Después de tantos meses, el regreso a la escuela es, sin duda, un desafío inmenso, tanto para las instituciones escolares como para las familias y quienes irán a las aulas.

Un reto que, a juicio de la psicóloga Bárbara Zas, presidenta de la sección de orientación de la Sociedad Cubana de Psicología, demanda la participación activa y cooperativa de las familias y el sector de la educación primaria, secundaria y preuniversitaria para garantizar la seguridad en el entorno escolar.

“Hay un conjunto de temores subyacentes vinculados con el retorno a la escuela, que tienen su fundamento en las propias características de la COVID-19 y las formas de contagio”, dijo Zas.

La profesional de la psicología llama a tener comprensión de estos temores y a trabajar desde las instituciones escolares con las familias para mostrarles y ofrecerles la confianza y seguridad en los niveles de protección que van a tener sus hijos en estas instalaciones.

Foto: Unicef Cuba

Desde la mirada de la familia, consideró, hay elementos esenciales: hasta qué punto durante este tiempo se han favorecido –o no– aprendizajes de los hábitos de autocuidado y protección en su descendencia.

“Si durante todos estos meses se ha trabajado con sus hijas e hijos, se les ha enseñado, ayudado y facilitado que aprendan a protegerse y cuidarse; si se ha controlado el tema de la utilización del nasobuco, del lavado de las manos y del distanciamiento físico de otras personas cuando se están relacionando, la familia se va a sentir mucho más segura de que en el entorno escolar, su hijo va a ser capaz de aplicar lo aprendido”, enfatiza.

A la vez del acompañamiento de la familia a sus hijos, Zas destaca la importancia del vínculo que debe establecer con la escuela y los maestros, desde una posición proactiva y colaborativa, lo que resultaría de alto beneficio para quienes irán a las aulas.

“Una de las recomendaciones básicas está en particular en la cooperación que debe establecerse con la escuela en estas circunstancias tan complejas, también para la escuela y los maestros, en quienes se va a depositar la alta responsabilidad del cuidado de la salud de niñas, niños, adolescentes y jóvenes que van a estar en esas instituciones”, insistió.

Por ello, recomienda una coparticipación y que se sume a la búsqueda de soluciones para garantizar el cuidado de la salud en las diversas edades y etapas del desarrollo psicológico en que se encuentran.

A juicio de la psicóloga, “es un momento en verdad muy importante para nuestra sociedad, no va a dejar de ser preocupante ni estresante, no se va realmente a realizar de un modo igual para todas las familias, hay quienes van a tener toda la confianza en la institución escolar –por confianzas establecidas con anterioridad o no–, puede haber otros que no sienten seguridad y habrá padres que irán observando la situación y en dependencia de esto, irán tomando la decisión.

“Es un proceso muy complejo, pero hay que tener confianza en que hemos enseñado bien a nuestros hijos en este tiempo que hemos estado como familias en la casa, modelando con ellos cómo cuidarnos y eso va a tener un efecto en los estudiantes”, indicó.

Para Zas, los niños son increíbles, capaces de cuidarse, protegerse, de decirles a otros niños cómo hacerlo; e insistió en tener confianza en lo hecho hasta ahora, en el aprendizaje que ellos han realizado de esta realidad vivida durante tanto meses y transmitirles a ellos esta seguridad y que solo ellos van a ser los dueños de su salud y de su cuidado.

Foto: Unicef Cuba