Organización, eficiencia y exigencia. A ser garantes de esos pilares llamó Fidel Castro a los primeros 93 presidentes de Consejos Populares durante el masivo acto que oficializó su fundación el 10 de octubre de 1990, en esta capital.
Treinta años después, esa instancia hecha de y para el pueblo, continúa impulsando desde la base el quehacer coherente con los principios básicos del socialismo: la solidaridad, la voluntad política y sobre todo la salvaguarda de la Revolución.
Con motivo del arribo de este trigésimo aniversario, Tribuna de La Habana conversó con Daniel Morales Aguilera, fundador de los Consejos Populares, en la comunidad de Santa Fe, municipio de Playa.
¿Bajo qué circunstancias nacen los Consejos Populares, por qué eran importantes y cómo se articulan sus objetivos fundacionales con sus responsabilidades actuales?

—Nacen 14 años después de la creación de las Asambleas Municipales del Poder Popular y en ese momento quedaba una especie de espacio vacío entre estas instancias y los delegados, que además necesitaban más apoyo para su trabajo. Esa fue una de las principales circunstancias que motivó su surgimiento. De tal manera los presidentes de consejos populares, gracias a la autoridad embestida por Fidel y el Consejo de Estado, podían actuar rápidamente en la base, obviando los trámites burocráticos hacia la Asamblea Municipal y su comité ejecutivo.
“Esa misma fuerza con que se actuó al inicio debe acompañar hoy a quienes tienen esa responsabilidad y eso se traduce al estar en la calle todo el tiempo, chequeándolo todo, estableciendo una estrecha relación entre los factores de la comunidad para que cada uno de ellos sienta lo mismo que los demás, que las entidades administrativas tengan sentido de pertenencia con las comunidades en las que están enclavadas y en eso juega un papel fundamental la dirección de los consejos populares”.
¿Qué criterios primaron para la elección de aquellos primeros compañeros?
—En sentido general se midió nuestro sentido humanista, prestigio entre la población, capacidad profesional, entrega y amor por este trabajo, tener liderazgo, ser revolucionario, demostrar sentido de pertenencia y visión de futuro, además de gozar de buena salud para desempeñar las tareas.
“Esos mismos deben ser los principios que deben regir cuando se elija hoy a una persona para estar al frente de un consejo popular, porque es importante tener en cuenta que será alguien necesariamente confiable, en la cual la comunidad deposite sus inquietudes y tenga capacidad de gestión suficiente para satisfacerlas. También es muy importante conocer el área donde va a radicar, sus principales características y en ese mismo sentido, amarla profundamente”.
La Habana necesita con urgencias esos conceptos que nuestro líder histórico reclamaba en 1990 para el enfrentamiento actual a la COVID-19. ¿Cómo valora el desempeño de los presidentes de Consejos Populares en esta gran batalla?
—El desempeño ha sido correcto, pero debemos tener en cuenta en todo momento que también es importante velar por la calidad y eficiencia de los servicios a la población, el estado de ánimo de nuestros electores, la situación con la vivienda, la distribución y venta de materiales para la construcción en los rastros, el abasto de agua, la eliminación de los microvertederos.
Si tuviera que realizar un balance evaluativo de este tiempo, ¿cuáles serían sus principales satisfacciones?
El recuento de estos 30 años de labor me deja el agradable sabor de, a pesar de haber atravesado por algunas dificultades, los consejos populares siguen ahí, que muchas de las cosas que impulsamos en el inicio aún funcionan ahí, tener hoy el reconocimiento de la población en la comunidad y, por sobre todas las cosas, haber cumplido con la idea genial de nuestro Comandante en Jefe y con las expectativas de mi pueblo.