Aspectos positivos y negativos de cara a mejorar el servicio eléctrico de la población y la funcionabilidad de la Empresa Eléctrica de La Habana fueron debatidos en un detallado balance de la gestión en el segundo trimestre del 2020 de esta organización.

Su director, el ingeniero Mario Castillo Salas, explicó que cuando se evaluaron los resultados obtenidos el pasado año, fueron identificadas tres cuestiones fundamentales que afectaron el desempeño de la empresa: la accidentalidad, relacionada a su vez con la seguridad de los trabajadores; los hechos extraordinarios, vinculados al control interno en las Oficinas Comerciales en especial, y el cumplimiento de las pérdidas eléctricas, donde se labora con mucha fuerza a partir de que el Consejo Energético Nacional ha incorporado este asunto de la atención a las ilegalidades y el robo de electricidad como un tema de máximo interés, pues posee un componente de combustible que tributa, de forma importante, a las pérdidas económicas del país.

De estos aspectos nos hemos ocupado, de manera muy intencionada en el 2020, asegura Castillo, con planes especiales, programas y acciones concretas que permitieran revertir la situación.

Mario Castillo Salas, director de la Empresa Eléctrica de La Habana Foto: Agustín Borrego Torres

No debe olvidarse que esta empresa está enfrascada en cuatro objetivos esenciales que van desde aumentar la efectividad de la gestión del capital humano, a través de una adecuada política de seguridad y salud en el trabajo; elevar la eficiencia haciendo usos de los sistemas de gestión y las nuevas tecnologías; mejorar la calidad del servicio eléctrico mediante la implementación de un sistema integral de atención al cliente que permita elevar su grado de satisfacción y consolidar el control interno, de recursos materiales y financieros de acuerdo a la legislación vigente.

Al cierre de este primer semestre no existen accidentes mortales ni con implicaciones graves para la salud. De igual manera, no han ocurrido hechos extraordinarios o de corrupción, “que provocasen que la organización se vea perjudicada en sus valores y el prestigio que ha alcanzado en el territorio; (…) y seguimos, con paso firme, mejorando la calidad del servicio a pesar de las condiciones provocadas por el bloqueo y la COVID-19”.

En la cita también se conoció que, por primera vez en los últimos tres años, se cumple lo planificado en las pérdidas eléctricas, o sea, la diferencia entre la energía que entra a la ciudad y la que se factura. “Todavía los valores siguen siendo muy altos”, expresa el directivo, quien aclaró que entre el 12 y el 14% son pérdidas tolerables; estaba planificado 18.75% y La Habana cerró con 18.66%.

El tiempo de interrupción al usuario, cuyo compromiso es que no sea mayor a 6,49 horas en el semestre, disminuyó en un 22% con respecto al pasado calendario. “Esta es la respuesta de los trabajadores eléctricos en tiempos de pandemia”, recalcó.

Sin embargo, en comparación con 2019, aumentó el número de equipos rotos producto a las interrupciones, dadas principalmente en las instalaciones de servicio, las acometidas y metrocontadores por falsos contactos en las redes eléctricas y árboles caídos.

“La interrupción provoca una afectación del servicio y en algunos casos daño a la propiedad material. Los equipos se indemnizan por alguna de las tres variantes existentes: reparar, reponer a partir de que los tengamos disponible en nuestros almacenes o indemnizarlo mediante un cheque para que esa familia pueda ir a adquirirlo a la red minorista”, enfatizó el director.

Son 30 días como promedio para contemplar estos casos y el tiempo para atender a las quejas generales de la población no debe exceder las 2,5 horas y su respuesta en una semana como máximo. A su vez, deben ser 10 días para la ejecución de aumento de capacidades, nuevos servicios y variados de lugar; el cambio de titularidad se lleva a cabo en la misma jornada que se solicita.

Con referencia al enfrentamiento al nuevo coronavirus, en las Unidades de Básicas de Producción (UEB) se toman todas las medidas sanitarias y de seguridad para que no se enfermen los más de 4000 trabajadoresen la ciudad. “Las 24 horas del día, los siete días de la semana tenemos que estar listos para enfrentar cualquier fenómeno que se le cree”, agregó.

Foto: Agustín Borrego Torres

Inversiones dirigidas a garantizar la infraestructura eléctrica se tienen en cuenta pues la empresa no ha contado con los recursos materiales necesarios para continuar trabajando en el programa de rehabilitación de redes de la capital. Los esfuerzos están encaminados al diagnóstico y mantenimiento, de manera que estos programas suplan los otros y al final obtener los mismos resultados, con índices menores de interrupciones y afectaciones.

Se han mejorado las condiciones de subestaciones y modernizado el alumbrado público como el perteneciente a ocho avenidas de San Miguel del Padrón, Arroyo Naranjo, Plaza de la Revolución y La Habana del Este.

Dentro de las proyecciones se encuentra continuar las labores en el alumbrado y las redes eléctricas, mejorar el encadenamiento con la industria nacional y utilizar con énfasis el intelecto de los trabajadores.

La llamada al ahorro estuvo implícita en la reunión debido que los combustibles fósiles que se adquieren son a un costo bien alto y en monedas y mercados difíciles de acceder.

En correspondencia con las indicaciones del país no se está cobrando electricidad de manera normal,“pero llegará el momento en que tengamos que recaudar toda esa energía que no se ha pagado y que se encuentra acumulada en muchos hogares”.

Las condiciones están creadas para mantener los servicios en agosto y los directivos de la Empresa Eléctrica de La Habana piden al pueblo el desplazamiento de las cargas, es decir, que las personas y los centros de trabajo desplace sus consumos de los horarios picos.