Ha llovido, afirman algunos, y llevan razón, pero las estadísticas indican que no lo suficiente. Otros, entre aquellos, aseguran que lo de la sequía resulta un mero cuento, y estos sí están equivocados rotundamente, en tanto tienen un visión distorsionada de la realidad.
En lo que va de año solo durante el mes de mayo las precipitaciones superaron la media histórica para este periodo (157 mm de 112), sin embargo, junio, tradicionalmente el más húmedo, terminó con 172 mm, cuando habitualmente se acerca a los 210 mm. Y para colmo de males, desde el punto de vista del crecimiento de las reservas acuíferas, el agua no cayó en los lugares donde más podía ayudar.
Sin embargo, el comportamiento climático de los últimos días ha permitido una recuperación a nivel de país, todavía ligera, pero con tendencia a mejorar, aunque tres provincias del sur oriental de la Isla (Granma, Santiago de Cuba y Guantánmo), a pesar de discretas resarcimientos, no han logrado dejar atrás sus respectivas críticas situaciones, relación que incluye a La Habana, en occidente, la cual, desde el punto de vista vista de las reservas y el impacto en los consumidores, clasifica como la más golpeada.

La capital entró al 2020 en desventaja, después de despedir el año precedente con el mayor déficit de precipitaciones entre todos los territorios del país. Y en los siete meses tanscurridos de enero a la fecha, tampoco figura entre las provincias más favorecidas.
En consonancia, de los acuíferos de abasto subtérraneos, solo Cuenca Sur, exhibe niveles de consideración (normal ascendiendo). De los tres restantes, Ariguanabo presenta llenado desfavorable, pero en ascenso; desfavorable y descendiendo, Almendares-Vento, mientras que Jaruco, aunque estable, es el único crítico.
Por su parte, el complejo de presas Coca-zarza-Bacuranao, -única fuente superficial vinculada al consumo social, en este caso a los pobladores de los municipios del este-, también deja ver un panorama comprometedor, con acumulados por debajo del 25%.
Todo ello se traduce, en un adeudo total en el suministro –por diferentes razones-, superior a los 2 600 l/s, de los cuales, 1 943 l/s guardan relación con la sequía, y afectan a cerca de medio millón de personas, quienes reciben el agua en carros cisternas o sufren dilataciones en los ciclos de entrega o ven reducidas las horas de servicios.

                                            
                                            
                                            
                                        
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