidos en flores. El cristal se quiebra, las flores se marchitan y hasta la fe se fractura, pero mientras quede memoria y un ser pensante y consciente para recordar, los ídolos y hazañas sobrepasan la dimensión carnal y espiritual.

![[impreso]](/file/ultimo/ultimaedicion.jpg?1761301435)
Fui miembro activo de aquélla epopeya, excombatiente, qué partió asía Angola entre los días 6 de noviembre 1975 Miembro de los BM-21. Zona Sur, Combates decisivos cómo Ebo, Catofe, y otros. Bajó el mando del Fallecido Comandante Raúl días Argüelles y Leopoldo Cintra Fría. Nací y me crié en la Dionisia, Pará los qué lo olvidaron, todavía estoy vivo para contarlo.