Sabrina Martínez Batista, de la escuela primaria Mariana Grajales en el capitalino municipio del Cerro, es de esos estudiantes que no durmió la noche anterior pensando en que este 2 de noviembre se reiniciaba el curso escolar 2019-2020. “Me parecía un sueño que ya la escuela empezara”, cometa tímida y cumpliendo con las medidas higiénico-sanitarias indicadas por la máxima dirección del país.

Y es que en La Habana, los alumnos se encontraban deseosos, tras tantos meses de confinamiento por la COVID-19, de comenzar las clases en su institución educativa. Compartir con sus compañeros y escuchar a los docentes fue la máxima alegría de las nuevas generaciones de la capital.En grupo o acompañados de sus padres iban, felices, desde sus casas hasta las escuelas.

Asimismo, la apertura ha conllevado un esfuerzo mayor por parte de los profesores quienes, por ejemplo, han agregado normas sanitarias al reglamento escolar y prepararon los locales en aras de la protección de la salud de sus alumnos.

María Díaz Rosendo, directora de la escuela primaria Frank País García, ubicada en el municipio de Plaza de la Revolución, explica que desde que el Ministerio de Educación orientó la continuidad de los estudios se tuvo en cuenta el uso obligatorio del nasobuco, establecer pasos podálicos a la entrada de la escuela, los baños y el comedor, efectuar reuniones de padres para comunicarle a los familiares todas las medidas que se iban a tomar, y la constante desinfección de las manos.

“Mantener la higiene es, por supuesto, lo más importante pues garantiza la salud de los escolares y trabajadores”, enfatizó Díaz Rosendo, quien tiene sumo cuidado con la desinfección de las superficies y pasamanos con soluciones de hipoclorito.

De igual manera, la pesquisa es diaria en los centros educativos; aunque la primera pesquisa deben realizarla los padres dentro de sus hogares pues son quienes mejor conocen a sus hijos y están al tanto de la prohibición de que sus descendientes entren a la escuela con síntomas respiratorios.

Un reajuste de horario también realizaron los trabajadores, ingresan antes a los centros, para agilizar la entrada de los niños cumpliendo las normas y no se hace matutino.

Está garantizado el escalonamiento de los recesos para evitar aglomeraciones y el distanciamiento en las aulas y en el comedor; en este último espacio en la Frank País se sientan solo dos niños por mesa y cada vez que se levantan se desinfecta el área para que los próximos entren.

Los trabajadores están comprometidos y son entusiastas, a la vez que las autoridades sanitarias del área de Salud más cercana apoyan de cerca a las instituciones. Son preocupados y responsables.
La buena asistencia caracteriza el proceso educativo y los niños que se encuentran fuera de la provincia, gracias a las gestiones y la comunicación estrecha, se reincorporaron a las clases en los territorios donde habitan temporalmente.

Por otra parte, la reacción de los padres fue de comprensión al no poder entrar a las escuelas, pues desde meses anteriores se venía imponiendo el hábito y han entendido que es para proteger el bienestar de todos.