Algo  muy  curioso  –y  tal  vez  digno  de  estudio–,  sucedió  en  el  hotel  Paseo  Habana,  de  la  cadena  Islazul.  Hasta  finales  de  junio  acogió  viajeros  varados  por la pandemia, de varias nacionalidades, entre  ellos  argentinos,  chinos  e  italianos.  Aunque duchos en atender clientes internacionales, la prolongada estancia, fuera de lo habitual, obligó a reinventarse: crearon ciclos de menú, clases de tango y salsa y torneos de juegos de mesa.

Tras  60  días  de  encierro,  con  el  colectivo reducido al mínimo y sin dejar de brindar un servicio personalizado y de calidad, la partida generó lágrimas. Pero, como hay un  momento  para  cada  cosa,  estar  vacíos  otra vez permitió retomar, con mayor profundidad, la inversión que le devuelve viejos atributos a la casona y le otorga nuevos.

Vendrán tiempos mejores

En la instalación ubicada en 17 y A, en el Vedado,  no  se  duda  que  vendrán  tiempos  mejores. Para ese instante, laboran en tanto lo permiten las medidas de cada fase de enfrentamiento al nuevo coronavirus.

De  acuerdo  con  Hugo  Capote  de  León,  director  del  complejo,  que  comprende  al  Hostel  Vedado  Azul  y  a  lo  que  serán  Los  Portales  de  Paseo,  al  no  tener  clientes  –en  un hotel con una buena ocupación a lo largo  del  año–,  era  un  buen  momento  para,  además del restaurante, el bar, el vestíbulo y la tienda, entrar también en habitaciones y baños.

Es impresionante como un cambio de color puede modernizar un sitio. Además, explicó, en las habitaciones se ha optimizado el espacio, quitando el exceso de muebles, innecesarios para este tipo de operación.

Foto: Raquel Sierra

La   inversión   comprende   asimismo   la   sustitución  de  las  redes  eléctricas  y  sanitarias,  así  como  de  los  muebles,  producidos  por  la  industria  nacional. 

Según  Miguel  García,  inversionista  de  la  Sucursal  Habana  de  Islazul,  el  proceso  inversionista  aporta  mejoras  operacionales  y  de  satisfacción de clientes y, a su vez, genera un importante  ahorro  de  portadores  energéticos,  debido  al  “cambio  de  aires  acondicionados,  con  de  más  de  diez  años  de  explotación y de alto consumo, el cambio de las  luminarias,  reducir  un  30  %  el  consumo de energía eléctrica, además del ahorro de  agua  por  la  instalación  de  muebles  sanitarios  de  consumo  mínimo  y  el  cambio  de tuberías con salideros”, destacó García.

Por  otra  parte,  apunta  Capote,  no  han  dejado de brindar comidas y algunas bebidas a la población, con precios moderados, cumpliendo un compromiso social. “El 10 de octubre cumplimos diez años, y para esa fecha queremos terminar varios espacios,  incluidas  habitaciones”,  precisó  el director.

Estar en Prado, un atributo

El  hotel  Caribbean,  de  38  habitaciones,  pudiera  pasar  inadvertido  para  no  pocos.  Sin embargo, con la inversión, esta casa de dos estrellas introduce mejoras que apuntalan su calidad y valorizan su mayor atributo: la ubicación en el Prado habanero.

Foto: Raquel Sierra

Jorge  Luis  Barrenechea  Peláez,  director  del  hotel  desde  enero,  aseguró  que  en  la  instalación  se  ha  intervenido  en  la  recepción, el Café del Prado, el bar y los cuartos, con  cambio  de  decoración,  mobiliario  e  iluminación, que sin duda lo rejuvenecen.

Como  en  otras  instalaciones  del  grupo,  la  inversión  la  asumen  fuerzas  de  una  empresa  del  Fondo  de  Bienes  Culturales  de  Holguín. “Concluidas  las  acciones  en  las áreas comunes y listas las habitaciones prototipo, ya puede avanzarse en el bloque habitacional, incluidos  sus  pasillos”,  dijo  Barrenechea.

“Aunque  el  Caribbean  no  puede  ser  un  tres estrellas por el tamaño de las habitaciones, sí se le incorporan varios servicios propios  de  instalaciones  de  mayor  estándar,  una  política  que  defiende  Islazul,  y  que  lo  pone en mejores condiciones para su explotación, una vez se reanude el turismo internacional”, indicó Ahasel Velázquez Martínez, especialista comercial de la sucursal.

“Cuando  los  clientes  regresen,  van  a  ver  prácticamente  otro  hotel”,  opina  Magdalis Guerra, comercial del hotel de Prado y Colón.

Mirada panorámica

De  acuerdo  con  Carlos  Manuel  Cabanes  Rivero, director general de la Sucursal Habana  de  Islazul,  el  grupo  actúa  en  correspondencia  con  las  etapas  de  la  epidemia  y  en más de una a la vez. De este modo, a la par de las inversiones, “que permitirán que nuestras  instalaciones  tengan  una  imagen  del  todo  renovada,  con  proyectos  de  ambientación, decoración, mobiliario y nuevas tendencias para el confort”, se ha mantenido la operación, en apoyo al enfrentamiento a la pandemia.

Por ejemplo, en el hotel Bruzón se alojan las tripulaciones responsables de los traslados humanitarios hacia las provincias (altas médicas,  arribos  al  país  pasada  la  cuarentena),  mientras  otros  como  San  Alejandro,  Bella  Habana  y  Lido,  han  acogido  a  tripulaciones médicas de los hospitales donde se atiende a pacientes con COVID -19, y el Tulipán, también a los colaboradores de la brigada Henry Reeve.

A la par de inversiones y operación, dijo Cabanes,   el   grupo   trabaja   la   obtención   para los hoteles de la licencia y la certificación  de  un  turismo  más  higiénico  y  seguro, que permita darles seguridad a los clientes  y  en  nuevas  propuestas  de  excursiones  y  pasadías  para  cuando  se  pueda  reanudar  el  turismo  nacional  e  internacional,  todo  ello, sin descuidar el estricto cumplimiento de las medidas sanitarias para prevenir el  contagio  en  los  colectivos  laborales  del  grupo.