Una nueva etapa se perfila en el horizonte habanero; el arribo inminente a la nueva normalidad aguarda por el cumplimiento de los indicadores establecidos (cantidad de PCR realizados y tasa de incidencia por 100 000 habitantes), que en La Habana se manejan de acuerdo a sus especificidades socio demográficas, según fue reafirmado en la comparecencia especial de Miguel Díaz-Canel, Presidente de la República, y Manuel Marrero, primer ministro, en el programa Mesa Redonda.
La capital de Cuba, que a partir del próximo lunes, 12 de octubre, arribará a la fase tres de la etapa de recuperación pospandemia, se prepara para asumir ese reto. Muchos de sus ciudadanos opinan que ya era hora de “abrir”, pues la economía así lo necesitaba y fue ese uno de los principales factores a tener en cuenta para comenzar la reactivación de los servicios a nivel de país.
Sin embargo, es la estabilidad epidemiológica alcanzada la mayor razón de peso para la toma de tales decisiones.
Eugenia Pérez, jubilada, señala que de frente a ese tránsito, su mayor preocupación es el comportamiento de los jóvenes, de quienes reclama aún más disciplina, mientras su hija María, es de la opinión de aguardar un poco más, pero las dos coinciden en que la mayor garantía es la autorresponsabilidad de todos.
Fermín López, artesano, asegura temer a un nuevo rebrote; “el mes pasado los casos aumentaron notablemente, es necesario prepararnos para que no nos suceda lo mismo”, dijo.
En tanto Maribel Fonseca, estudiante de preuniversitario, asegura estar feliz de regresar a clases el próximo noviembre después de tantos meses, sabe que el uso del nasobuco y las soluciones cloradas para la desinfección de manos garantizan no tener retrocesos.
A desechar los paternalismos y terminar de asumir el enfrentamiento a la COVID-19 como una tarea individual desde lo colectivo, llamó Esther Yero, bibliotecaria, mientras respalda las decisiones del Gobierno cubano, con la confianza de que solo el análisis atinado y las pruebas científicas concluyentes permitieron asumir el desafío que comprende comenzar el camino hacia la nueva normalidad.
Las aglomeraciones en las colas, los tumultos colosales que se ven por la TV. Son un pastel de almendras para la propagacion del Coronavirus