Es incuestionable la seguridad que reciben de los turistas de cualquier parte del mundo cuando arriban a Cuba. La Habana, en particular, los atrapa en una mezcla de sentimientos vividos a través de su historia. El puerto de la capital de la Mayor de las Antillas resulta un encuentro directo, con más de cinco siglos de historia, y la posibilidad de encontrar las motivaciones de los residentes en la provincia donde se encuentra, la cual concentra el núcleo de los más importantes centros de investigaciones del archipiélago, cuyos resultados han sido mostrados al mundo en la batalla contra la Sars Cov2, y la enfermedad de la COVID-19.

La confirmación de la compañía de cruceros Fred. Olsen Cruise Lines, con sede en el Reino Unido, para considerar a La Habana sede de embarques y desembarques, en la temporada 2021-2022 en el Caribe, es una respuesta sólida de esta naviera frente a las vigentes presiones del gobierno de Estados Unidos que ha reforzado el genocida bloqueo impuesto hace casi seis décadas, con la administración de Donald Trump. El comunicado añade que la capital cubana siempre ha brindado una gran satisfacción y obtenido buenas puntuaciones en cuanto a la acogida de los clientes, “así que es estupendo ofrecerles más oportunidades para conocerla”.

Cuando el 18 de marzo, en medio del clímax de lucha contra la COVID-19, la aceptación de las autoridades cubanas para garantizar la evacuación de los 682 pasajeros y 381 tripulantes del crucero británico MS Braemar, de la compañía Fred. Olsen Cruise Lines, dejaba una profunda huella en el mundo que precedía la salida de brigadas del Contingente Henry Reeve, de colaboración médica, hacia varias naciones, incluidos países de Europa como Italia, donde el coronavirus dejaban luctuosas imágenes de féretros que serían cremados por el ejército.

Foto: Tomada de Cubadebate

Cuba demostraba una fortaleza reconocida en su sistema de salud y de las investigaciones biofarmacéuticas, entre otras destinadas a la búsqueda de medicamentos contra enfermedades virales y otras patologías. Logros que, precisamente por aquellos días, intentaban censurar desde los grandes medios de información controlados por los intereses de la Casa Blanca.  Por entonces, una muestra de esta solidez se iniciaba desde el puerto del Mariel, en la provincia de Artemisa, a menos de 50 kilómetros del centro de la capital cubana, con una operación sin antecedentes en los rescates marítimos, en medio de la pandemia del siglo XXI.

Las palabra del director administrativo de la naviera, Peter Deer, lo confirman: “Su apoyo no será olvidado. Desde lo más profundo de mi corazón, gracias”. Fred. Olsen Cruise Lines está relanzando sus itinerarios para el venidero año por el Caribe para ofrecer dos tipos de experiencia vacacional: una para clientes que buscan refrescarse y “recargar las pilas” con un poco de sol en invierno, y otra para quienes buscan sumergirse en la historia y la cultura de la Isla que visitan.

Tampoco pueden olvidarse las del canciller del Reino Unido, Dominic Raab, quien agradeció –por entonces- al Gobierno de Cuba por permitir el atraque de un crucero británico afectado por la COVID-19, y ayudar en la repatriación de sus pasajeros y tripulantes. “Hablé dos veces, durante el fin de semana, con el ministro cubano de Relaciones Exteriores, y estamos muy agradecidos al Gobierno cubano por permitir de forma rápida esta operación, y por su estrecha cooperación para asegurar que sea un éxito, afirmó Raab, en su alocución en el Parlamento británico.

De esta forma se cumple la promesa de muchos de los cruceristas, impresionados y agradecidos, por la acogida de las autoridades y el pueblo cubanos. “¡Regresaremos!”.